La artillería naval es el conjunto de armas de guerra de un buque pensadas para disparar a largas distancias empleando una carga explosiva impulsora.
EL ESTADO DE LA ARMADA AL INICIO DEL ALZAMIENTO.
En el momento del Alzamiento militar del 18 de julio de 1936, los hombres y los navíos de la Marina española se repartían entre las bases navales principales de El Ferrol, Cartagena y Cádiz, y las secundarias de Mahón (Menorca), Ríos (Vigo), Marín (Pontevedra), La Graña (El Ferrol) y Puntales (Cádiz). Además de los buques de superficie, la Armada disponía de dos flotillas de submarinos situadas en Cartagena (Murcia) y Mahón, y los aviones e hidros de la Aeronáutica Naval, con bases en San Javier (Murcia) y el Prat de Llobregat (Barcelona).
La situación de los buques de guerra españoles el día del Alzamiento, analizando su armamento artillero y su valor militar, así como mostrar la composición material de las dos Marinas surgidas de la sublevación “nacional y republicana” y su enorme desfase en cuanto a medios de combate, motivo fundamental de todos los pedidos del Estado Mayor de la Armada nacional a sus aliados alemanes e italianos, e incluso portugueses a lo largo de la contienda civil española.
Los buques de mayor porte de la Armada española eran dos acorazados supervivientes del Plan de Escuadra Maura-Ferrándiz, denominados “España y Jaime I”, unos barcos construidos en los astilleros de El Ferrol entre 1.909 y 1.921 y poderosamente artillados, cada uno de ellos con cuatro torres dobles de 305 mm y 50 calibres, veinte cañones antitorpedos de 101, 6 mm y 50 calibres, Marca “E”, además de dos antiaéreos de 76,2 mm y 34 calibres, todos ellos diseños de la casa inglesa Vickers.
Tras los acorazados, la importancia en cuanto a su porte la tenían los cruceros, nacidos a la sombra de la llamada “Ley Miranda” aunque construidos durante la dictadura de Primo de Rivera.
Eran los denominados “Príncipe Alfonso”, más tarde llamado “Libertad”, “Almirante Cervera” y “Miguel de Cervantes” de 7.976 toneladas de desplazamiento y que contaban, cada uno de ellos con ocho cañones Vickers de 152,4 mm y 50 calibres y cuatro antiaéreos de la misma firma de 101,6 mm y 45 calibres, todos ellos fabricados bajo patente en España.
Otros dos cruceros, más antiguos, el “Republica”, anteriormente “Reina Victoria Eugenia” y el Méndez Núñez, más antiguo que los anteriores, estaban aún en servicio y llevaban también como Artillería principal cañones Vickers de 152,4 mm, nueve el primero y seis el segundo, , montando ambos cuatro piezas antiaéreas Vickers de 47 mm, las primeras de esta especialidad que tuvo la Armada en servicio.
Los destructores que habían al comenzar la contienda, eran de dos clases, los más antiguos eran tres unidades de la clase “Alsedo”, construidos en Cartagena entre 1.921 y 1.925, y que montaban cada uno de ellos tres cañones de 101,6 mm y 40 calibres marca “K” y dos de 47 mm “en montaje de gran ángulo”, ambos modelos Vickers. Los más modernos eran catorce unidades de la clase “Churruca”, armados cada uno con cinco cañones ingleses, fabricados con licencia en España de 120 mm y un antiaéreo de 76,2 mm, igualmente diseños de la casa Vickers.
No todos los buques de este porte estaban entregados a la Marina por parte de los astilleros de la Sociedad Española de Construcción Naval (SECN), aunque en la medida en que fue posible se alistaron y entraron en servicio con la Marina Republicana.
Por último, citar los cañoneros y los submarinos tipos “B” y “C” en servicio. Referente a los cañoneros, aclarando que los cinco buques en servicio en 1.936, dos de ellos, los denominados “Laya” y “Lauria”, habían sido construido en Cartagena por la SECN en 1.911 y 1.912 respectivamente. Desplazaban 800 toneladas y montaban cuatro cañones Vickers de 76 mm y dos ametralladoras de 7 mm cada uno. Los otros tres denominados “Cánovas del Castillo”, “Dato” y “Canalejas”, montaban cuatro piezas de superficie de 101,6 mm y dos antiaéreas de 47 mm, ambos modelos idénticos a los emplazados en los destructores clase “Alsedo” .
Los doce submarinos, seis del tipo “B” y seis del tipo “C” montaban un cañón Vickers de 76,2 mm y 45 calibres para tipo antiaéreo y superficie.
Referencia: http://www.gehm.es/siglo-xx/el-tragico-hundimiento-del-submarino-c-4/
Como unidades menores, había veintidós torpederos de la 1ª Clase construidos por la Ley de 7 de enero de 1.908, en la factoría de la SECN de Cartagena. De todos ellos sólo quedaban en servicio once en julio de 1.936 y cada uno portaba tres cañones Vickers de 47 mm y tres tubos lanzatorpedos de 450 mm como armamento principal.
LOS BUQUES DE LA MARINA DE GUERRA Y SU ARTILLERÍA PRINCIPAL:
Tras la sublevación del 18 de Julio, el Gobierno de la Republica ordenó partir a sus bases a la mayoría de los buques que estaban en condiciones de hacerlo y dirigirse a diferentes lugares de la costa española para intentar, con su presencia y sus medios artilleros, aplacar la sublevación y hacer acto de presencia en nombre de la legalidad constituida. El “Jaime I”, los cruceros Libertad, Miguel de Cervantes y Méndez Núñez, y muchos de los destructores tipo “Churruca”, cumplieron las órdenes del Ministerio de Marina y, después de petrolear y alistar a la dotación, salieron a la mar.
La base principal de Cartagena y las secundarias de Mahón, Prat de Llobregat y San Javier quedaron en manos de las fuerzas leales a la República, mientras que las principales de El Ferrol y Cádiz y las secundarias de Marín, La Graña, Ríos y Puntales quedaron en poder de los sublevados. De todos los buques de guerra existente en esos momentos, cincuenta permanecieron en el denominado bando republicano, y treinta y uno en el nacional, como se muestra en el siguiente cuadro:
Los sublevados el 18 de julio solo podían contar con seis buques de porte mediano: el crucero “Almirante Cervera”, el destructor “Velasco” y los cuatro cañoneros “Dato”, “Cánovas del Castillo”, “Canalejas” y “Lauria”. Tanto el acorazado “España” como el crucero “República” estaban pendientes de gran reparación y no podían navegar en esos momentos. Los cruceros “Canarias” y “Baleares” y los minadores “Júpiter”, “Vulcano”, “Marte” y “Neptuno” estaban todavía en construcción; y el resto de los buques eran de muy pequeño porte o nulos como navíos de guerra, caso este último de los buques escuela o del transporte.
Como se ha visto en el cuadro superior, en los primeros momentos los nacionales carecían de submarinos y acorazados, la desproporción en lo que respecta a destructores era abrumadora, once frente a uno, y la desventaja era obvia en cruceros, tres frente a uno, lo mismo que en torpedos, seis frente a cinco. La única superioridad en buques de pequeño porte que tenían los sublevados respecto a los gubernamentales era en lo que concierne a los cañoneros, cuatro frente a uno.
Es evidente la desproporción con la que partían los sublevados en cuanto a medios de combate naval, y fue por ello por lo que los esfuerzos en los primeros momentos se centraron, sobre todo, en obtener ayuda exterior para intentar suplir la carencia casi absoluta de potencia frente a su adversario. Los diversos países que intervinieron en favor de uno de los dos bandos enfrentados fueron: Alemania Italia y Portugal en favor del bando sublevado; y la Unión Soviética en favor del bando republicano.
BIBLIOGRAFÍA:
JOSÉ MARÍA MANRIQUE GARCIA Y LUCAS MOLINA FRANCO. LAS ARMAS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.
2 comentarios en «ESTADO DE LA ARMADA AL INICIO DEL ALZAMIENTO»
Muy interesante y amplio artículo, pero desconocido para mí.
La verdad es que he llegado aquí siguiendo el rastro a los antiguos y en deshuso cañones navales MAXIM-NORDENFELT DE 57MM MOD.B y empleados posteriormente como cañones contracarro por la artillería nacional en la defensa de Granada.
Quisiera saber el destino de los citados cañones para llegar a ese empleo.
Se que muchos fueron destinados a las defensas de puertos.
Muchas gracias pos su atención.
El cañón Maxim-Nordenfelt de 57 mm. modelo B; adquirido a finales del s. XIX para equipar a las dotaciones de artillería hipomóvil en Cuba y Filipinas; En 1938, entre el IX Cuerpo y el XXIII al menos 5 piezas fueron empleadas por el Ejército republicano en Andalucía. Al comienzo de la G.C.E., eran piezas obsoletas o fuera de servicio recuperadas de parques, arsenales, cuarteles y emplazamientos.
Por un artículo muy antiguo se supo de la existencia de uno de éstos cañones en el polvorín de sierra Elvira, en Granada, precisamente cuando se estaba en relación con ésta Unidad a causa del 8,8 cm Flak. En Noviembre de 1995 se iniciaron contactos con el polvorín que confirmó la presencia y modelo del cañón, proporcionó el número y facilitó el trámite de petición. Se pidió oficialmente en Febrero de 1996 y en Marzo se tenía la contestación afirmativa, pero poco después se comunicó que le faltaba el cierre; a pesar de que es un elemento característico y poco corriente, se confirmó la petición. El cañón llegó finalmente el 4 de Julio de 1996, sobre un camión con plataforma de carga desmontable de la AGTP.1 y desde el suelo se instaló con una grúa. Es un Mark.II con afuste naval y frenos de tiro. En el tubo está grabado encima del bloque de culata: NORDENFELT Nº 5263 6 Pr MARK II (6 Pounder). A la derecha del bloque, la palanca de maniobra tiene grabadas sus dos posiciones de Mk.II:
DISMOUNTING OF MECHANISM STOP FIRING
En una chapa ovalada de 77 x 53 mm en el soporte de la empuñadura izquierda del cañón:
VICKERS-MAXIM Nº 7455 PLACENCIA DE LAS ARMAS
Además, tiene el número 7455 grabado en numerosas piezas de la cureña. Esto parece indicar que el tubo es importado y el afuste fabricado en España, o que se han acoplado posteriormente, lo que lo refuerza el que las orejetas de las muñoneras no sean las originales