COMIENZOS DE SIGLO HASTA COMIENZOS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.
A comienzos de siglo XX, la debilitada España, tras el desastre que siguió a las pérdidas coloniales en la guerra hispano-estadounidense de 1898, sumió al país en una honda crisis que afectó a toda la sociedad española y sobre todo a las Fuerzas Armadas y, concretamente, a la Marina, se puede decir que desapareció y a la que se achacaba el fracaso de la guerra.
El régimen de la Restauración se vio muy afectado por la guerra de Cuba, y por la pérdida de la Flota de las colonias. Por lo se inician movimientos regeneracionistas, con grandes aspiraciones y con la mira puesta en un cambio que permitiera España recuperar la confianza en sí misma, y restaurar su posición internacional, que habría de acometerse en todos los órdenes, desde el político al social, pasando por el económico, industrial e intelectual.
Esta situación no cambió en lo sustancial, a lo largo de las primeras décadas del siglo XX, España seguía siendo un país agrario, que no podía competir con otros países en un aspecto global de desarrollo económico, industrial y tecnológico como es el de los buques y las armas navales. También existía la urgente necesidad de contar con una escuadra que le diera un mínimo peso en la política internacional y, simultáneamente, asegurara la defensa de sus costas y archipiélagos de su imperio colonial.
Los intentos de resurgimiento en los comienzos del nuevo siglo no darán un resultado positivo. Los presupuestos se discuten, y a la Marina se la mantiene en entredicho. En el año 1903, siendo ministro de Marina Ferrándiz en el primer gobierno Maura, presentó en las Cortes el 25 de enero de 1904, aproximadamente un mes después de su nombramiento, un proyecto de ley sobre reforma en la organización de los servicios de la Armada y programa sobre armamentos navales, que se limitaba a pedir 1,5 millones de pesetas para la adquisición de «un torpedero sumergible de 100 a 110 tm y 13,5 millones para 12 torpederos de 150 tm, junto otras unidades menores.
Según datos extraídos del libro de Fernando de Bordejé, “Vicisitudes de una Política Naval”, se resumen los principales planes navales proyectados entre 1898 y 1908.
El año 1905 contempló los planes de los ministros Cobián (396 millones, 8 acorazados de 14.000 tm) y Villanueva (400 millones, básicamente el proyecto Cobián). También en este mismo año se produjo la que probablemente fue la más importante transformación en el diseño naval durante toda la época de los buques de guerra dotados de blindaje, la botadura del Dreadnought (acorazado monocalibre).
El año 1906 el ministro Alvarado promulgó un plan de 8,1 millones para construir cañoneros de 800 tm y un buque escuela, este plan tampoco vio la luz.
Los proyectos de reforma naval planteados por sucesivos ministros Cobián, Villanueva, Alvarado y Alba fracasan igualmente. Pero en el momento en que Antonio Maura llegó al poder, el 25 de enero de 1907, uno de los empeños que ya traía era la continuación de los trabajos para la construcción de una nueva escuadra. Para ello vuelve a nombrar ministro de Marina al capitán de navío de primera clase (Contraalmirante actualmente) José Ferrándiz y Niño, que ya había ocupado el cargo en el gobierno de 1903-1904. Consiguen la aprobación de la Ley de Organizaciones Marítimas y Armamentos Navales, de 7 de enero de 1908. Siendo su objetivo más ambicioso que la simple construcción de un cierto número de buques de combate, por muy complejos y novedosos tecnológicamente que pudieran ser. La ley tenía varios propósitos:
1.- Obtener las primeras unidades para la flota que se consideraba debía disponer España, sustituyendo la escuadra y buques perdidos en Cuba y Filipinas y renovando las envejecidas unidades heredadas de la época de la Restauración.
2.- Potenciar la industria nacional, tanto la de construcción naval militar como la auxiliar, dejar sentadas las bases fabriles con que plasmar las construcciones previstas en los sucesivos programas navales.
3.- Plantear reformas profundas en la organización del Ministerio de Marina y en la Armada, en los campos de la organización, la gestión y administración y el personal naval.
El plan se estructuraba en seis partes, tres de ellas dedicadas a los trabajos de mejora a realizar en los arsenales, y las otras tres, a la construcción de buques y a la adquisición de armas y equipamientos. El conjunto de buques de combate y auxiliares contemplados en el plan se distribuía en tres rúbricas distintas, según la tabla siguiente:
La ley aprobada, en su parte económica, dedicaba las siguientes cantidades a los distintos asuntos:
La aplicación práctica de la Ley se realizó aproximadamente tres meses más tarde, mediante un concurso dirigido lo que en la actualidad denominaríamos “externalización”. Toda la construcción militar que se desarrollara en España se realizaría a través de la sociedad adjudicataria del concurso, lo mismo se puede decir de las obras, modificaciones y modernizaciones de los buques de la Armada. El resultado del concurso se hizo público el 14 de abril de 1909, siendo adjudicataria la Sociedad Española de Construcción Naval (SECN).
La SECN no se centró exclusivamente en la construcción naval militar. Puso en marcha factorías para suministrar al Ejército piezas de artillería de campaña, antiaérea y de costa, también en asociación con la inglesa Vickers-Amstrong. Para la construcción de artillería disponía de la Factoría de Reinosa y de los Talleres de Artillería de La Carraca.
Casi toda la artillería para la armada montada por los buques fabricados por la SECN se construyó en sus instalaciones o en empresas españolas ligadas al grupo.
Son excepción las piezas de 305 mm de los acorazados de la clase España y la primera torre del crucero Canarias, todas ellas de construcción inglesa. Los principales montajes construidos fueron:
- 203,2 mm/50 cal. Armstrong. Armaban los dos cruceros pesados de la clase Canarias. la primera torre se construyó en el Reino Unido.
- 152,4 mm/50 cal. Vickers. se montaron en los cruceros de las clases Reina Victoria Eugenia, Blas de lezo y Cervera.
- 120 mm/45 cal Vickers. Piezas antiaéreas para los cruceros de la clase Canarias.
- 120 mm/45 cal. Vickers. Dos tipos. Instalados en los destructores de la clase Churruca y los minadores del tipo Marte.
- 101,6 mm/40 cal. Vickers. Dos tipos. En la batería secundaria de los acorazados de la clase España, en los destructores de la Clase Alsedo y en los cañoneros de la Cánovas del Castillo.
- 101,6 mm/45 cal. Vickers. Piezas antiaéreas. En los cruceros de la clase Cervera.
- Cañones Vickers de 76,2 mm 50 calibres.
- Cañones de desembarco Armstrong de 76,2 mm y 17 calibres. Para los cruceros.
- Cañones antiaéreos Vickers de 76,2 mm y 45 calibres. Para los destructores de la clase Churruca.
- Tubos lanzatorpedos para buques de superficie y submarinos, minas submarinas, lanza cargas de profundidad, proyectiles para los buques de la armada, hasta los de calibre 305 mm, reparación de piezas de artillería.
Como consecuencia directa del concurso del contrato firmado con la SECN se construyeron treinta y dos buques de combate:
EN EL ASTILLERO DE FERROL:
Acorazados: España, Alfonso XIII y Jaime I.
La artillería principal de los Acorazados eran ocho cañones Vickers y por Armstrong, de 305 mm. y 50 calibres, montados en cuatro torres dobles, rayado uniforme, una vuelta en treinta calibres, 72 rayas, cierre de tornillo, obturación por galleta plástica. Puntería por anteojos de hasta 21 aumentos, fuego local, 12 disparos por minuto y una dirección de tiro mecánica rudimentaria, pero la primera que tuvimos, sistema ROCORD fabricada por Barr & Stroud por telémetro de coincidencia. Veinte cañones Vickers de 101,6 mm., dos montajes Skoda de 47 mm., dos cañones Vickers antiaéreos de 47 mm. montado en la segunda década , dos cañones de desembarco de 70 mm., y 2 ametralladoras de 7 mm. Maxim, siendo esta su artillería original. Durante la Guerra Civil Española en 1937 modificaron su artillería.
EN LA FACTORÍA DE CARTAGENA:
Destructores: Bustamante, Villaamil y Cadarso.
Su armamento principal eran cinco cañones Vickers de 57 mm/50 cal., y cuatro tubos lanzatorpedos de 450 mm., en montajes dobles y giratorios.
Cañoneros: Recalde, Laya, Bonifaz y Lauria.
Montaban cuatro cañones Vickers de 76,2 mm/50 cal. fabricados en Placencia de las Armas, y dos ametralladoras de 7 mm Vickers.
Torpederos: Denominados 1 a 22, (Los presupuestos para los dos no construidos se dedicaron a la financiación del destructor Velasco).
Iban armados con tres cañones Vickers de 47 mm/50 cal. fabricados en Placencia de las Armas y tres tubos lanzatorpedos (uno sencillo y otro doble) de 450 mm fabricados por la propia SECN.
El 21 de octubre de 1909, Maura presenta su dimisión, y a partir de este momento hasta el comienzo de la I Guerra Mundial, los presidentes de gobierno y ministros de Marina que se sucedan tienen el acierto político de dar continuidad al Programa Ferrándiz, por esta razón se puede hablar de una etapa antes y otra después de Ferrándiz.
Canalejas se convierte en un fiel continuador de la política de Maura y Ferrándiz en Marina, y, en 1911, consigue para el presupuesto del Departamento un incremento del 25% más que en relación con el de 1907. El asesinato de Canalejas, el 12 de noviembre de 1912, frustra un proyecto de construcciones navales que quería ser complementario del de Ferrándiz y que suponía un incremento de la fuerza a flote, obras en los arsenales y bases secundarias. El Plan comprendía la construcción de 3 acorazados, 3 destructores, 6 sumergibles, 9 torpederos y 4 cañoneros.
En octubre de 1913, Eduardo Dato nombra Ministro de Marina a Augusto Miranda, continuando con el plan Ferrándiz. El 7 de mayo de 1914 Miranda presenta a las Cortes una ley de Construcciones Navales, llamado el Primer Plan Miranda de 1914 en el cual se contempló inicialmente, la construcción de dos acorazados, dos cruceros, un cazatorpederos y tres submarinos, pero Miranda decidió retirarlo antes de su discusión para modificarlo radicalmente en vista del estallido de la Primera Guerra Mundial en agosto de ese año.
El 17 de febrero de 1915, S.M. el rey don Alfonso XIII, sanciona la segunda Ley de Escuadra, llamada “Ley Miranda”, marcando un hito en la historia de la Marina, esta ley sirvió también para el nacimiento del Arma Submarina de la Armada.
Las unidades previstas y autorizadas fueron: 4 cruceros rápidos; 6 destructores; 28 submarinos; 3 cañoneros y 18 guardacostas.
Acorazados Rápidos: Méndez Núñez, Blas de Lezo, Príncipe Alfonso y Almirante Cervera.
Destructores: Alsedo, Velasco, Lazaga, Churruca, Alcalá Galiano y Sánchez Barcaiztegui.
Cañoneros: Cánovas del Castillo, Canalejas, y Dato.
Submarinos: De los 28, se adquirieron 4 (3 a Italia y 1 a Estados Unidos) y se construyeron 12 .- 6 Clase “B” (B-1 a B-6); 6 Clase “C” (C-1 a C-6).
El armamento de estos buques, sufrieron muchas modificaciones durante de la Guerra Civil española, donde se describen los cambios realizados.
El incremento de los precios y redefinición de algunos de los buques previstos en el programa de Miranda obligaron al nuevo ministro de Marina José Gómez Acebo, a la ley de 11 de enero de 1922 para asegurar la continuidad de la tarea, así como el Real Decreto de 22 de febrero de 1922, que fijaba los tipos de la segunda pareja de cruceros y del segundo trío de destructores. Con ello se aseguraba el cumplimiento del plan anterior.
La crisis marroquí, que no hacía sino agravar la ya muy tensa situación política interna, condujo a la dictadura del general Primo de Rivera en 1923. Siendo Ministro de Marina, el vicealmirante don Honorio Cornejo y Carbajos, en marzo de 1926 propuso un nuevo programa naval que implicaba la construcción de otro crucero, el Cervantes, y un nuevo trío de destructores, todo ello en un plazo de cuatro años y por un coste de 110.380.000 pesetas, que fue aprobado el día 31 de ese mes y año.
Dada la favorable situación de la Hacienda, y con el apoyo personal de Primo de Rivera, el 9 de julio de aquel mismo año se aprobó uno nuevo, que incluía tres grandes cruceros pesados, otros tres destructores, nada menos que doce submarinos tipo C, dos buques tanque y tres guardacostas de 250 toneladas. La cuestión de los cruceros pesados motivó una seria polémica en la Armada, ya que aunque veloces y con potente artillería, tenían una protección muy escasa, de modo que eran vulnerables incluso a piezas de mediano calibre. Así que se tomó la decisión de dejarlos en dos, Canarias y Baleares, por Real Decreto de 16 de mayo de 1928, y destinar la cantidad asignada al tercero a realizar otros seis destructores, pues dos de los destructores Churruca del primer trío habían sido vendidos a la República Argentina.
Cruceros: Miguel de Cervantes, Canarias y Baleares.
El Crucero Canarias a la finalizacion del Armado:
8 cañones SECN de 203 mm, 8 cañones Vickers BL 4,7″/45 de 120 mm, 3 ametralladoras Flak de 20 mm y 12 tubos lanzatorpedos de 533,4 mm.
Crucero Canarias
El Crucero Baleares tuvo modificaciones en su artillería pero en el verano de 1937 portaba:
8 cañones SECN de 203 mm, una copia del cañon inglés Vickers BL 8″ Mk VIII, 4 cañones Vickers BL 4,7″/45 de 120 mm. 4 cañones 8,8 cm SKC/30 en montaje MPLC/30, 3 ametralladoras C/30 de 20 mm, 12 tubos lanzatorpedos de 533,4 mm y Directores de tiro: EWA y Predictores: AM-17.
Destructores Clase Churruca.- Primera Serie y el Segundo Pedido de esta misma fase: José Luis Díez, Almirante Ferrándiz y Lepanto, Churruca, Alcalá Galiano y Almirante Valdés.
Su artillería tuvieron varias modificaciones durante la Guerra Civil, la original fue: 5 cañones Vickers BL 4.7″/45 cal de 120/45 mm modelo D, 1 cañon Vickers QF 3″ 20 cwt de 76,2 mm AA, 4 ametralladoras Vickers-Maxim modelo 1906 de 7×57 mm, 2 montajes triples de torpedos Whitehead W-533 de 533,4 mm, 2 lanzacargas de profundidad Vickers.
Segunda Serie: Almirante Antequera, Almirante Miranda, Císcar, Escaño, Gravina, Jorge Juan y Ulloa.
En esta segunda serie a lo largo de su existencia aun sufrieron más modificaciones en su artilleria que los de la primera.
Almirante Antequera: En julio de 1936.– 5 cañones Vickers BL 4.7″/45 cal de 120/45 mm modelo F; 1 cañones Vickers QF 3″ 20 cwt de 76 mm AA; 4 ametralladoras Vickers Mk II de 7×57 mm Mauser; 2 montajes triples de torpedos Whitehead W-533 de 533,4 mm; 2 lanzacargas de profundidad Vickers.
Almirante Miranda: En el otoño de 1936.– 3 cañones Vickers BL 4.7″/45 cal de 120/45 mm modelo D; 1 cañon Vickers BL 4.7″/45 cal de 120/45 mm modelo F; 1 cañon Vickers BL 4″ Mk VII/50 cal modelo E de 101,6/50 mm; 1 cañon Vickers QF 3″ 20 cwt de 76,2/45 mm AA; 1 ametralladora Hotchkiss de 13,2 mm; 2 montajes triples de torpedos Whitehead W-533 de 533,4 mm; 2 lanzacargas de profundidad Vickers.
Císcar: En el otoño de 1936.- 4 cañones Vickers BL 4.7″/45 cal de 120/45 mm modelo D; 1 cañon Vickers QF 3″ 20 cwt de 76,2/45 mm AA; 2 montajes triples de torpedos Whitehead W-533 de 533,4 mm; 2 lanzacargas de profundidad Vickers.
Escaño: En el otoño de 1936.- 4 cañones Vickers BL 4.7″/45 cal de 120/45 mm modelo D; 1 cañon Vickers QF 3″ 20 cwt de 76,2/45 mm AA; 1 ametralladora Hotchkiss de 13,2 mm; 2 montajes triples de torpedos Whitehead W-533 de 533,4 mm; 2 lanzacargas de profundidad Vickers.
Gravina: En el otoño de 1936.- 5 cañones Vickers BL 4″ Mk VII/50 cal modelo E de 101,6/50 mm; 1 cañon Vickers QF 3″ 20 cwt de 76,2/45 mm AA
Jorge Juan: En julio de 1938.- 4 cañones Vickers BL 4.7″/45 cal de 120/45 mm modelo F; 1 cañon Vickers QF 3″ 20 cwt de 76,2/45 mm AA; 1 ametralladora Hotchkiss de 13,2 mm; 2 montajes triples de torpedos Whitehead W-533 de 533,4 mm; 2 lanzacargas de profundidad Vickers.
Ulloa: En julio de 1938.- 4 cañones Vickers BL 4.7″/45 cal de 120/45 mm modelo F; 1 cañones Vickers QF 3″ 20 cwt de 76,2/45 mm AA; 1 ametralladora Hotchkiss de 25 mm; 2 montajes triples de torpedos Whitehead W-533 de 533,4 mm; 2 lanzacargas de profundidad Vickers.
Tras el golpe de estado de Primo de Rivera y la desintegración del régimen monárquico de S. M. Don Alfonso XIII en España vino a unirse la crisis económica mundial de 1929, agravándose, con el conocido resultado de la proclamación de la II República el 14 de julio de 1931. Durante la segunda república, se continúan las construcciones en curso, pero no se encargan nuevas, ya que los planes navales republicanos no fueron muy ambiciosos.
Siendo Ministro de Marina el farmacéutico José Giral Pereira, el plan de construcciones navales de Giral, de 30 de agosto de 1932, se basaba solo en la construcción del futuro submarino D-1, designandose este proyecto Sigma II, y autorizandose en septiembre de 1932. Plan reducido a la construcción , para el que se presupuestaron 17.402.000 pesetas, que solo pudo ser terminado tras la Guerra Civil. También se encargaron dos aljibes de 800 toneladas.
Siendo ministro de Marina durante la Segunda República Juan José Rocha García, se crea el Plan de Rocha García, de 19 de enero de 1934, convertido en Ley el 27 de marzo de ese año, que incluía dos minadores (Júpiter y Vulcano) por 32 millones de pesetas, dos nuevos submarinos D por 34.800.000, un planero, el Malaspina de 6.700.000, y 2.160 minas y 325 torpedos, aunque las primeras quedaron en 455, y la compra a la CAMPSA del petrolero Plutón.
El Armamento inicial del Minador Júpiter fue: 4 cañones Krupp de 10,5 cm L/45 en montaje C/30; Directores de tiro EWA y Predictores: AM-17.
El Armamento inicial del Minador Vulcano fue: 4 cañones Vickers de 120/45 mm modelo F; 2 cañones de 8,8 cm SKC/30 en montaje MPLC/13; 3 ametralladoras C/30 de 20 mm; Lanzador de minas (Vickers-Elia-H-16-A, Vickers H-5, EME, “Carbonit”, EMC II, EMD, Vickers H-2 y Motala); Directores de tiro EWA y Predictores: AM-17.
El Plan de construcciones Royo Villanova, por Ley de 16 de julio de 1935, que autorizaba la construcción de otros dos minadores, (Marte y Neptuno), así como diversas partidas de munición.
El Armamento inicial de los Minadores Marte y Neptuno fue: 4 cañones Vickers de 120/45 mm modelo F y Lanzador de minas (Vickers-Elia-H-16-A, Vickers H-5, EME, “Carbonit”, EMC II, EMD, Vickers H-2 y Motala).
El de Salas o Azarola (se les pueden atribuir a cualquiera de los dos) de 11 de enero de 1936, por el que se encargaban dos destructores más, (Álava y Liniers), y dos nuevos cañoneros minadores, (Eolo y Tritón), por 55 millones entre todos, aparte de seis barcazas carboneras y petroleras, así como un remolcador, que sumaban otros 6.300.000 pesetas.
El Armamento Original de los Destructores Liniers y Álava fue: 4 cañones 120 mm/45; 2 cañones Rheinmetall-Borsig AA 37 mm; 3 cañones AA de 20 mm; 6 tubos lanzatorpedos de 533 mm (2 × 3); 2 morteros; 1 varadero para cargas de profundidad.
Modernizado: 3 cañones 76,2 mm/50 Mk34 DP; 3 cañones 40 mm/70 Bofors AA; 2 canastas Mk 4 para torpedos ASW Mk 32 325 mm; 2 erizos Mk 11 ASW; 8 morteros Mk 6 y 2 varaderos Mk 9 para cargas de profundidad.
El Armamento de los Minadores Eolo y Tritón fue: 4 cañones de 105/43,5 mm; 4 cañones de 37/80 mm AA; 2 morteros; 1 varadero para cargas de profundidad y 70 minas.
BIBLIOGRAFÍA:
Antonio de la Vega Blanco: El Plan de Escuadra Maura-Ferrándiz.
Francisco Javier Álvarez Laita: Implicaciones industriales del Plan de Escuadra Maura-Ferrándiz.
Revista de Historia Naval Año XXXI 2013 Núm. 122; Retornos Industriales de las inversiones de los Planes de Escuadra.
Agustin Ramon Rodriguez Gonzalez: La Reconstrucción de la Escuadra (Planes Navales Españoles 1898-1920).
Planes Navales Españoles entre 1898 Y 1936: Fallidos, Aprobados y Grado de Cumplimiento.
Miguel Ángel Serrano Monteavaro: Los planes navales de principio de siglo. Aspectos políticos.
Antonio de la Vega: La recuperación naval; Planes de Maura y Ferrándiz.
Armada Española; Proyectos de principios de siglo, Capítulo I; La Marina del siglo XX.
Otras páginas web:
Wikipedia. La enciclopedia libre.
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huelvabuenasnoticias.com
envisitadecortesia.com
La Guerra Naval Española (1910-1917) https://sites.google.com/site/buquesgce/http://tecnologia-maritima.blogspot.com.es/2013/08/el-legendario-crucero-canarias-c-21.html