La artillería naval es el conjunto de armas de guerra de un buque pensadas para disparar a largas distancias empleando una carga explosiva impulsora.

DE LA PÓLVORA Y TODAS SUS PARTES

polvora
polvora

DE LA PÓLVORA Y TODAS SUS PARTES.

El principal agente y el alma, por decirlo así, de todas las partes de la Artillería es el cuerpo mixto o compuesto de otros tres que llamamos pólvora. Los tres cuerpos que componen la pólvora son el salitre, el azufre y el carbón.

DEL SALITRE.

Salitre es una de las muchas sales que en varias partes nos presenta la naturaleza y palpable como la harina, escarcha o pequeños copos de nieve sobre la superficie exterior de muchas firmes e incultas, sobre las rocas de las montañas, y los muros y paredes de los edificios.

Esta sal, de color blanquecino, llevada a la lengua se liquida con la humedad de la saliva, y deja un gusto que participa de amargo, salado y algo picante. Como apenas existe sal ni cuerpo alguno en completo estado de pureza, resulta que este salitre suele estar mezclado con otras sales, sustancias y tierras, que le prestan sus varios colores. Siendo preciso por lo mismo separar de este salitre los cuerpos extraños que lo acompañan, no solo para la composición de la pólvora sino para otros varios usos.

pólvora Salitre

Hablando de esta separación, y del modo de adquirir el salitre en cuanta cantidad se requiera, extrayéndolo de las tierras y demás cuerpos en donde ocultamente se halla depositado, y principalmente robándolo, en cierto modo, al aire atmosférico, que podemos considerar como cuna y receptáculo de salitre.

Esta operación es tanto más necesaria cuanto a que el salitre en cuerpo y visible de que acabamos de hablar, se presenta en tan poca cantidad, que nunca sería suficiente para abastecer las fábricas de pólvoras. Tanto para separar el salitre de las tierras y otros cuerpos que lo contienen, como para extraerlo de la atmósfera, se practica lo siguiente:

Se presentan médanos o montones de tierra bien deshecha y triturada en campo raso a la acción del sol, de los relentes y en general a todos los influjos de la atmósfera por espacio de veinte o treinta o más días según las estaciones. Pasado ese tiempo se revuelve bien el montón de tierra con azadones, palas u otros instrumentos ofreciendo una nueva capa de tierra al influjo de la atmósfera por un espacio de tiempo igual al primero.

Esta operación se repite cuantas veces se considera necesaria para conseguir que todo el montón de tierra esté bastante saturado o cargado de salitre. Hecho esto se transporta la tierra a unas vasijas o cocios, dejando sin llenar la tierra una proporcionada parte superior de ellos para cubrir el agua el tal espacio.

Los cocios, por supuesto, están agujereados; y para que por los agujeros no pueda salir tierra y solo colar el agua, se pone en el fondo de los cocios una capa de paja, esparto u otro material. Los cocios insisten sobre tinas de madera, calderas de cobre, u otros recipientes que reciben agua echada en la parte superior, y que filtra por toda la tierra y coladores. Esta agua de los inferiores recipientes ha extraído considerable porción del salitre que contenía la tierra de los cocios al atravesarla, y lo mantiene disuelto en ella.

Para acabar de quitar el salitre restante a la tierra puede repetirse varias veces la colada. Cerciorados de que ya es poco o ninguno el salitre que queda a la tierra, y que el agua contiene el necesario, se sujeta esta última a la acción del fuego en las mismas u otras calderas, y por medio de la evaporación, exhalada el agua, queda el salitre cuajado, una vez enfriada la mezcla.

Podrá ser que el salitre obtenido por esta primera operación esté aún mezclado con otras sales, grasas y tierras, y para purificarlo se pondrá en otra caldera con cantidad de agua dulce suficiente para disolverlos; se le aplicará continuo fuego, y con una espumadera se le quitará toda la espuma que salga a la superficie. Dejándolo después reposar como unas cuatro horas, según también debió hacerse la primera vez, se conduce el salitre a otras tinas colocadas en paraje fresco, donde al cabo de cuatro o cinco días se halla congelado en forma de radios, claros como si fueran de cristal.

DE LA PROPIEDAD PRINCIPAL DEL SALITRE.

La propiedad principal del salitre, que lo hace útil para la composición de la pólvora, es la de inflamarse y dilatarse con estrepito o detonación en el instante en que se le aplica algún cuerpo combustible encendido o en movimiento ígneo, como leña, carbón u otros semejantes: pero si el salitre se sujeta a la acción del fuego dentro de un caldera, sin el contacto de materia combustible en movimiento ígneo, el salitre ni arde ni detona: y solo se pone en fusión.

COMO SE CONOCE SI ES DE BUENA CALIDAD.

Póngase un poco de salitre sobre una tabla lisa de madera bien seca, y que no contenga resina, y aplicándole un carbón encendido se notará lo siguiente. Si al arder hace ruido o decrepitación como la sal común echada al fuego, indica que no está purificado de toda la dicha sal común, si la llama es espesa y el salitre hace espuma, manifiesta que aun tiene mucha grasa; y si después de consumido el salitre queda la tabla con manchas e inmundicia, da a entender que conserva mucha tierra. Pero si el salitre se consumió todo sin decrepitación y llama blanca, clara y limpia, sin dejar inmundicia, muestra que está bien purificado.

DEL AZUFRE Y SU PRINCIPAL PROPIEDAD.

El Azufre es una sustancia mineral de las muchas que se hallan en las entrañas de la tierra en diferente estado de pureza. Su color en bruto varía según el de las tierras y otros cuerpos en que está mezclado.

La propiedad más marcada del azufre es la de arder siempre que toca el fuego; pero sin estrépito ni detonación, ni consumirse prontamente. En virtud de lo cual sirve para la composición de la pólvora; y para comunicar la llama a otros cuerpos combustibles. A este efecto suelen bañarse y revertirse con azufre pajas, pequeñas cañas de cáñamo, y torcidas de algodón o lienzo, que tomando la llama por medio del azufre, pueden conservarla más duradera y constante que el solo azufre, que la da tenue y expuesta a apagarse por el embate del viento.

pólvora Azufre

Esta proporción que tiene el azufre para encenderse y conservar la llama, unida a la abundancia en que se halla en las entrañas de la tierra, produce varios fenómenos.

Los manantiales de aquellas aguas calientes que vemos salir humeando y casi hirviendo, deben el calor a su tránsito por las cercanías de los fuegos producidos y alimentados por azufre. La erupciones de algunos volcanes, y también temblores de tierra, pueden tener lugar con motivo del agua reducida a vapor, o dilatación de otras sustancias, causadas por las hogueras, abrigadas en las concavidades de la tierra, y sostenida por la combustión del mismo mineral.

DE LA PURIFICACIÓN DEL AZUFRE Y PARAJES DONDE SUELE ENCONTRARSE MÁS PURO.

Para purificar el azufre de la grasa y tierra que contiene se pone al fuego, después de molido, en vasijas de cobre o de barro vidriado, y cuando hierve se le echa sal amoniaco que hace subir la grasa, la cual se procura espumar con cuidado, y la tierra que contiene cae al fondo de la vasija.

Cuando ya no tiene grasa que extraer se echa en unas tinas de figura de cono truncado, y si después de cuajado en su color amarillo fino, y roto manifiesta en lo interior un vacío en forma de roseta, es señal de que está purificado, si no tuviese la concavidad referida y su color tirase a verse, necesitará de mas purificación, siendo el mejor el mas amarillo, mas esponjoso y menos pesado.

También se purifica el azufre por sublimación o exhalación, para lo cual se pone este al fuego en una vasija vidriada, y se cubre muy bien con otra que no lo esté y cada media se muda la vasija superior y se recoge la flor de este mineral que queda pegada a ella.

Cuando se quiere mayor cantidad de azufre así purificado, se coloca en un horno en una especie de crisoles, de los cuales, teniendo cada uno un conducto o cañón que va a comunicarse con otro que sale fuera del horno, por este último se recoge la flor o parte más pura que se sublima o volatiliza en polvo por los canales del crisol. De esta operación resulta el mejor azufre para la pólvora, pero no está en uso por más costosa y prolija.

DEL CARBÓN Y SU MEJOR CALIDAD PARA LA PÓLVORA.

El tercer ingrediente para la composición de la pólvora es el carbón, su naturaleza, uso y efectos son tan notorios, que excusan casi su definición, y así ateniéndonos a lo que se observa cuando se le aplica el fuego, diremos que el carbón contiene una sustancia aceitosa o inflamable, y mucha tierra.

pólvora Carbon

En virtud de la primera arde al contacto del fuego, y lo conserva hasta consumir dicha sustancia combustible; como a efecto y resultado de la segunda deja el carbón, después de arder, la ceniza o tierra que contiene, como otro de sus principios. El carbón más a propósito para la pólvora es el que se hace de las cañas del cáñamo llamadas cañamisas y demás leñas ligeras, como varas de sauce mondadas, adelfa, mimbres, sarmientos y otras.

No por esta general preferencia que se da al carbón formado de las citadas leñas, debe considerarse menos propio para fabricar pólvora el carbón de álamo blanco, encina y otras maderas duras; pero la menos facilidad que presta para ser pulverizado, y la opinión de que el carbón de estas leñas duras se halla mezclado con muchas materias groseras que impiden su pronta inflamación, nos conduce a desecharlo en parangón con el primero. Puede servir para conocer la buena calidad del carbón la observación de que después de molido no se apelmace ni presente partículas relumbrantes, sino un negro muy subido.

DEFINICIONES

Libroantiguo
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DEFINICIÓN DE LA PALABRA ARTILLERÍA, Y DE LAS PRINCIPALES PARTES EN QUE ESTA FACULTAD SE SUBDIVIDE:

Por la palabra Artillería se entiende generalmente aquella facultad que no solo trata de fabricar la pólvora, construir y manejar los fusiles, cañones, morteros y demás armas de fuego, sino también los cohetes y otros fuegos artificiales de que hacemos uso en la guerra, y en la sociedad para el recreo.

La extensión que con el discurso del tiempo ha sido preciso dar a varias partes de la Artillería, ha obligado a clasificarlas separadamente, y a darles distintos nombres, como también a sus profesores. En consecuencia respecto a que los hombres, sin más auxilio que el propio de sus manos, manejan fácilmente los fusiles, escopetas, pistolas y otras armas de chispa que en la actualidad constituyen la principal parte de la armadura o armamento del soldado, se denominan Armeros sus fabricantes, Fusileros o Escopeteros los que los manejan, y Armerías los edificios y sitios donde estas armas de chispa, juntamente con otras blancas, se depositan.

Por el mismo estilo la parte de la Artillería que se ocupa de la construcción de los morteros y de su uso, sirviéndonos de ellos para lanzar los proyectiles huecos que llamamos bombas, toma el nombre de bombardería, y se da a sus profesores el de bombarderos.

La otra parte, que tiene por objeto la formación y disparo de los cohetes, tanto de tierra como el aire o varilla con luces, truenos o sin ellos, y que también da reglas para la composición de varios mixtos por cuyo medio se forman vistosos fuegos de variadas luces, y con especialidad las de los globos llamados carcazas, que sirven de noche para iluminar la campaña, toma el nombre de Pirotecnia, y sus profesores unas veces el de Pirotécnicos, otras el de Coheteros, y no pocas y con más propiedad el de Polvoristas, porque al fin su principal trabajo consiste en la composición de los varios mixtos más adecuados, según las circunstancias, para alterar los naturales efectos de la pólvora.

De suerte que la palabra Artillería, bajo la cual hemos comprendido la reunión de todas las partes de que acabamos de hablar, suele también servir particularmente hablando, para significarnos aquella sola parte de esta facultad que se ocupa de la formación y uso de los cañones, propiamente dicho, de distintas longitudes y calibres; y los individuos que con preferencia a otros ramos de la Artillería se ejercitan en su manejo, llevan el nombre de Artilleros, por razón de la clase particular a que su carrera corresponden.

OBJETO DE ESTE TRATADO

Colegio
Colegio

DEL OBJETO DE LA COMPOSICIÓN DE ESTE TRATADO.

Aprobado por el Rey nuestro Señor en 8 de Octubre de 1825 el Reglamento provisional para el establecimiento y gobierno del Colegio Real y Militar de Caballeros Guardias Marinas, propuso el Excmo. Sr. D. Juan María Villavicencio, como a Capitán General de la Real Armada, con arreglo a los artículos 128 y 129 de dicho Reglamento, la formación de tres breves tratados o Cartillas de Artillería, Maniobras náuticas y Táctica naval para la enseñanza de los Guardias Marinas embarcados.

Tratado Villavicencio1
Excmo. Sr. D. Juan María Villavicencio de la Serna
http://ancienhistories.blogspot.com/2016/01/capitanes-generales-de-la-armada_27.html

Al poco de esta propuesta, una reunión de los antiguos batallones de Infantería de Marina con las brigadas de Artillería del mismo Cuerpo, formando de ambos uno solo, denominándose Brigada Real de Marina, ocurrió la necesidad de la formación de un Tratado de Artillería de mar suficientemente extenso para el estudio de dicha Real Brigada, destinados principalmente a la guarnición de los buques, impuestos en todos los ramos de la Artillería, por ser esta arma no solo la principal, sino casi la única del uso de a bordo en el ejercicio de la guerra.

Esto sirvió mandar a S.M. que se formase este Tratado de Artillería sin perjuicio de extender la Cartilla para uso de los Guardias Marinas, los cuales no necesitan hacer un estudio extenso de la facultad como los artilleros de profesión, mayormente cuando el uso de los cañones, morteros y demás armas de fuego está tan ligado a las maniobras en los combates de mar, que es imposible verificar una cosa sin tener conocimiento de la otra.

Las variaciones y adelantamientos en el ramo de artillería se presentan de muchos años a esta parte, que si no lo vemos realizados en nuestros días, en el crecido numero que es de desear, consiste en los grandes gastos que se deben hacer para asegurar un buen resultado, mediante repetidas experiencias. Los morteros por ejemplo han sido de un uso indispensable hasta ahora. Sin embargo, las ventajas que presentan los cañones, especialmente así llamados, para la dirección de los proyectiles de todas clases por los diversos ángulos de elevación y depresión, respecto al horizonte, que conviene dar a las piezas, claman para que se reemplacen los morteros por los cañones en el disparo de las municiones huecas. Esto se consigue por medio de los obuses y cañones llamados a la Villantroys y a la Paixhans, nombre de sus inventores, construyendo las bombas y granadas sin boquillas ni espoletas salientes, concéntricas y en un todo esféricas como las bolas.

TRATADO DE ARTILLERÍA POR D. FRANCISCO CISCAR

Tratado
Tratado

TRATADO DE ARTILLERÍA DE MARINA POR DON FRANCISCO CISCAR, BRIGADIER DE LA REAL ARMADA, EDITADO EN 1.829.

INTRODUCCIÓN.-

Apenas hay autor de Artillería que en la introducción a su obra no trate de la invención de la pólvora, y de la determinada época en que se comenzó a hacer uso de los cañones en las acciones de guerra. Esto se reduce a que por los años de 1.350 un religioso de la Orden de San Francisco, llamado Berthold Schwartz, de nación alemana, machacando dos mixtos en un mortero, notó con pasmo la repentina inflamación de la mixtura y su fuerte explosión.

También advierten que este descubrimiento se debe a principios de siglo XIII a otro religioso franciscano inglés Rogero Bacon. Y el Sr. De Montucla supone que la pólvora y su modo de obrar fue conocido de cierto autor griego de nombre Marco, que lo describe en una obra titulada “DE COMPOSITIONE IGNIUM”.  En las Memorias de la Real Academia de la Historia: 1805 (XXXVIII, [2], 63, VIII, 85, 84, 34, 73 p.): Volumen 4. dice:  «Algunos autores creen que la pólvora es mas antigua, y que lo que Rogero Bacon refiere de ella lo tomó de un griego anterior llamado Marco, autor de una obra intitulada de Compositione ignium. En efecto, en ninguna parte se puede hallar, dice el señor de Montucla, una descripción mas circunstanciada de la pólvora, que en la obra del citado griego: en ella se encuentra señalada, con la misma exáctitud que en nuestras recetas, la dosis de cada uno de los ingredientes de que se compone la pólvora, con la qual fabricaban entonces voladores y petardos; cuya descripcion se encuentra tambien en la expresada obra con una claridad que no dexa duda. La noticia de esta obra, de su autor y del que la poseia en manuscrito, la anunció al público el señor de Plot, en el nuevo suplemento al diccionario de Bayle; pero mientras no consten con evidencia las circunstancias del expresado manuscrito, las de su autor, la edad en que escribió, y el tiempo á que se debe referir el uso de la pólvora en los voladores y petardos que describe, parece que no hay fundamento decisivo para despojará los árabes de la preferencia y primacía en el uso, y, conocimiento de la pólvora, de que hacen repetida mencion en sus historias: lo que se aclarará é ilustrará enteramente, luego que se dé á la prensa el segundo tomo de la Biblioteca Arabigo-Española, donde se debe publicar un tratado sobre la antigüedad, y uso de la Artillería y pólvora entre los árabes, que existe manuscrito en la librería del Escorial». D. Vicente de los Ríos dice que no consta el año de publicación de la citada obra de Marco, y por lo mismo queda en duda si sus conocimientos fueron anteriores o posteriores a los de los religiosos franciscanos antes citados.

Tratado ufano

En cuanto al uso de la Artillería afirma Diego Ufano en su Tratado de Artillería, que se empleó por primera vez en el año 1.366, en una guerra entre genoveses y venecianos en el sitio de Claudia Fosa, que los venecianos trataban de reconquistar, y los alemanes prestaron dos cañones en el acto del sitio. El transcurso de solo dieciséis (16) años desde la invención de la pólvora por el alemán Bertoldo Schwartz, y su aplicación a la Artillería por personas de su misma nación, hace muy verosímil esta opinión de Ufano. Otros no obstante aseguran que en el año 1.312 Albaluadid, Rey moro de Granad, llevó ya Artillería al sitio de Baza, y que según Zurita en sus Anales de Aragón, también el Rey de Granada condujo cañones para sitiar a Alicante en 1.331, y que los moros de España defendieron con Artillería la plaza de Algeciras, sitiándola el Rey D. Alfonso Onceno en 1.343.

Con estas noticias anteriores del uso de la Artillería entre los árabes españoles, que se leen en Zurita y el Padre Mariana, célebres historiadores españoles, no han dudado en opinar que la pólvora y su uso, con aplicación a la Artillería, tuvieron lugar entre los árabes, muchos años antes que aquellos en que florecieron los religiosos franciscanos.

El Sr. Montucla que cita la obra del griego Marco acerca de la “COMPOSICIÓN DE LOS FUEGOS” (“DE COMPOSITIONE IGNIUM”), llama la atención de cualquier persona versada en Historia antigua y de la Edad media, que pueda hablar del prodigioso fuego griego, que para lanzarlo a tal distancia, se valían de tubos o cañones arrojándolos a soplos o mediante aire empujado. Con este fuego incendiaron los griegos una numerosa flota de los árabes, cuya quema frustró los esfuerzos de estos conquistadores del mundo entonces conocido en aquella parte del Imperio romano de oriente, y prolongó dilatados años en Constantinopla el cetro de los sucesores de Constantino su fundador. Consecuentemente pudo muy bien pasar a manos árabes, este fuego griego, averiguada ya su composición, debiendo su origen al mixto de la pólvora.

En orden a su antiguo uso entre los chinos son de parecer también los más de los autores que asciende a la más remota antigüedad. Refiriéndose Diego Ufano en su Tratado de Artillería a una relación de fray Andrés de Aguirre, Provincial de los Agustinos en las Islas Filipinas, dice que la invención de la pólvora y uso de la artillería tuvieron principio en el Imperio Chino, por los años ochenta y cinco (85) de nuestra Era cristiana, habiendo sido su inventor el Emperador o Rey Vitey, quien primero la empleó contra los tártaros y en la conquista de las Indias Orientales. Para recurrir Ufano a esto, de que siendo tan antiguo el uso de la Artillería entre los chinos no hubiesen tenido conocimiento alguno, sus vecinos en toda Asia, África y Europa, acude a la ley gubernativa del Emperador o Rey Tesineson, en la que prohibió, bajo pena de la vida y confiscación de bienes, que dejaran su patria, y menos aun poner los pies en los Reinos y Provincias circunvecinas.

El alto grado de crédito que da el agustino fray Andrés de Aguirre, de la perfección a que han llevado los chinos la Pirotecnia para la vistosa formación de fuegos artificiales, puede considerarse respecto a las demás operaciones que se hacen con la pólvora y artillería, concluyendo con el alto grado de perfección en que están siglos en la China los fuegos de artificio, la antigüedad que tendrá en aquel Imperio el uso de la pólvora y de la artillería.

Como quiera sea de la época de la invención de la pólvora y artillería, lo cierto es que de varios siglos a esta parte son las armas de fuego, y con especialidad los cañones y morteros, los instrumentos principales que deciden la suerte de la guerra; y por eso acostumbraban con razón varios fundidores poner en el cuerpo exterior de tales piezas, además de las armas Reales el mote de la última razón o alegato de los Reyes, y también el de Rayos de los Reyes ofendidos.

GONZALEZ HONTORIA

Gonzalez Hontoria-2
Gonzalez Hontoria-2

JOSÉ GONZÁLEZ HONTORIA:

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El Mariscal de Campo de Infantería de Marina y Brigadier de Artillería González Hontoria, nace en Sanlúcar de Barrameda el 21 de julio de 1840 y falleció en Carabanchel (Madrid) el 14 de junio de 1889. 

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la introducción del rayado del ánima y las mejoras tecnológicas, traen consigo numerosas innovaciones que provocaron una auténtica revolución. En los buques, el montaje de piezas de retrocarga tenía la ventaja de no precisar sacarlas de batería para introducirles el escobillón y proceder a la carga.

En España, la Armada se retrasó en la adopción de este material, y en 1870 se interesaba por un proyecto de cañón de hierro fundido de 25,4 cm, concebido por el artillero José González Hontoria, considerado uno de los mejores diseñadores de cañones de su época, programando diversos tipos de cañones, a los que se le denominaron “Trubia y González Hontoria”. La construcción de un ejemplar en Trubia, fue el primero que se fundió allí por el procedimiento Rodman. Presentó entonces un proyecto de sistema completo de artillería naval, ya de retrocarga, que La Llave consideró modesto, por que no contaba con ninguna pieza francamente perforante.

El sistema González Hontoria aspiraba conseguir una artillería  propia de la Armada, que hiciera posible prescindir de la del Ejército en la dotación de botes y equipos de desembarco. Así, su sistema reunía piezas de los calibres de 20, 18, 16, 12, 9 y 7 cm.

Las piezas de 20, 18, 16 eran de hierro fundido por el procedimiento Rodman, con doble tubo de acero, las de 12 y 9 de hierro, zunchado, sin entubar y la de 7 cm. de acero, sin zunchar. El sistema incluía la transformación de los cañones Barrios de 22 cm., en calibre 18 cm., y Rivera de 20 cm. y Vigodet-Alcón de 16 cm. Nº 1, en calibre 16 cm, haciendo aprovechables aquellas piezas que no habían sido transformadas por el sistema Palliser. Todas las piezas de este sistema era de retrocarga, con cierre de tornillo tipo De Bange y fueron adoptadas por R.O. de 24 de septiembre de 1879.

De cada calibre, se fabricaron en Trubia dos ejemplares para ser probados y, habiendo dado buen resultado, se procedió a la fabricación corriente de algunas de ellas.

En 1883, González Hontoria presentó un nuevo sistema que comprendía cañones de acero de 12, 16, 18, 20, 24, 28 y 32 cm, autorizándose la fabricación experimental de las piezas de 12 y 16 cm. en el Havre, por la firma Forges et Chantiers de la Mediterranée. Las piezas dieron un resultado que se dice sorprendió a los mismos franceses y así se adoptó el sistema como “modelo 1883”, añadiéndose posteriormente una pieza de 14 cm.

Adoptado el sistema, la producción de piezas sistema González Hontoria en astilleros privados como los del Nervión y Portilla & White, fue consecuencia del programa naval iniciado con la Ley Rodríguez Arias (1887), un intento de liberarse de la dependencia extranjera, que no llegó a conseguirse plenamente, solo un 40% del valor de los cañones pesados, y un 80% de los pequeños se fabricaba en España, con un 60% como media.

El sistema Gonzalez Hontoria quedó retrasado hacia los años 90 cuando apareció la artillería de tiro rápido. La transformación de la reforma a este sistema requería fundamentalmente pasar de albergar las cargas de proyección en saquetes, a cartuchos metálicos, lo que implicaba la modificación de los cierres de los cañones. Dichos cierres se convirtieron en una pesadilla para las dotaciones, originando muchas averías y accidentes.

Dicha transformación a tiro rápido de piezas González Hontoria, que la Marina calificó “de carga simultánea”, se ven reflejadas en la adopción reglamentaria, en 1892, del cañón de 12 cm., “modelo 1883”, transformado a carga simultánea por Joaquín Rodríguez Alonso. Por R.O. de 22 de junio de 1893 lo fue la transformación del cañón de 7 cm. “modelo 1883”, obra de Antonio Sarmiento y, en 1894, se transformó el cañón de 14 cm. “modelo 1883”, según proyecto de Ramón Albarrán, mejorando los dispositivos de fuego eléctrico y de percusión, modificando también el ánima para hacerlo de carga simultánea.

CAÑONES DE DISEÑO NACIONAL:

SISTEMA GONZÁLEZ HONTORIA.-

  • Cañón de hierro zunchado, 20 cm. Md. 1879.
  • Cañón de hierro zunchado, 18 cm. Nº1 Md. 1879.
  • Cañón de hierro zunchado, 18 cm. Nº2 Md. 1879 (Transf. del Barrios 22 cm.).
  • Cañón de hierro zunchado, 16 cm. Nº1 Md. 1899.
  • Cañón de hierro zunchado, 16 cm. Nº2 Md. 1879 (Tranf. del Nº2 Rivera 20 cm.).
  • Cañón de hierro zunchado, 16 cm. Nº3 Md. 1879 (Transf. del Nº1 de 16 cm.).
  • Cañón de acero 12 cm. Md. 1879 montaje Vavasseur.
  • Cañón de acero 9 cm. Md. 1879 montaje de corredera.
  • Cañón de acero 7 cm. Md. 1879, montaje de corredera o con ruedas desembarco.
  • Cañón de acero 32 cm. Md. 1883, montaje torre de barbeta Canet.
  • Cañón de acero 28 cm. Md. 1883, montaje torre de barbeta Canet.
  • Cañón de acero 24 cm. Md. 1883, montaje Vavasseur giro central.
  • Cañón de acero 20 cm. Md. 1883, montaje Vavasseur giro central.
  • Cañón de acero 18 cm. Md. 1883.
  • Cañón de acero 16 cm. Md. 1883, montaje Vavasseur giro central.
  • Cañón de acero 14 cm. Md. 1883, montaje corredera, giro central.
  • Cañón de acero 12 cm. Md. 1883, montaje Vavasseur giro central.
Hontoria Poligono

 La Marina, tras efectuar en 1930 en la Batería de Experiencias de Torregorda importantes obras de modernización, y a propuesta de su entonces jefe Don José María Fernández de la Vega Lombau decide cambiarle la denominación a la Batería, llamándose desde entonces “Polígono González Hontoria” gracias lo cual ha quedado perpetuado su nombre, hasta que en 1999 se integra formalmente cuando se crea el actual Centro de Ensayos de Torregorda (CET), dependiente del INTA. 

La R.O. de 12 de marzo de 1891 dispuso: “S.M. El Rey (q.D.g.) en su nombre la Reina Regente del Reino, de conformidad con lo acordado por ese Consejo en pleno, se ha servido disponer que los restos mortales del Mariscal de Campo de Infantería de Marina, Brigadier de Artillería de la Armada, D. José González Hontoria, sean depositados en el Panteón de Marinos Ilustres, cuando las prescripciones sanitarias lo permitan”.

Hontoria Sepulcro-Gonzalez-Hontoria

El día 9 de julio de 1907 llegó por fin ese momento, quedando sus restos depositados en una urna en el sepulcro que estaba preparado junto a los de Méndez Núñez y Laborde.

Al morir González Hontoria se continuó durante muchos años artillando nuestros buques con sus cañones de diversos calibres, 64 buques en servicio con un total de 326 cañones Hontoria, siendo la prueba más evidente del convencimiento de los altos mandos de la Armada y de los técnicos españoles, que por primera vez España contara con una artillería naval de fabricación propia superior a la de otros países.

Cañones Hontoria de diversos calibre, montados en los buques:

hontoria Calibre-Cañones

BIBLIOGRAFÍA:

ARTILLERÍA DE RETROCARGA EN LA ARMADA. PRIMERA ÉPOCA, 1879-1895: http://www.catalogacionarmas.com/public/13-retrocarga-marina-1879-95.pdf

PAZ GARCÍA DE PAREDES RODRÍGUEZ DE AUSTRIA. LA ACTIVA VIDA DE GONZÁLEZ HONTORIA: http://www.armada.mde.es/archivo/mardigitalrevistas/cuadernosihcn/16cuaderno/01cap.pdf

IGNACIO GARCÍA DE PAREDES BARREDA. LOS CAÑONES HONTORIA EN LOS BUQUES ESPAÑOLES: http://www.armada.mde.es/archivo/mardigitalrevistas/cuadernosihcn/16cuaderno/04cap.pdf

INTA. SUBDIRECCIÓN DE SISTEMAS TERRESTRES: http://www.inta.es/opencms/export/sites/default/INTA/es/quienes-somos/historia/la-subdireccion-de-sistemas-terrestres/

FOTO GONZALEZ HONTORIA: https://desanlucar.blogspot.com.es/2008/02/jos-gonzlez-hontoria.html

 

MECANISMOS DE ÉMBOLO

embolo
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MECANISMOS DE ÉMBOLO.-

Todo mecanismo de esta clase consiste en hacer movible el fondo del ánima formando parte de un émbolo y asegurar la posición de dicho fondo en su sitio, una vez cargado el cañón, por cualquier medio mecánico que satisfaga a las condiciones expuestas anteriormente.

Algunos sistemas de los comprendidos en este grupo son:

Sistema Navarro Sangran:

Este sistema consiste el medio (fig. 125a) en suprimir el cascabel y taladrar la culata, pasando a través de esta en dirección del eje del ánima, un vástago o varilla de hierro, a cuyo extremo anterior va un platillo o disco también de hierro batido de superior calidad, que avanzando hasta la misma noca de la pieza, pueda recibir la carga y arrastrarla consigo hasta el sitio que debe ocupar.

émbolo Navarro

El mayor inconveniente de este sistema, es que en un fuego vivo el calor que adquiere el disco puede ser por si suficiente a la deflagración de la pólvora, y esta fue sin duda la causa de no persistir en las pruebas, quedando la idea sin aceptación.

Sistema Engstrom:

Este ingenioso mecanismo es debido al teniente de navío sueco Engstrom. El cañón (fig. 125b), barrenado en toda su longitud, afecta a la parte posterior del ánima tres formas completamente distintas: tronco-cónica, cilíndrica y la también cilíndrica de menor diámetro, pero con dos canales, rectas a los costados que ocupan cada una la extensión de un cuadrante. El émbolo termina en una parte tronco-cónica, que se ajusta exactamente a la correspondiente del ánima y la base anterior está vaciada formando un casquete o semiesfera cóncava, que constituye el fondo de la recamara.

émbolo Engstrom

La parte posterior restante del émbolo, es cilíndrica, con dos filetes rectos de las mismas dimensiones que las canales que hay en la parte posterior del ánima. El vástago del émbolo pasa a través de un abertura practicada en la pieza “T” y tiene las maniguetas con que se maneja, fijando su posición cuando conviene por medio de una tuerca atornillada en el extremo roscado de dicho vástago. Dicha pieza sirve para contener el émbolo cuando se atrae, y pudiendo después girar la charnela sobre uno de sus costados, deja expedita la entrada del ánima para poder cargar la pieza. La obturación se obtiene por medio de un anillo expansivo de cobre que, ajustado en la parte posterior de la recamara contra la unión de ésta con el émbolo, si dilata en el acto del disparo y evita la salida o escape de los gases de la carga y sus perjudiciales efectos.

MECANISMOS A ROSCA

retro
retro

MECANISMOS A ROSCA.-

El medio que más prontamente se ocurre al tratar de cerrar por uno de sus extremos un tubo o cañón en toda su longitud taladrado, es el de hacerlo con una pieza o culata roscada, que permita abrir o cerrar dicho extremo, según convenga. Pero este medio tan sencillo, ofrece el gravísimo inconveniente del tiempo que hay que invertir enroscar y desenroscar la culata, teniendo como no puede menos la extensión indispensable al esfuerzo que ha de soportar en el acto del disparo.

Sistema Armstrong:

rosca Amstrong

Los cañones Armstrong, a cargar por la culata, son de dos sistemas diferentes; de tornillo y de cuña. El primero se aplica a las piezas de menor calibre de a 40 libras, y el segundo a las de mayor. El ánima puede considerarse dividida en tres partes. La recamara que no está rayada y tiene un diámetro igual al cilindro que forman el fondo de las rayas; el emplazamiento del proyectil, cuyo diámetro es un poco mayor que el del ánima fuera de rayas; y el resto, que lo constituye propiamente el ánima, con un diámetro un poco agrandado, para preparar la marcha del proyectil antes de entrar en las rayas, comprimiendo su envuelta de plomo hasta dejarla a su diámetro ligeramente menor que el fondo de las rayas.

Sistema Withworth:

Este sistema para cerrar el ánima, adoptado en algunos de sus primeros cañones, está reducido a una tapa o roscado interiormente, que juega dentro de un anillo sujeto a un costado de la pieza sobre el que puede girar la charnela, y se atornilla en el extremo roscado de la culata, dando movimiento a la referida tapa por las manivelas en que termina. Este sistema fue abandonado después de los primeros ensayos.

rosca Whithworth

Sistema Blakely:

Con objeto de remediar el inconveniente del mayor tiempo que se necesita para cerrar la culata a rosca, sin privarse por esto de las ventajas que tiene, Blakely propuso la pieza-culata tronco-cónica roscada, con la que se consigue prontamente el engrane y desengrane de los filetes en la parte roscada interior del cañón, pudiendo después retirar la pieza-culata haciéndola correr a lo largo de una rama o tirante, que colocado en la parte inferior del cañón paralelamente al eje, se extiende lo preciso para el juego de la expresada pieza, cuya base está dispuesta para recibir un platillo obturador que se oponga a la salida de los gases.

rosca Blakely

Sistema Castman:

Con el mismo fin que Blakely, para cerrar a rosca la culata del cañón sin invertir el tiempo necesario para conseguirlo con un tornillo ordinario, presentó el americano Castman un medio fácil, sencillo y acertado. Consiste este enroscar como de costumbre el hueco donde ha de engranar el tornillo en que termina la pieza cilíndrica con que se cierra la culata; hecho esto, se divide la circunferencia de la tuerca en seis partes iguales, y haciendo desaparecer tres de ellas, alternada y longitudinalmente, los filetes correspondientes, queda así compuesta de tres partes lisas y tres roscadas, se sujeta a la misma operación el tornillo de la pieza o tapa de culata, y claro está que si presentamos las partes roscadas de este, frente a las lisas de la tuerca, podrá introducirse de una vez sin dificultad, y haciendo después girar la pieza de culata un sexto de vuelta, las partes roscadas del tornillo engrana con las de la tuerca , quedando el cierre efectuado con la misma seguridad que si hubiera entrado girando.

rosca Castman

Sistema Francés:

El hueco de la culata, que es un cilindro de acero fundido, están roscados presentando tres campos lisos y tres con filetes alternadamente. A la extremidad posterior de la tapa se ha adaptado una manivela, en cuya base hay un asa o empuñadura fija sólidamente al tornillo de culata. A la parte anterior de este se asegura un platillo cilíndrico porta-obturador de acero, cuyo platillo puede girar libremente alrededor de su eje, y tiene en la cara anterior un saliente circular plano que sirve para colocar y centrar el obturador.

rosca Frances

Sistema Plasencia:

No existe, en rigor, novedad alguna en este sistema, es simplemente la aplicación del francés o mejor dicho del Castman a los cañones cortos de pequeño calibre y de acero para el servicio de montaña, introduciendo algunas modificaciones en los detalles con el fin de asegurar y facilitar su manejo.

MECANISMOS DE CUÑA Y DOBLE CUÑA

Cuña
Cuña

MECANISMOS DE CUÑA Y DOBLE CUÑA.-

Los mecanismos cuña y doble cuña consisten  por lo general, no solo en barrenar la pieza en toda su longitud, sino también en practicar un taladro en la parte posterior, perpendicularmente al eje, en cuyo taladro entra la cuña o doble cuña, con la que ha de cerrarse el ánima una vez cargado el cañón. En los sistemas de esta clase ha de ser la cuña fuertemente comprimida en el acto de hacer fuego, sin que esta circunstancia sea después un inconveniente para poderla retirar con la indispensable facilidad.

Sistema Cavalli:

El ánima del cañón, cilíndrica en toda su longitud y abierta por la culata está taladrada en sentido perpendicular, o sea paralelo al eje de muñones, por una cavidad de sección rectangular. La referida cavidad está dispuesta para recibir una pieza llamada cuña (fig. 127 y 128), con la que se cierra perfectamente el ánima por la parte posterior, permitiendo su forma se le ajuste y fuerce cuando es preciso, a fin de no dejar paso a los gases que provengan de la combustión de la pólvora.

cuña Cavalli1

La cara anterior de la cuña, una vez colocada es perpendicular al eje del ánima, y la posterior, inclinada respecto a ésta en 1/8 que es el coeficiente  del rozamiento entre el hierro forjado y el fundido. Las superficies de contacto entre la cavidad transversal del cañón y la cuña deben engrasarse de vez en cuando, para facilitar la introducción y extracción de esta última en el acto y después de cargar.  Colocada la cuña en su debida posición antes del tiro, su cara anterior se apoya directamente en un anillo de cobre, en que terminan las paredes del ánima por esta parte, y el cual sobresale hacia atrás unos siete milímetros aproximadamente.

cuña Cavalli

Para evitar la acción inmediata sobre la cuña de los gases de la carga, se interpone un pequeño cilindro de fundición tapón o culote, que por su cara anterior presenta una cavidad en forma de casquete esférico, y por la posterior un encastre, donde con media vuelta se atornilla un vástago de hierro que sirve para colocarlo y extraerlo. Cargada la pieza o sin cargar, se cierra por la parte posterior de la culata con un tapón o sombrerete de hierro convenientemente asegurado.

Sistema Kreiner:

Dividida el ánima del cañón en tres partes de distinto diámetro, corresponde la primera a la extensión que ocupan las rayas; la segunda al sitio donde se coloca la carga, y la tercera o posterior, de forma prismática exteriormente, es la destinada a recibir el mecanismo de cierre.  Se compone el mecanismo de dos partes que son: las cuñas, que en contacto con sus superficies y deslizándose la una sobre la otra, pueden anular el viento, obteniéndose un ajuste perfecto.

cuña Kreimer

Para dar movimiento a las cuñas, sirve la manivela de bronce que entra a rosca en el pistón o tornillo en que termina la cuña posterior, al mismo tiempo que los filetes longitudinales que tienen aquellas, corren por las ranuras o canales de conducción de su alojamiento. La cuña como partes esenciales, además de los brazos y vástago, el disco y el resalte para hacer avanzar y retroceder la cuña posterior, anulando el viento y limitando el adelanto de la anterior u obturatriz por medio del disco y la salida, con el tornillo de tope que engrana en la ranura y que a este objeto tiene la posterior.

 Sistema Krupp:

Considerado muy justamente como uno de los más perfectos el sistema Krupp, es bastante parecido al prusiano, del que se diferencia esencialmente por ser la cuña de una sola pieza, y por la aplicación del anillo obturador de Broadwell, cuyos resultados son inmejorables.

El cañón está taladrado de uno a otro extremo de su eje, y la parte posterior o culata es prismática con una cavidad, cuya cara anterior, paralela al eje de muñones y perpendicular al del ánima, sirve de alojamiento a la cuña.

cuña Krupp

Dicho alojamiento tiene dos ranuras y la porción de una tuerca abierta en el macizo de la referida culata. En comunicación con la recamara, hay un rebajo donde se adapta a presión el anillo obturador de Broadwell.

Siendo esféricas las superficies en contacto de recamara y anillo, por cuya ingeniosa disposición, aunque éste se inclinase algún tanto, aquellas quedarán siempre ajustadas. La cuña se construye de una sola pieza de acero y está formada de una parte cilíndrica y de la prismática, que es verdaderamente la que constituye la cuña.

La cara anterior de la cuña tiene un estuche o mortaja donde se ajusta y coloca el platillo obturador, el cual lleva en su base anterior un rebajo de cierta profundidad y de un diámetro algo mayor que el de la recamara, y en la opuesta un pequeño hueco donde penetra una espiga que hay en la cuña.

Sistema Broadwell:

Después de lo dicho con respecto al sistema Krupp, solo basta ver las figuras 165 y 166, para observar las ligeras variaciones que ofrece el de Broadwell, consistiendo la más esencial en la forma de la cuña o pieza de cierre y en carecer el taladro o huevo de carga, de la virola o tubo que tiene el de Krupp. El husillo de la referida cuña parece que no tiene el filete cortado, y el conjunto es indudablemente más sencillo y aceptable si en el servicio ofrece la misma seguridad.

cuña Broadwil1

MECANISMOS DE CERROJO.-

Los mecanismos de cerrojo son tan semejantes a los de cuña, que unos y otros suelen designarse indistintamente por sistemas de cuña y cerrojo; sin embargo, el verdadero cerrojo debe ser cilíndrico, haciendo su posición invariable con auxilio de una rosca o de otra manera pronta, sencilla y fácil de manejar.

Sistema Wahrendorff:

El sistema o retrocarga propuesto en Suecia por el varón Wahrendorff, al mismo tiempo que el de Caballi, está reducido a un cilindro obturador, que se introduce por la culata en dirección del eje de ánima de la pieza, sujetándola en esta posición por otro cilindro que atraviesa el cañón perpendicularmente al primero y lo retiene contra el esfuerzo de los gases de la pólvora. A pesar de su sencillez que a primera vista ofrece este sistema, es evidente que no puede manejarse con la prontitud necesaria.

cuña Wahrendorff

El cañón está barrenado en toda su longitud desde la boca a la culata, en cuya extensión presenta tres partes de distinto diámetro; la primera de menor calibre, comprende la longitud de las rayas, y es propiamente dicho el ánima, la segunda de mayor diámetro que ésta, y a la que está unida con una ligera inclinación cónica, sirve de emplazamiento a la carga; y la tercera, de mayor diámetro que las precedentes, forma el extremo posterior de la culata y facilita el manejo que la carga y mecanismo de la pieza requieren para su uso.

Para cerrar el ánima por la parte de la culata, como muestran las figuras 137, 138 y 139, de hierro, asegurada por medio de una clavija, que puede girar a charnela sobre el cuerpo de la pieza, permitiendo por una abertura rectangular, el paso de las ramas o parte prismática del cilindro del obturador, después de extraído el transversal, quedando alojada en su interior la parte cilíndrica, y pudiendo girar así a la izquierda para dejar franca la entrada del ánima.

cuña Wahrendorff1

Este sistema, aunque ingenioso, no reúne la sencillez que fuera de desear, y adolece casi de las mismas contras que la mayor parte de los de su clase, a pesar de lo cual estaba en uso en Prusia en un gran número de piezas de campaña.

PROGRESOS DE LA ARTILLERÍA

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PROGRESOS DE LA ARTILLERÍA HASTA EL SIGLO XIX EN QUE EN EL AÑO 1.860, SE SUSTITUYEN LAS PIEZAS DE ÁNIMA LISA POR LAS DE ÁNIMA RAYADA:

En realidad la auténtica revolución en la Artillería Naval llega en la primera mitad del siglo XIX. En 1.822, el coronel de artillería francés Henri Joseph Paixhans publica el libro “Nouvelle force maritime” donde se preveía que el futuro de las marinas serían los buques acorazados movidos por vapor y de los proyectiles explosivos. Este coronel diseñó el proyectil cilíndrico cargado de explosivo que sustituirían a las viejas balas esféricas y macizas. La primera constatación de esta teoría se produjo en 1.853 cuando la flota rusa, dotada de proyectiles del sistema Paixhans, destrozó a la flota turca en Sinope.

progresos nueva-fuerza-maritima

La Artillería inglesa, después de combatir este adelanto, negando completamente las ventajas adoptadas por el sistema Paixhans, no pudo menos de entrar en la misma vía, adoptando para el armamento de los buques, además de los cañones de a 68 (20 cms).

Nuestra artillería de marina no se ocupó en perfeccionar, como debía, los obuses de Rovira, y en la necesidad de mejorar sus bocas de fuego, copió en parte de la inglesa, reformando, o mejor dicho, variando las dimensiones de algunas de ellas.

Los Estados Unidos de América, amantes siempre de las piezas de grueso calibre, armaron sus fragatas con obuses largos Dahlgren, y colombiadas, y en un corto plazo de tiempo se generalizaron por todas partes, más o menos modificadas estas bocas de fuego.

La superioridad del ataque sobre la defensa vino a aumentar con la adopción de los cañones rayados. Su mayor exactitud y alcance, les permite llevar los efectos destructores de los proyectiles huecos a largas distancias. Paixhans, sin embargo, había indicado el medio único de restablecer el equilibrio, hasta que las primeras baterías flotantes blindadas, presentadas por los franceses en el bombardeo de Kinburn, tuvieron ocasión de probar su resistencia, no transcurriendo mucho tiempo hasta la aparición en Francia de la “Gloire”, con asombro y admiración de todas las naciones marítimas.

El estudio de los cañones de grueso calibre lisos o rayados a cargar por la boca o por la culata, se ensayaron en todas partes y variados sistemas y a continuación se reseñan los que mayor importancia han adquirido, habiendo sido adoptados para el servicio después de sufrir las modificaciones que se creyeron convenientes:

Cañones Armstrong.-

Los cañones Armstrong no son más que una serie de tubos concéntricos de hierro forjado, que se introducen unos dentro de otros. Los diferentes tubos de que se compone cada cañón, excepto la pieza de culata y la de los muñones, están formados de varias barras trapezoidales, cuya sección se sueldan por uno de los extremos dos o más, hasta constituir una de la longitud necesaria, ésta se calienta en un horno de reverbero, cuyo hogar tenga la extensión suficiente, y se arrolla en espiral sobre un cilindro, que recibe de una máquina de vapor un movimiento lento de rotación.

progresos Cañon-Armstrong

Cañones ingleses o de Woolwich.-

Estos cañones construidos bajo los mismos principios que los Armstrong, de los que se diferencian muy poco, han sufrido algunas modificaciones, aumentando su resistencia a los esfuerzos longitudinales por la sustitución del tubo interno de hierro forjado, con otro de acero y variando algunos otros detalles de su fabricación especial. De esta clase, y de los calibres de 250 y 180, han sido adquiridos para el servicio de nuestra Marina.

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Cañones transformados. Sistema Palliser.-

La necesidad de rayar la artillería para hacerla más potente, y la no menor de utilizar una gran parte de las piezas de fierro fundido, de calibres bastante considerables y en buen estado de servicio, hizo renacer la idea de reforzarlas colocándoles uno o más órdenes de sunchos de hierro forjado, sobre su superficie exterior, y la de barrenarlas a mayor calibre a fin de poder introducirlas un alma de hierro forjado o acero, garantizándose por ambos medios su mayor resistencia. En el Segundo método, ensayado en Inglaterra por los años 60 al 62, no dio en un principio muy satisfactorios resultados; pero el estudio y la constancia del Mayor Palliser para mejorar el procedimiento, al mismo tiempo que la fabricación de las almas, ha hecho cambiar por completo la cuestión, mereciendo este sistema ser preferido en la actualidad.

progresos Cañón-Pallicer

Cañones Withworth.-

El distinguido ingeniero mecánico Withworth ha propuesto algunas variaciones, que se concentran más particularmente al sistema de rayas y de proyectil. El cañón de 120, llamado también de 130 y 150, con el cual se han arrojado proyectiles Withworth, ha sido fabricado con sujeción a los planos Armstrong, a excepción del tubo interno, que era una pieza de hierro forjado, maciza y barrenada después, teniendo un peso total la pieza de 16.000 libras=7.536,400 kilogramos. El fabricado por Withworth, es de 7 pulgadas y mucho más ligero, no pesaba más de 6 toneladas.

progresos Cañon-Withworth

Los rasgos característicos que distinguen este sistema del Armstrong, que difieren esencialmente en los distintos órdenes que estos constituyen en los métodos empleados para su elaboración, unión y colocación en la manera con que se verifica el cierre de la culata; y por último, en la distribución de los materiales y en su disposición para resistir a los esfuerzos tangenciales y longitudinales.

Cañones Blakely.-

Se le atribuye en Inglaterra al capitán Blakely haber sido el primero en proyectar y demostrar matemáticamente la ventaja de reforzar los cañones con zunchos colocados bajo una tensión inicial determinada, como asimismo el haber propuesto que los tubos concéntricos, teniendo diverso grado de elasticidad, sea mayor la del interior, que ha de soportar un esfuerzo más considerable. Los dos principios aplicados convenientemente conducen a que la totalidad del espesor de la pieza sufra la misma tensión inicial en el momento del tiro, siendo la base bajo la que ha construido sus cañones. Estos son de acero o hierro colado, reforzados con zunchos de acero. El cañón rayado de 9 pulgadas (22,8 centímetros), está compuesto de un tubo o alma de acero común envuelto por otro de acero más fino, sobre el cual coloca un manguito de hierro colado que lleva los muñones. El peso de esta pieza es de 11,5 toneladas (11.685 kilogramos).

progresos Cañon-Blakely

Cañones Vavasseur.-

Vavasseur ha reemplazado a Blakely en la fabricación de cañones y objetos del material de artillería. Partidario exclusivo del acero como metal de cañones, lo emplea en sus construcciones valiéndose asimismo de sunchos o manguitos, también de acero fundido para reforzar las bocas de fuego. El acero que usa es de la casa Firth de Sheffield, cuyos productos por sus condiciones excelentes han adquirido una justa y merecida reputación. La bondad del material y los potentes medios mecánicos de que puede disponer colocan a Vavasseur en un puesto honroso entre los principales constructores. La innovación más importante que ha introducido en la fabricación de cañones es el rayado. Las estrías o rayas profundas las ha reemplazado por filetes salientes que, formando hélice y en número de tres, ocupan la extensión correspondiente del ánima. Como consecuencia de esto llevan los proyectiles tres ranuras o canales de la misma inclinación que aquellos en lugar de los tetones o demás medios expansivos adoptados en los proyectiles prolongados para producir la rotación. El cañón de más calibre construido por Vavasseur ha sido de 7 pulgadas (177,8 milímetros), siendo su peso de 5.131 kilogramos y 52 kilogramos el del proyectil.

progresos Cañón-Vavasseur

Cañones Parrot.-

Estos cañones son de hierro colado, fundidos por el sistema Rodman, algo aligerados de metales, rayados y con un refuerzo o manguito de hierro forjado sobre la parte correspondiente a la recamara. El cañón de a 100, cuyo calibre es aproximadamente igual al de 16 centímetros nuestro, lo montan algunos buques y sirve también para plaza y costa; su peso es de 9.000 libras (4.082 kilogramos); tiene nueve rayas de inclinación progresiva, siendo de cero grados en la recamara y su proyectil cilindro-ojival y pesa 100 libras (45 kilogramos). En la fundición de los cañones Parrot, entran tres hierros de primera fusión y de distintas procedencias; la densidad del producto es 7,62, y la tenacidad de 23 kilogramos por milímetro cuadrado.

progresos Cañon-Parrot10

La barra de hierro forjado para la construcción del manquito es de sección rectangular antes de formar el tirabuzón, y trapezoidal después de formado, dejando un hueco o espacio entre los cantos de los lados menores, que se cierra después al forjarla, sucediendo lo inverso precisamente que en el sistema seguido por Armstrong.

Cañones Krupp.-

Los cañones de acero dulce fabricados en Prusia en el grandioso establecimiento de Krupp, son sin duda alguna de los más notables, en consideración a las masas solidas producidas para la fabricación de cañones de una sola pieza de crecidas dimensiones y calibres; Krupp ha hecho un crecido número de cañones de acero macizo para Rusia. El cañón de 9 pulgadas que pesa 18.480 libras, es uno de estos, habiéndose fabricado también calibres menores y mayores, entre los que figuran de 11 y 15 pulgadas. El de 8 pulgadas, es como parece en la figura, un tubo o cañón de acero, sobre el que se coloca un manguito de hierro colado. Dicho manguito no está en contacto con el tubo interior, y no es por lo tanto un refuerzo, ni tiene más objeto que el aumentar su peso. Este cañón reventó en Woolwich con una carga de 25 libras de pólvora y una bala de 250 libras.

progresos Cañón-Krupp

Cañones Rodman.-

La elección de los hierros de primera fusión al carbón vegetal destinados a la fabricación de cañones, ha sido siempre de preferente atención para los americanos, juzgando que de ésta y del procedimiento que se emplee al fabricarlos, depende en gran parte la bondad y resistencia de aquellos. La fundición en hueco era el sistema aplicado a las antiguas bocas de fuego, que fue reemplazado por la fundición en solido cuando los adelantos mecánicos y metalúrgicos facilitaron los medios de introducir esta variación tan ventajosa y eficaz. El volver a las fundiciones en hueco viene a constituir un procedimiento enteramente diferente debido al mayor Rodman. Los cañones Rodman de ánima lisa en comparación con el de las inglesas rayadas, se propone la innovación en las piezas de a 10, 13 y 15 pulgadas disminuyendo el calibre y dejándolas reducidas a los de 8, 10 y 12 pulgadas respectivamente.

progresos Cañon-Rodman

Cañones Ames.-

Los cañones de hierro forjado de Ames, están compuestos de una serie de discos y anillos, soldados entre sí por sus respectivas bases. Los anillos, se forman de otros tres concéntricos, que con toda exactitud se tornean y ajustan, sobresaliendo algún tanto el interior, para que no falte la soldadura en toda la extensión del ánima. Los discos constituyen también el cascabel y culata, y se empieza por el primero la operación hasta llegar a la boca. Uno de los anillos lleva los muñones, y concluida la pieza, se barrena y tornea, dejándola a las dimensiones que le corresponda. Algunos de los cañones construidos de esta manera han sido probados en el arsenal de Washington, y se han obtenido, según dicen, excelentes resultados, siendo de extrañar no se haya persistido en las experiencias, por más que aquellos sean muy costosos, como es fácil imaginar.

Cañones de hierro colado españoles.-

En la necesidad de reforzar nuestra artillería, se empezó, a imitación de lo hecho en Francia, por zunchar y rayar algunos de nuestros antiguos cañones de 16 centímetros, que no dieron en las pruebas a que se sometieron los mejores resultados. Se procedió a variar el trazado, o mejor dicho, a proyectar nuevas piezas apareciendo con este motivo los cañones de 16 centímetros rayados y zunchados, números 1, 2 y 3, de nuevo modelo. Se fundieron y probaron en la fábrica de Trubia, habiendo resistido algunos hasta 1.366 disparos con carga de 3,5 kilogramos de pólvora y proyectil cilíndrico-ojival de 29,5 kilogramos. Como consecuencia de las pruebas verificadas con esta clase de artillería, fueron aprobados los referidos cañones para el servicio de tierra, y aun el último, es decir el de 16 centímetros, número 3, pasó también, aunque con el carácter interino, a formar parte de las piezas destinadas al servicio de Marina. La raya de estos cañones, es de inclinación constante, siendo en número de tres, y su sección de base excéntrica, reduciéndose mucho la superficie de carga, con el objeto de facilitar la operación de cargar.

http://lugaresconhistoria.com/la-cavada-cantabria

Cañones Rivera.-

El cañón de 20 centímetros número 2, proyecto del general Rivera, de artillería de la Armada, ha sido y es una de las buenas piezas que ha tenido por algunos años en servicio nuestra Marina. Sus buenos alcances y un peso moderado que, sin perjudicar notablemente a su montaje de madera, facilita su servicio, han contribuido a la predilección con que se ha mirado esta boca de fuego, que forma parte del artillado de nuestros buques, sin haber desmerecido masque en su aplicación para batir las corazas.

Su escaso efecto contra éstas ha motivado se haya dispuesto su transformación al sistema Palliser, rayándola y reduciéndola al calibre de 16 centímetros, habiendo ofrecido, como era de esperar, un satisfactorio resultado.

Cañones Rivera en Batería de Salvas
https://1898.mforos.com/1026844/11408844-canones-rivera/
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0004259932&page=18

Cañones Barrios.-

Probada la impotencia contra los buques blindados, tanto de los cañones de 20 centímetros como los rayados de 16, en las experiencias que en el año 1.861 se hicieron por el Cuerpo de Artillería de Marina en las playas de Torregorda, departamento de Cádiz, se propuso los cañones de 28 y 22 centímetros, lisos y zunchados. La artillería del ejército verificó en la dehesa de los Carabancheles algunas experiencias con el cañón de 28 centímetros, y los resultados obtenidos contra las planchas alentaron al Coronel de Artillería Don Candido Barrios, que propuso entonces el cañón de 28 centímetros largo, como más a propósito para la defensa de las costas, y fueron aprobados como reglamentarios por la artillería del ejército los cañones de 28 centímetros largo y corto, aplicándolos al servicio de las costas. En la Marina se aprobaron igualmente, aunque con posterioridad, los cañones de 28 centímetros corto, y el de 22 centímetros para el artillado de nuestros buques de guerra.

http://ejercitosdeespana.blogspot.com/2014/03/acciones-belicas-1898.html

Barrios, que propuso entonces el cañón de 28 centímetros largo, como más a propósito para la defensa de las costas, y fueron aprobados como reglamentarios por la artillería del ejército los cañones de 28 centímetros largo y corto, aplicándolos al servicio de las costas. En la Marina se aprobaron igualmente, aunque con posterioridad, los cañones de 28 centímetros corto, y el de 22 centímetros para el artillado de nuestros buques de guerra.

CAÑONES A RETROCARGA

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CAÑONES A RETROCARGA

SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX.

Un arma de retrocarga, es una arma de fuego en la cual el proyectil es cargado por la parte posterior de la misma.

Se designan a los cañones a carga directa, todos aquellos que se cargan por la boca, y cañones a retrocarga, aquellos cuya construcción permite se efectúe la carga por la parte posterior o culata, abriéndose y cerrándose mediante un mecanismo especial.

La diversidad de medios inventados constituyen una multitud de sistemas, agrupándose según las circunstancias y elementos que predominan en cada uno y que facilitan el conocimiento de los de mayor importancia y aplicación.

La idea de cargar las armas por la recamara o culata, es primitiva; no de otra manera se hacía en los antiguos cañones de mano, ni eran otra cosa las bombardas y piezas llamadas de braga, en las que separándose la parte posterior para recibir la carga, se unía a aquellas mediante un mecanismo sencillo, pero tosco y de obturación tan imperfecta, que forzosamente había de molestar, y aun debía ser expuesto, a causa del excesivo escape de gases.

VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LOS CAÑONES A RETROCARGA.-

Las ventajas:

Entre las más principales ventajas de estos cañones es con la rapidez con que puede hacerse fuego y la seguridad de los sirvientes en el acto de cargar. Cierto es, respecto a la primera, la posibilidad de conseguirlo con algunos mecanismos de fácil manejo u otros de calibres más moderado, tratándose de los cañones modernos de gran potencia, en los que el mecanismo de cierre, por más sencillo que sea, ha de tener una masa proporcionada y suficiente resistencia para oponerse a los efectos destructores del disparo.

Más positiva parece la seguridad de los sirvientes al cargar por la parte posterior, exagerándose el riesgo que aquellos corren en la carga directa, donde tirando con proyectil muy rara vez ha ocurrido alguna desgracia. Los ingleses que fueron los primeros en adoptar los cañones Armstrong a retrocarga, abandonandolos no solo los de grueso calibres, sino los más ligeros, y cuantos cañones se construyen en Woolwich y por Armstrong. Habría que reconocer las ventajas de los cañones a retrocarga que se montan por necesidad en casamatas de reducidas dimensiones, en los reductos o torres de algunos buques, y aun en las baterías de estos, si tienen un puntal limitado y poca manga.

Los inconvenientes:

Los inconvenientes de las piezas a retrocarga son de alguna consideración, siendo uno de los defectos de que más frecuentemente adolecen es la falta de resistencia para oponerse a la acción de las cargas, cuando estas son, por lo menos, iguales a las que se emplearían en piezas del mismo calibre cargadas por la boca, aun siendo los cierres de acero de superior calidad. Además, mientras más perfecto sea el mecanismo, mayor el coste y el de la pieza, hasta el punto que con el de una sola puedan adquirirse dos de las ordinarias, y cómo al mismo tiempo el buen estado de servicio en que deben encontrarse depende del ajuste y precisión con que enlazan y funcionan sus diferentes partes, siendo mucha más facilidad y probabilidad de que se inutilice sin reventar. El mayor peso que a igualdad de condiciones deben tener las piezas a cargar por la culata, es otra objeción que merece tomarse en cuenta, tratándose de masas tan formidables, no redundando en beneficio de sus propiedades balísticas ni de su seguridad, conviene no aceptarla sin necesidad.

En los cañones de pequeño calibre pasa todo de muy distinta manera; el mecanismo de cierre, siendo mucho más ligero, se maneja con más facilidad; el aumento de peso en el total de la pieza es ventajoso y menos considerable, las cargas son mucho menores y menores los esfuerzos que tienen que soportar; los objetos que las sirven de blanco son relativamente mayores, y es por último más frecuente que sea preciso acelerar el fuego aun a costa de perder algunos disparos, cuando se hacen protegiendo una retirada o preparando a las veces un ataque.

Por último, la ventaja casi de más importancia atribuida a los cañones a retrocarga es la anulación del viento que se obtiene por completo con la introducción del proyectil por la culata.

En 1845 el oficial de Artillería del ejército piamontés Giovanni Cavalli propuso el empleo de proyectiles alargados dispuestos para tomar un movimiento de rotación alrededor de su eje por medio de dos salientes, ó tetones, que entraban en otras tantas estrías o rayas trazadas en hélice en el ánima de la pieza, idea que aplicó a un cañón de hierro de grueso calibre, al que rayó inicialmente con dos estrías.

El cañón de retrocarga no fue una nueva idea para la tecnología del momento, no superando las dificultades de fabricación hasta la década de 1850 en que William George Armstrong, primer Barón Armstrong, fue el primero en diseñar cañones de retrocarga en Reino Unido. Su primer sistema de cierre de la culata fue de tornillo, en el cual se gira el mango del tornillo hasta abrir la culata, pues el tornillo es la prolongación del ánima.

retrocarga Cañon-Armstrong


En los buques, el montaje de piezas de retrocarga tenía la ventaja de no precisar sacarlas de batería para introducirles el escobillón y proceder a la carga.

Condiciones a que deben satisfacer los mecanismos de cierre de los cañones a retrocarga.

De las contras y ventajas de los cañones a retrocarga, y que son propias de esta clase de artillería, se deducen las condiciones que debe reunir un buen mecanismo de cierre, suponiendo una construcción y ajuste tan perfectos como sea posible y que para mayor facilidad se concretan en los siguientes puntos:

1º.- Todo mecanismo de cierre ha de ser sencillo y resistente. Sencillo para facilitar su manejo y las reparaciones a que el uso pueda dar lugar, y resistente a fin de que soporte sin deteriorarse prontamente los efectos y acción de los gases de la carga.

2º.- La obturación ha de ser completa, pues de lo contrario no solo habrá pérdida de fuerza por el escape de los gases en mayor o menor cantidad, sino que obrando éstos con energía sobre las uniones de las piezas que lo forman, será ocasionada a averías prematuras o a la destrucción rápida del obturador y también a las de algunas otras partes del mecanismo que lo inutiliza, puede dar lugar a detenciones y entorpecimientos en la ejecución de los fuegos.

3º.- Las diferentes partes del mecanismo de cierre han de estar en el más íntimo y perfecto contacto, porque si no lo estuvieren se originarían choques más o menos violentos, y desplazándose o perdiendo su ajuste con rapidez, se inutilizarían con un número relativamente pequeño de disparos.

4º.- Cada pieza ha de ofrecer una resistencia proporcionada al esfuerzo que haya de soportar y según el sentido en éste tienda a romperla o doblarla, obrando por presión o por choque.

5º.- La operación de abrir y cerrar el mecanismo ha de poderse efectuar con prontitud y sin por ello se necesite más que la fuerza de un solo hombre, debiendo, una vez cerrado, ser tan seguro como es todo punto indispensable.

6º.- Conviene que el mecanismo se pueda armar y desarmar con facilidad, y así podrá conservarse y limpiarse como es preciso después de un fuego más o menos continuado.

7º.- Debe aumentar lo menos posible el peso del cañón y poderse reemplazar sin dificultad aquellas piezas cuyo deterioro sea más pronto e inevitable.

Tales son las condiciones que deben procurarse en todo mecanismo de cierre, sea cualquiera la clase y grupo a que corresponda.

Distintos mecanismos empleados en los cañones a retrocarga:

Para mayor facilidad y siguiendo la práctica observada, admitiremos cinco agrupaciones distintas, dentro de las cuales podemos considerar comprendidos todos o casi todos los mecanismos inventados con objeto de cargar las bocas de fuego por la culata.

Dichas agrupaciones son:

1º.- Mecanismos de émbolo.

2º.- Mecanismos de cuña o doble cuña.

3º.- Mecanismos de cerrojo.

4º.- Mecanismos de rosca.

Dentro de cada una de estas agrupaciones cabe también nueva subdivisión según la manera y forma de cargar; pero importa más y se distinguen mejor los sistemas propuestos por el nombre del inventor, que será el medio que se adopte para dar a conocer aquellos sistemas reconocidos como más convenientes, y algunos de los cuales han sido admitidos y declarados reglamentarios. También se comprende habrá mecanismos mixtos por razón de sus diferentes partes, en cuyo caso los incluiremos, teniendo en cuenta el elemento predominante, en el grupo a que según este corresponda.

SISTEMA ESPAÑOL DE ARTILLERÍA

Sistema
Sistema

SISTEMA ESPAÑOL DE ARTILLERÍA NAVAL:

El crecido número de bocas de fuego que estaban en la época, sus distintos calibres y procedencias, son tan varios, que puede decirse en rigor no constituyen sistema determinado, lo cual nada de extraño tiene, sabiendo al periodo de transición porque se pasaba en aquellos momentos y a las necesidades siempre nuevas y diversas que lo motivaban.

A los bomberos y cañones de 150, 80, 68, 42 y 32, o sea de 27, 22, 20, 17 y 16 centímetros, se han ido sucesivamente agregando otras piezas que han resultado preferentes por su propiedades balísticas, figurando en primer lugar el cañón de 20 centímetros núm. 2, al que más tarde han seguido los de 28 y 22 centímetros proyectados para batir los buques de coraza. También para artillar los nuestros de esta clase, se adquirieron cañones más potentes en Inglaterra de los calibres de 300, 250 y 180, o sea de 10, 9 y 8 pulgadas.

sistema Artilleria-Naval1

Por último, las cañoneras adquiridas en los Estados Unidos con destino en la isla de Cuba, están artilladas con cañones rayados Parrot de a 100 y de a 60 cuyos pesos y principales dimensiones, así como el de las anteriores piezas inglesas y sus correspondientes proyectiles. Para los botes de las fragatas, se aplican los cañones rayados de 12 centímetros, empleándose también en los menores y en desembarcos los de 8 centímetros rayados cortos y largos. El cañón de 12 centímetros de bronce rayado se ha montado en colisa en algunos buques, siendo pieza de un efecto muy superior a los de 16 centímetros lisos de hierro que llevan otros en su lugar.

Se dispuso la adopción como reglamentario del cañón de 20 centímetros núm. 2, transformado en rayado de 16 centímetros por el sistema Pellicer y también el de 22 centímetros, igualmente transformado al calibre de 18 por el mismo sistema. Se proyectaba un sistema de artillería completo de hierro colado, entubados y a retrocarga; los calibres serán iguales a los de las bocas de fuego inglesas que montan nuestros buques, más algunos otros para las fragatas de madera y desembarcos.

Para que nos podamos formar un juicio exacto de la fuerza militar marítima, vamos a consignar el artillado de todas nuestras fragatas blindadas, tal y como se hallaba constituido en la actualidad:

Fragata Numancia:

sistema Fragata-Numancia

En la batería principal:

Ocho cañones rayados de a 300 o sea de 10 pulgadas.

Ocho cañones entubados y rayados de 16 cms. transformados del de 20 cms. núm. 2.

Reducto central: Dos cañones rayados de 180 o sea de 8 pulgadas.

En corredera (colisa a proa):

Un cañón rayado de 180 o sea de 8 pulgadas.

Fragata Victoria:

En la batería principal:

sistema Fragata-Victoria

Cuatro cañones rayados de 250 o sea del calibre de 9 pulgadas.

Catorce cañones entubados y rayados de 16 cms. transformados del de 20 cms. núm. 2.

Reducto: Dos cañones rayados de 180, calibre de 8 pulgadas.

En Colisa a proa: Un cañón rayado de 180 o sea de 8 pulgadas.

Fragata Sagunto:

En la batería principal:

Ocho cañones rayados de 250, calibre de 9 pulgadas.

sistema Fragata-Sagunto

Reducto: Dos cañones entubados y rayados de 18 cms. transformados del liso de 22 cms.

En corredera (colisa a proa):

Un cañón rayado de 180 o sea de 8 pulgadas.

Fragata Arapiles:

En la batería principal:

sistema Fragata-Arapiles

Seis cañones rayados de 180, calibre de 8 pulgadas.

Ocho cañones entubados y rayados de 16 cms. transformados del de 20 cms núm. 2.

En Colisa a proa:Un cañón rayado de 180, calibre de 8 pulgadas.

Fragata Zaragoza:

sistema Fragata-Zaragoza

En la batería principal:

Cuatro cañones rayados de 250, calibre de 9 pulgadas.

Diez cañones entubados y rayados de 16 cms., transformados del de 20 cms. núm. 2.

Reducto: Dos cañones entubados y rayados de 18 cms. transformados del de 22 cms.

En Colisa a proa: Un cañón entubado y rayado de 18 cms. transformado del  de 22 cms.

Fragata Méndez Núñez:

Reducto, fuerte o batería central:

sistema Fragata-Mendez-Nuñez

Cuatro cañones rayados de 250, calibre de 9 pulgadas.

Dos cañones rayados de 180, calibre de 8 pulgadas.

Todas estas fragatas llevaban además cada una para las lanchas de vapor, botes y desembarcos, un cañón de bronce, corto, rayado, de 12 centímetros, y dos también cortos, rayados, de bronce y de 8 centímetros. Las fragatas de madera tienen todas artillería lisa de 20 centímetros y algunos cañones de 16 cms

La Fragata Almansa:

Cuenta entre su artillado algunos cañones Parrot, y otras suelen tener colisa a proa uno de los de 22 o 20 centímetros transformados en entubados y rayados, estando acordado cambiar las bocas de fuego lisas por otras rayadas a medida que sea posible. Las cañoneras que forman parte de las fuerzas navales que operan en la Isla de Cuba, están armadas con cañones Parrot de a 100 y de 60.

sistema Fragata-Almansa

Resumiendo, vemos que el sistema de artillería naval puede considerarse dividido en dos grupos o secciones:

1ª.- Artillería rayada, reglamentaria, que comprende la mayor parte de las bocas de esta clase que se ha visto.

2ª.- Artillería de reserva, comprendiendo todas las piezas lisas que montan los buques de madera en la actualidad y algunas rayadas, que por procedencia, sistema, propiedades balísticas u otras circunstancias, está dispuesto su reemplazo.

CUREÑAS

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LA CUREÑA:

TAMBIÉN SE REGLAMENTAN LAS CUREÑAS:

Como sabemos, las cureñas son, esos carros destinados a sostener al cañón. Con la ordenanza de 1728, también se reglamentó la fabricación de las cureñas, obteniéndose proporciones bien definidas y en función al diámetro de la boca del cañón. Es esta la razón, por la cual he elegido el calibre de a 24 lb, para este trabajo.

Entre las innumerables clasificaciones de cureñas, las que ciertamente están reseñadas con lujo de detalles son las siguientes:

  • Cureñas de Plaza.
  • Sitio.
  • Campaña.
  • Costa.
  • Marina.

Es conocido, que fue a partir del siglo XVII, cuando en España se adoptó la cureña naval de cuatro ruedas, que ya los ingleses la utilizaban con anterioridad. Es ya entrado el siglo XVIII, donde el empleo generalizado del cañón de hierro, posibilita la renovación de la armada. Y donde por supuesto, también evoluciona la cureña naval.

Dentro de la definición de Cureña, la que se considera más completa es la del capitán de fragata D. Timoteo O-Scanlan, que en su Cartilla Práctica de Construcción Naval, de 1847 dice:

cureñas cartilla-practica

La Cureña, es un carro o montaje de madera sobre que sienta el cañón, y sirve para mantener la pieza sobre sus dos muñoneras, a fin de que se pueda con el auxilio de las cuñas que se colocan debajo de la culata, dirigir con más facilidad la puntería.

Los componentes de la cureña española aunque han sufrido a lo largo del siglo XVIII, transformaciones evolutivas, han seguido siendo los mismos. Esto es:

  • Gualderas.
  • Soleras.
  • Ejes.
  • Ruedas.
  • Telerón.
  • Banqueta.
  • Almohada.
  • Pernos.

Las proporciones de las cureñas van a depender del diámetro de la boca de la pieza de artillería, pero su estructura y forma se mantendrá en todos ellos, hasta 1756.

Cureñas Cureña

Detalle de la cureña, vista lateral y por flanco vertical.

Cureñas Cureña2

Maqueta a escala. Cureña para cañón de a 24 lb. En roble, alquitranada como era costumbre hasta 1756. En esta se nota la solera continua y de una sola pieza

Cureña española, que como característica, tiene gualderas con ojos de braguero, solera completa.

Cureñas Cureña3

GUALDERA:

En número de dos, y con posicionamiento vertical, es un tablón de madera fuerte, generalmente para la época de roble, presenta en su canto superior un rebajo circular llamado muñonera (RTVS), donde se apoya el muñón del cañón. También en ese canto están trazadas cuatro escaletas, que en la figura, están señaladas así: (D;E, E;Y, Y;J, J;A).

cureñas Gualdera

Cuatro perforaciones en el mismo canto, para los pernos, señalados en la misma figura con (1, 2,4,6), 1 y 2, correspondientes a los pernos capuchinos, que asegurará fuertemente la sobremuñonera. 4 y 6, los llamados pernos penetrantes.

En el canto inferior, existen dos rebajos, en la figura (X, G), para el encastre de los ejes delanteros y traseros respectivamente.

Diferencia evolutiva de la propia gualdera estilo español, donde estos rebajes no se empleaban cuando la solera era continua.

En el lateral encontramos tres barrenos el señalado en la figura con el 7, que es por donde pasa el perno travesante delantero, el 9, para el trasero y el señalado con 10, de mayor diámetro, que corresponde al ojo de braguero (pasará la braga, para retener el cañón luego del disparo). Este ojo de braguero, se constituye en una de las principales diferencias morfológicas con la del estilo inglés, en donde no hay barreno (ojo de braguero), sino una argolla.

LA SOLERA:

Definida como el madero colocado en plano horizontal, que soportara las gualderas. Es cierta a medias, ya que solo es válida para el estilo español propiamente dicho. Ya que tanto la propuesta por el Marqués de La Victoria, como la inglesa, la solera correspondería más a una banqueta, es decir, que en ellas los ejes encastran directamente en la gualdera.

En la Figura ABDF, representa la porción de media solera, por tanto FECD corresponde a la totalidad de la solera. (Característica del estilo español propiamente dicho).Y FAE1415, porción de solera propuesta por el Marqués de la Victoria, que aunque sigue siendo estilo español, se asemeja un poco al estilo inglés.

cureñas Solera

En la segunda figura está representada la solera al propio estilo español. En este caso de dos piezas.

LOS EJES:

Uno delantero y otro trasero, maderos fuertes y sólidos, compararemos los tres estilos de manera gráfica.

Estos tres componentes de las cureñas navales (Gualdera, Solera y Eje) 

cureñas Ejes

Son los que nos demuestran las diferencias fundamentales que existían entre los tipos de cureñas.

RUEDAS EN LOS EJES:

cureñas Ruedas

OTRAS PARTES DE LA CUREÑA:

Telerón:

Compacto madero cuya función es mantener las gualderas fuertemente en la parte delantera de la cureña. Nunca la pieza de artillería se apoyará en el.

Banqueta:

Madero para elevar la pieza, donde asienta la cuña de puntería.

cureñas partes-de-cureña

Sobremuñoneras:

De fierro, retendrán el cañón por sus muñones, estos apoyados en las muñoneras de las gualderas.

Zuncho:

Para la protección del final del pezón.

Pernos  Capuchinos:

Dos anteriores y dos posteriores, en sobremuñonera.

Pernos penetrantes.

Pernos  travesante:

Delantero y trasero.

Cáncamos de atraviese del eje trasero y planchuelas:

Sotrozos y chavetas

ARTILLERÍA NAVAL DE ORDENANZA

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ARTILLERÍA  DE ORDENANZA.

La Artillería de Ordenanza promulgada por Felipe V en el año 1718, reglamenta y ordena las prescripciones de las proporciones y reglas con que se han de hacer las fundiciones y pruebas de artillería en bronce, acometiendo también una serie de reformas para mejorar la situación del país.

Entre estas se encontraban las que atañían al Ejército y la Marina y que tenía por objetivo mejorar la capacidad bélica pérdida, alzando de nuevo la capacidad de España al lugar que le correspondía. Es a partir de dicho momento histórico donde nace la Artillería de Ordenanza.

Ordenanza Ordenanza1

El Reglamento de piezas de 1728 se encuadra dentro de esas transformaciones. Tras acometer la reforma general de la artillería del Ejército en 1718, diez años después y siguiendo su estela, se llevó a cabo la naval.

En la reforma de 1728 se instauran las siete piezas que desde ese momento pasarán a ser las que use la Marina española a lo largo del siglo XVIII y parte del siglo XIX. Son las siguientes: A 36, A 24, A 18,   A 12,  A 8,  A 6 y A 4

Ordenanza Ordenanza3

Se establecen estos calibres porque se siguen las indicaciones que se usaban en Francia, principalmente la Ordenanza y Reglamento de 1689. Esta adopción supone un cambio respecto a las piezas artilleras que se venían empleando en nuestro país.

 LA ORDENANZA DE 1743.

Ordenanza ordenanza1743

En 1732 se adoptó en Francia un sistema propuesto por el General de Artillería La Valliere, análogo a la Ordenanza española de 1728 y con los mismos calibres, pero además regulaba también las cureñas, que hasta entonces las construían los carpinteros para cada cañón, sin sujetarse a dimensiones fijas.La Ordenanza de 1743 se dictó en dos partes; la primera en 1742 que fijaba los calibres tal como ya figuraba en la de 1718 y, la segunda en junio de 1743 que modifica los calibres del resto de los materiales, reduciéndolos a morteros de 12 y de 9 pulgadas y el pedrero que pasaba de 15 a 16 pulgadas.

Todas las piezas habían de llevar abierto el fogón en el espesor de metales, de tal modo que cuando se desfogonasen fuera posible adaptarles un grano de fogón nuevo de hierro forjado. Debían tener su nombre particular, la inscripción “Violati fulmina regis” (Los rayos del rey ofendido) ó “Ultima ratio regum”. (La última razón del rey).

En España, posiblemente debido a que Felipe V, primer rey de la casa de Borbón, era de origen francés, se adoptó el mismo sistema por la Ordenanza de 1743 aunque la cuestión de la reducción del número de calibres ya estaba resuelta. Se siguen empleando las medidas francesas.

LA ORDENANZA DE 1765.

En el reinado de Carlos III se publicó una nueva Ordenanza, la de 1765 para navíos de línea, fragatas y defensa de costa, que fijaba los nuevos calibres, para la artillería de hierro, el de a 36, para la Armada y defensa de costas, los de a 24 y de a 18 y los de a 12, 8 y 6 largos y cortos.

LA ORDENANZA DE  1783.

En 1783 se promulgó la Nueva ordenanza de artillería redactada teniendo en cuenta las ideas del artillero Tomás de Morla insigne artillero, autor del Tratado de Artillería que sirvió de texto en el Real Colegio de Artillería de Segovia, que establecía el sistema del General Gribeauval, declarado reglamentario por la Ordenanza de 1783, que sostenía que el sistema de La Valliere no era adecuado para campaña y así, en 1780, se adoptaron para los cañones los mismos cinco calibres, pero con ocho piezas.

Ordenanza ordenanza1783

Su diseño exterior quedaba reducido al escudo y nombre de la pieza estableciendo los cañones de a 24 y 16 y los de pequeño calibre proponía uno largo y otro corto para los de a 12, 8 y 4 libras y el cañón de montaña de a 4, los obuses de 9 y 7 pulgadas, el pedrero de a 19 y los morteros de recamara cónica de 14, 12 y 7 pulgadas y cilíndrica de 14. Se llamaban cónicos o cilíndricos debido a que la forma de sus recámaras repercutía en la forma exterior. – Pedrero de a 19 pulgadas. Los morteros y pedreros se empleaban en asedios y en artillería naval.

ARTILLERÍA NAVAL SIGLOS XVIII-XIX

Batalla-de-Trafalgar
Batalla-de-Trafalgar

LA ARTILLERÍA DE LOS SIGLOS XVIII-XIX:

Durante los siglos XVIII y XIX, el Ejército utilizó artillería de bronce y la Marina de hierro. Para los marinos, la razón de su preferencia por las piezas de hierro colado se basaba en su peso, inferior a las de bronce, así como en que estas últimas conservan la propiedad sonora del cobre en sus disparos y estallidos y esta cualidad inherente al bronce, hace insoportable en unas baterías cerradas, como las cubiertas de los buques, el retumbo y especie de retintín al tiempo de sus disparos. Para los artilleros del Ejército no había otra razón que la económica el artillado de un buque requería de un considerable número de piezas y con lo que cuesta una pieza de bronce se hacen diez de hierro.

En España, durante el siglo XVIII las piezas de bronce se fundieron en Sevilla y Barcelona. En 1802 se suprimió la fundición de  Barcelona y la de Sevilla quedó como única. Las piezas de hierro se fundían en La Cabada y Liérganes. Avanzado el siglo XIX, pasaron a fundirse en Trubia. El sistema de fundición fue el de “moldeo en hueco”, mediante el que se obtenían las piezas con el ánima horadada que posteriormente debía alisarse.

XVIII canonbronce

Mediado el siglo XVIII se adoptó, en la fabricación de piezas reglamentarias de bronce y de hierro, el denominado “moldeo en sólido de la fundición se obtenía un bloque macizo “al que había luego que perforar para darle el hueco del ánima; ello se hacía barrenandolo por medio de prensas hidráulicas, que aseguraban una mayor dureza a las capas interiores del metal, precisamente las que habían de resistir de modo directo las presiones de la pólvora.

Las piezas de bronce se acreditaban muy superiores a las de hierro colado, propensas a reventar. Las piezas de hierro forjado sí se adivinaban capaces de competir con las de bronce, pero su manufactura era también más costosa que las de hierro colado, y sus ocasionales proyectos de introducción tropezaron siempre con la decidida oposición de los partidarios del bronce.

A lo largo del XVIII se estandarizaron los calibres: había cañones de 36, 32, 24, 18 y 8 libras.

Un navío español de tres puentes como el San José contaba con 30 piezas de 36 en la cubierta inferior, 32 de 24 libras en la cubierta media, 32 de 18 libras en la cubierta superior y 18 de 8 libras en el alcázar.

Los navíos británicos, buscando reducir el peso, montaban en su cubierta inferior piezas de 32 libras, en vez de 36.

Los cañones disparaban distintos tipos de munición según conviniera. Una pieza podía cargarse con:

Balas sólidas para perforar el casco, Palanquetas que consistían en dos balas encadenadas entre sí para dañar los palos y el velamen. Balas rojas, calentadas al rojo vivo para provocar incendios y Granadas o metralla para herir al personal

XVIII palanqueta1

Elegir uno u otro estaba al arbitrio del capitán del buque, que podía ordenar desarbolar al enemigo (la opción preferida por todos, ya que capturar el casco intacto suponía un botín a repartir entre toda la tripulación que completaba los magros salarios), disparar el casco para hundir al enemigo o acribillar al personal para preparar el abordaje.

Cada pieza necesitaba muchos servidores, los de calibres mayores podrían requerir cinco o seis artilleros especialistas para limpiar, recargar y apuntar y ocho o diez marineros para volver a colocar el cañón en sus sitio tras el retroceso de cada disparo.

Los cañones no se disparaban todos a la vez porque el retroceso podría dañar la estructura del navío. Se disparaban en rápida sucesión, de proa a popa o viceversa.

La tripulación de cada bando calculaba el tiempo necesario de recarga de los cañones enemigos y así sabía perfectamente cuando iban abrir fuego, con lo que buscaban toda la protección que fuera posible en el momento del cañoneo. Para contrarrestar esto se comenzó a disparar por tandas, primero se abría fuego con la mitad de las piezas, por ejemplo, y cuando los marinos enemigos salían de sus refugios para volver a ocupar sus puestos se abría fuego con la otra mitad de los cañones.

Se ensayaron distintas combinaciones para confundir al otro bando y causarle más bajas.