La artillería naval es el conjunto de armas de guerra de un buque pensadas para disparar a largas distancias empleando una carga explosiva impulsora.

ARTILLERÍA NAVAL SIGLO XVII

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ARTILLERÍA NAVAL SIGLO XVII:

En el siglo XVII no existía uniformidad en la producción de cañones, y los calibres y pesos de la munición eran variados, así que las potencias marítimas tales como Inglaterra, España, Francia y Holanda reglamentaron la construcción de piezas de artillería en base al peso de la bala que disparaban:

 

Cañón-Siglo-XVII

 

PIEZAS GRANDES.-

Cañón de batería de 40 libras

XVII bombarda2

Bombarda de 20 a 30 cm de calibre.

Bombardeta de 8 a 10 cm de calibre.

PIEZAS PEQUEÑAS.-

Pasavolante de 7 a 8 cm de calibre.

Falconete de 5 a 7 cm de calibre.

Cerbatana de 5 a 7 cm de calibre.

XVII ribadoquin1

Ribadoquin de 2 a 5 cm de calibre.

Esmeril de 4 a 5 cm de calibre.

PIEZAS DE TRAYECTORIA CURVA.-

Mortero de 9 a 16 cm de calibre.

Trabuqueras de 20 a 30 cm de calibre.

CULEBRINAS.-

XVII Culebrina

Culebrina 9 a 16 cm de calibre.

Sacre 7 a 9 cm de calibre.

Verso 4 a 5 cm de calibre.

Sacabuche 2 a 6 cm de calibre.

De 1.610 a 1.624 la artillería de hierro colado se importaba de Inglaterra, pero a partir de 1.630 España producía el armamento que se necesitaba, gracias a las fundiciones establecidas en Liérganes (Santander) por Jean Curtius (artesano de Lieja). En 1.622 contrató con la Corona la provisión de artillería de hierro colado y balas de cañón a las armadas, galeras y fortalezas de la Monarquía. Así, en 1.639 se fabricaron 370 cañones y 18.500 balas de cañón para los galeones que se estaban construyendo. Para 1.640 la planta de Liérganes y la de Santa Bárbara habían suministrado en doce años a la Corona 1.171 piezas de artillería y 233.360 balas de cañón.

Los proyectiles eran de hierro o de piedra. Los primeros se usaban para dañar el casco del navío enemigo y los segundos equivalen a granadas de fragmentación, ya que al chocar la piedra con algún objeto se partía en multitud de trozos que hacía la función de metralla entre el personal de cubierta. También se fabricaron de formas especiales y huecos, llamados de muy diversas maneras como “ángeles”, “enramados” y “encadenados”, usándose estos últimos para abatir los aparejos del navío enemigo.

La artillería de hierro colado era más barata que la de bronce, pero los cañones de bronce duraban más y pesaban menos, por lo que era preferido por los artilleros navales. A pesar de que un nuevo diseño había reducido el peso de la artillería de hierro en una cuarta parte, estos últimos seguían pesando el doble que los de bronce, estos últimos preferidos por los hombres de mar, que advertían que los cañones de hierro que se desprendieran de sus retrancas al retroceder o por una tormenta podrían dañar el barco, independientemente de que hicieran falta más hombres para manejar un cañón tan pesado. El Proveedor General de la Armada advertía de que los cañones de hierro no deberían lanzar proyectiles superiores a dieciséis libras , ya que solo con su peso partirán un galeón , tal como pasó con el “Magdalena”.  Pero dadas las dificultades para proveerse de cobre, la artillería española siguió siendo de hierro.

Hasta finales del siglo XVII, el cañón de bronce, fue considerado el arma naval por excelencia; eran cañones muy fiables, los cuales casi no tenían erosiones en sus ánimas y además se podían reciclar volviéndose a fundir. Era el más utilizado y también el más costoso de fabricar, comparándolo con el de hierro. Y se fabricaban indistintamente, con una gran diversidad de modelos y características, ya que cada fundidor establecía sus propios parámetros, tales como longitud, espesor de los metales, calibres, identificaciones, etc.

Todos estos factores, dificultan cualquier intento por ubicar, un cañón de hierro en ese contexto. Pero gracias al afán reglamentista y de ordenación durante el reinado de Felipe V, quien promulgó la Ordenanza de 1718 para la artillería, prescribiendo las proporciones y reglas con que se han de hacer las fundiciones y pruebas de artillería en bronce. Es a partir de dicho momento histórico donde nace La Artillería de Ordenanza, formado por la selección de los calibres de a 24lb., 16lb., 12lb., 8lb., y 4lb. Y por supuesto el resto de cañones, que no se ajustaran a dicha ordenanza, pasaron a denominarse Artillería de Calibres Irregulares ó Artillería de Pre Ordenanza. Incluidos los Doble cañón, cañón, ½ cañón, 1/3 de cañón, ¼ de cañón y 1/8 de cañón, fuesen de bronce o de hierro.

XVII lechuga

En el año 1611 un artillero andaluz natural de Baeza, y llamado Cristóbal Lechuga, publicó “Discurso de la Artillería”, cuyo contenido alcanza cuanto se conocía de ciencia artillera a principios del siglo XVII, debiendo servir de texto en la escuela de Milán, pues enseña el manejo de las piezas, alcances, punterías, retrocesos y causas de las desviaciones, y hablando del tiro de noche describe un tubo provisto de nivel que coloca sobre la pieza para apuntar, el empleo de una brújula dotada de nivel para dar dirección y corregir la inclinación del eje de muñones y el modo de hacer la puntería indirecta sobre una linterna, provista también de brújula, que servía de blanco auxiliar.

XVII ufano

Por la misma época otro artillero toledano de Yepes, Diego Ufano, publica en el año 1613 un “Tratado de la Artillería”, que fue traducido a varios idiomas, donde podemos encontrar numerosos datos que permiten formar una idea bastante exacta de lo que era el servicio de una pieza en aquel tiempo. La puntería se realizaba o bien dirigiendo el eje de la pieza sobre el blanco, es decir, por la línea de tiro natural, o apuntando por los puntos más altos de la culata y del brocal, por el raso de los metales; o en el caso de tiro a grandes distancias con cañón y de tiro curvo con mortero, dando las elevaciones correspondientes por medio del cuadrante o cuarto de círculo.

El primer sistema se practicaba sólo a cortas distancias, es decir, aquellas en que se calculaba que el proyectil recorría la línea recta de la primera parte de la trayectoria de Tartaglia. Se creía que esta distancia era siempre la mitad del alcance de la pieza apuntada horizontalmente por la línea de mira natural, o sea por los puntos más altos de la culata y de la boca. El mismo Ufano denunciaba sin embargo el carácter empírico de esta regla y su falta de exactitud.

Para obtener una línea de mira paralela al eje de la pieza se colocaba en el brocal un suplemento de madera cuya altura era igual a la diferencia entre los radios de las molduras de la culata y de la boca; otras veces se apuntaba por el raso de los metales al punto que se quería batir, se colocaba después el suplemento citado de madera, pero en la faja alta de la culata y la línea de mira que resultaba, cortaba al blanco en un punto, que era el que debía tomarse de referencia al dirigir la visual por el raso de metales para efectuar una puntería correcta. Hay que suponer sin embargo que la precisión del tiro no sería muy grande, aunque cuenta casos notables de aciertos artilleros que al primer tiro arrancó el timón de una barca y otro que rompió las amarras de una embarcación.

Sin embargo la desigualdad de las piezas impedía que aun en las del mismo tipo y calibre hubiera posibilidad de homogeneización de los resultados de tiro, pues para cada ejemplar de pieza correspondía a cada distancia un ángulo de tiro distinto. Lo que no se remedió sino cuando los procedimientos de fabricación consintieron dar a las piezas y a las municiones unas características constantes.

XVII tabla-tiro

Nacieron entonces las primeras tablas de tiro, que reducidas en un principio a un cuadro de equivalencias entre distancias y ángulos de tiro, fueron recogiendo nuevos datos a medida que los conocimientos balísticos y los métodos de experimentación lo consintieron

La artillería naval revolucionó la táctica naval del abordaje pasando a combatir a distancia. Por la posición de los cañones, en los costados de las naves se cambiaron las formaciones frontales por las de líneas de columna. También desparecieron los enormes castillos de proa y popa y se buscaron naves de mayor eslora para portar más cañones.

EL CAÑÓN EN LEPANTO

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EL CAÑÓN EN LEPANTO:

El armamento artillero de las galeras ordinarias del siglo XVI, que tenían de 300 a 400 toneladas, 26 bancadas con unos 250 galeotes y 200 o 250 soldados entre arcabuceros y piqueros, estaba constituido, por lo general, por una culebrina de 36 situada a proa, sobre la crujía (de ahí su nombre de cañón de crujía), y a cada banda de ésta una media culebrina bastarda de ocho y un sacre de seis.

Lepanto Esmeril1

El esmeril bastardo, también llamado “Matacapitanes” (nombre de una pieza de artillería, bautizada así por el uso que se le daba, por ser un modelo diseñado para optimizar su empleo contra los oficiales enemigos protegidos con armaduras a prueba de balas de arcabuz), utilizada en las galeras españolas del siglo XVI, que desde la Cátedra Naval se descubrió e identificó. Es un tipo de arma hasta ahora desconocido y que se cree una pieza única y desconocida de artillería naval de la segunda mitad del siglo XVI, localizada sin inventariar en los museos navales españoles, se encontraba localizada en el rincón de una de las salas de exposición (sala Argos) en la parte oeste de la planta superior del Palacio Renacentista de Álvaro de Bazán, en El Viso del Marqués (Ciudad Real).

La importancia de la pieza, se considera de gran interés por estar está asociada a una de las figuras navales españolas de ese siglo XVI, Don Álvaro de Bazán, primer Marqués de Santa Cruz, y a la batalla naval más importante de esa época, la de Lepanto.

Lepanto Esmeril

El esmeril es de bronce fundido y de cámara cerrada, conservando, unida a los muñones, una sólida horquilla de hierro con su correspondiente pinzote. La joya, o brocal, es abocinada y, a partir de su final, la caña se va ensanchando suavemente, formando un tronco de cono, hasta la faja de la culata. Esto indica que el grosor del metal de las paredes del ánima crece en la misma proporción. Entre la joya y los muñones aparece una fina faja, existiendo otra similar antes del fogón. Éste se halla sobre un pequeño resalte unido a la faja de la culata.

DIMENSIONES Y CARACTERÍSTICAS DE LA PIEZA:

  • Pieza de cámara cerrada.
  • Longitud total con la portarrabiza: 56,8 cm.
  • Longitud de la pieza hasta el final de la faja alta de la culata: 48 cm.
  • Longitud de la portarrabiza: 7 cm.
  • Longitud de la rabiza de madera: 31,5 cm.
  • Longitud total de la pieza con la rabiza colocada en el portarrabiza: 82 cm.
  • Longitud del ánima: 46,5 cm.
  • Calibre del ánima: 38,8 mm.
  • Calibres: 13,5.
  • Espesor de las paredes del ánima: boca 16 mm; medio 17,2 mm; culata 20,4 mm.
  • Diámetro de la bala o pelota: 33,8 mm.
  • Peso de la bala de plomo: 8 onzas = 230 g.
  • Viento de la bala o pelota: 4 onzas = 2,5 mm.

Tiene un calibre o calibo de 38,8 mm, que corresponde a 12 onzas de bala de plomo, al cual, restando el aire de 4 onzas, nos da que la pieza tira bala de 8 onzas de plomo, por tanto entra dentro del valor clásico del calibre del esmeril. El límite superior de datación del “Matacapitanes” debemos establecerlo al final del siglo XVI, en el cual los esmeriles desaparecen siendo sustituidos por los Pedreros.

Las cinco piezas, sobre afustes de madera instalados en la corulla, estaban fijas en el eje longitudinal de la galera y se apuntaban en dirección con el propio buque. Esta acumulación de artillería en la corulla se debía a la conveniencia de disponer de la máxima potencia de fuego en el área ofensiva del buque; a la dificultad de colocar artillería por las bandas. Sobre las falcas, entre los remos, se montaban también las horquillas de los mosquetes de la guarnición. A popa, sobre la espalda, se instalaban igualmente pedreros y mosquetes.

Lepanto Galeaza

Las galeazas (de 1.500 a 1.600 toneladas) y los galeones (de 500 a 600 toneladas que navegaban exclusivamente a vela) artillero llevaban artillería en las bandas, montando las primeras hasta 60 piezas, entre cañones de distintos calibres y pedreros, repartidas entre la proa, la popa y la batería central que cubría las dos bandas por encima de la cámara de boga

 

 

Lepanto Lepanto

En Lepanto (actual golfo de Corinto) el 7 de octubre de 1571, el cañón interviene por primera vez en un gran combate naval, y actúa como poderoso auxiliar de la táctica de la época que, semejante a la terrestre, consiste en la embestida frontal en línea desplegada, tratando de lograr el envolvimiento de las alas para convertirse enseguida en una serie de choques individuales o de grupos de galeras que combaten al abordaje, cuyos resultados dependían fundamentalmente de la potencia y arrojo de las guarniciones de Infantería, que encarnaban el verdadero armamento de galeras y galeones. Piqueros y arcabuceros constituían el armamento principal de las galeras del siglo XVI; la artillería no era en ellas más que un armamento secundario o auxiliar.

Sin embargo, el día de Lepanto, las galeazas, desplegadas a una milla por la proa de la línea cristiana, jugaron un papel específicamente artillero. Las galeras de Alí-Pashá, al avanzar desplegadas en línea de frente contra los cristianos, sufrieron el mortífero fuego de la artillería de las galeazas; la línea turca se quebró, se hundieron varios buques y la mayor parte de ellos sufrieron importantes bajas, con lo que la moral de los jenízaros se quebrantó y ambas circunstancias restaron impulso y energía al choque con las galeras de la Santa Liga.

Lepanto carta

Los cañones de éstas entraron en acción después, pero, para ocasionar los mayores daños posibles en los grupos de soldados enemigos dispuestos al asalto, y siguiendo el sabio consejo dado a D. Juan de Austria por el veterano D. García de artillero Toledo, en una carta que le hacía llegar el el 13 de septiembre  de 1.571 en la que le aconsejaba las tácticas que había de emplear en el combate, no dispararon hasta instantes antes del abordaje, “de modo que se fundiese en uno sólo el ruido del disparo y el de los espolones al quebrarse”, apuntando bien de enfilada para barrer las crujías y arrumbadas de las galeras adversarias.

El tiro naval, en esta época, estaba, como es lógico, en sus primeros balbuceos. La única teoría de tiro naval, entonces existente, era la formulada por Nicola Tartaglia en 1537, quien entendía que la trayectoria del bolaño lanzado por una culebrina era recta en su primera parte y luego curva, «que podía estimarse como parte de una circunferencia». El trozo recto de la trayectoria correspondía al alcance de punto en blanco, y para lograr mayores alcances había que dar inclinación al afuste del cañón mediante una escuadra de madera y una plomada.

Para los artilleros de las galeras el problema del tiro era sumamente sencillo. La puntería en dirección la hacía el capitán aproando el buque en la embestida de manera de enfilar de proa a la galera adversaria, y en cuanto a la puntería en alcance, se disparaba para el alcance de punto en blanco materialmente a boca de jarro, y si estorbaban los propios espolones se cortaban como ordenó hacer D. Juan de Austria momentos antes del combate.

ARTILLERÍA NAVAL SIGLOS XIV-XVI

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LA ARTILLERÍA NAVAL DE LOS SIGLOS XIV-XVI:

La historia tiene en su haber muchos descubrimientos que jugaron un papel trascendental en el desarrollo de nuestra civilización. Sin lugar a dudas uno de ellos ha sido la pólvora, revolucionando de manera esencial las batallas, de tal modo que este producto constituyó desde su creación el elemento básico de casi cualquier arma de combate.

ETIMOLOGÍA chinaLa pólvora fue inventada por los alquimistas de la antigua China en el siglo IX. En principio se obtuvo mezclando azufre, carbón vegetal y salitre (nitrato de potasio). Al moler bien los ingredientes y mezclarse, se obtenía un polvo llamado ‘serpentina’.

Hasta el siglo XIII la pólvora continuó estando bajo el monopolio chino. Pero entonces se introdujo en las rutas de comercio de la seda y pasó a Europa y al mundo islámico, con lo cual empezó a formar parte de muchas de las escaramuzas del período medieval, entre ellas la Guerra de los Cien Años y el asedio turco a Constantinopla. Primero se utilizó en cañones y luego, ya en el siglo XV, en armas de fuego

artillería Batalla

La primera noticia sobre el empleo de la artillería en buques data de 1359, y se da por hecho que los primeros occidentales en utilizar cañones en las galeras fueron los españoles, y según las crónicas en la batalla de la Rochela (Francia) 23 y 24 de junio de 1.372, cuando una escuadra al mando del Almirante Ambrosio Bocanegra derrotó a una inglesa del almirante Conde de Pembroke, que fue hecho prisionero junto con setenta caballeros principales. Según esto, a España le cabe el honor de ser la primera nación que montó artillería en sus naves, pues la guerra de Chioggia, entre Génova y Venecia, que algunos señalaban como punto de partida de la artillería naval, tuvo lugar en 1379.

La artillería aparece en el campo de batalla a bordo de los buques en la primera mitad del siglo XIV. Estos primeros artefactos, es más la curiosidad que producen que el efecto real que tienen en el combate, pero la incorporación progresiva al campo de batalla produciría la gran revolución militar del renacimiento. Los españoles utilizaron cañones, causando gran sorpresa y espanto en sus adversarios. En España era normal llevar cañones en los buques desde fines de la Edad Media, pero la artillería de un barco no formaba parte integrante del mismo. Se situaba a bordo para un viaje específico y se retiraba cuando la nave llegaba a puerto.

artillería carabela
Siglo XIV

La artillería aparece en el campo de batalla a bordo de los buques en la primera mitad del siglo XIV. Estos primeros artefactos, es más la curiosidad que producen que el efecto real que tienen en el combate, pero la incorporación progresiva al campo de batalla produciría la gran revolución militar del renacimiento. Los españoles utilizaron cañones, causando gran sorpresa y espanto en sus adversarios. En España era normal llevar cañones en los buques desde finales de la Edad Media, pero la artillería de un barco no formaba parte integrante del mismo. Se situaba a bordo para un viaje específico y se retiraba cuando la nave llegaba a puerto.

En el Siglo XIV ya estaba generalizado el uso de piezas de artillería, tanto a bordo de los buques de guerra como de mercantes, que tenían incluso su propio reglamento en lo que se refería al armamento necesario de defensa.

A partir del Siglo XIV el cañón se convirtió en el arma de mayor uso a bordo de los buques. Los primeros estaban hechos de barras de hierro forjadas juntas y unidas por medio de zunchos metálicos. Eran normalmente de carga por la recámara y estaban montados sobre apoyos de madera, y disparaban bolas redondas de piedra.

artillería bombarda

El prototipo de las primeras piezas de artillería fue la bombarda o lombarda, nombre dado por los franceses a su primitiva artillería. En España se la denominó durante bastante tiempo como “trueno”.

artillería cebado-llave-artilleria

En principio, la cantidad de pólvora a poner en la recámara, se hacía a voluntad del bombardero, el cual se regía por el conocimiento que tenía tanto de la pólvora que empleaba, como de la fuerza y práctica del tiro. Posteriormente, ya a mediados del Siglo XV. se dio una regla empírica que consistía en llenar con pólvora los 3/5 del volumen de la recámara, otro 1/5 como espacio libre que sirviese para moderar la combustión, y el otro 1/5 también libre para la introducción del disco de madera. El alcance teórico de estas bombardas era de unos 1200 metros, y el eficaz puede suponerse entre los 250 y los 400 metros.

A mediados del siglo XV se fundió el primer cañón en un solo bloque. Este se cargaba por la boca, iniciándose la artillería de avancarga que perduró hasta mediados del siglo XIX.

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Durante todo el Siglo XV y el Siglo XVI existió una gran variedad de bombardas que tomaron distintas denominaciones, según sus características. Así, las bombardas más cortas (2 a 2,5 calibres) y de gran calibre (300 a 500 milímetros) empleadas para el tiro curvo contra plazas fuertes se llaman bombardas trabuqueras, morteros o pedreros; el pasavolante, pieza de uso frecuente en la Armada, era una bombarda de mediano calibre (150 a 200 milímetros), pero de gran longitud dc 15 a 30 calibres; a partir de esta longitud, tomaban el nombre de cerbatanas.

En esta imagen podemos ver el montaje casi a proa de dos bombardas en una carabela del siglo XV de unas 100 tn. de desplazamiento.

artillería carabela

artillería falconete

Otra pieza muy interesante por utilizarse a bordo de los buques es el falconete, pequeña pieza de la antigua artillería usada a partir del Siglo XV. Estaba formada por ocho o diez planchas de hierro reforzadas por manguitos que integraban el tubo, cuyo extremo posterior descansaba sobre su mareo formando la recámara y del que salía la rabera utilizada para facilitar la puntería al asir mejor el arma.

En el siglo XVI existía ya una pieza de artillería especial llamada “Órgano”, que disparaba simultáneamente hasta media docena y más de bolaños pequeños . El Órgano, en cierto modo la ametralladora de antaño, resucitado hoy en la figura de los modernos lanzadores de cohetes, era, como claramente se ve en la figura, un conjunto de varios cañones pequeños fundidos en un solo bloque a los que se daba fuego simultáneamente.

artillería Organo

En el Siglo XVI, la industria de fabricación de cañones en España, ya tenía una antigüedad de varias centurias.

A contar del siglo XVI su empleo se masificó en las armadas europeas y turcas. Así la artillería, por su mayor eficiencia, fue reemplazando a las armas de fuego portátiles.

Inicialmente la artillería naval era igual que la de tierra, usándose los mismos tipos: bombardas, falconetes, pedreros, etc. situación que persistió hasta el siglo XVI, donde ya aparece el cañón naval claramente diferenciado del usado en tierra, sobre todo en el montaje de las cureñas. Como todavía no había mecanismos para hacer debidamente las ánimas, los constructores de cañones producían artillería con tubos excéntricos, y una holgura que tenía en cuenta que una bala de cañón podía no entrar bien en el tubo. En consecuencia la artillería era imprecisa y no era probable que diera en el blanco más allá de un corto alcance.

Los que pedreros y falconetes también llamados cañones de borda giratorios, reunían como característica principal su poco peso, en relación con el proyectil que podían disparar. Esta liviandad se conseguía gracias al reducido espesor de los metales y permitir su montaje en horquillas sobre borda o falca de buques y embarcaciones menores. La relativa debilidad resultante del poco espesor de sus paredes se compensaba con una carga impulsiva igual a solo un noveno del peso de la bala, en vez de un tercio o un medio como usaban los verdaderos cañones montados en cureñas.

El calibre de los pedreros variaba generalmente entre una y media libra y se cargaban por la boca. Sin embargo los pedreros Españoles eran de a dos y tres libras.

artillería Rovira

En 1787 Rovira daba los planos de dichos pedreros que eran de retrocarga y simultáneamente proponía su reemplazo por los largos que había inventado en 1783.

Si comparamos los planos de un antiguo falconete del Espasa con los planos del pedrero de Rovira de a 3 libras resulta difícil establecer una diferencia entre ellos. Como vemos pedreros y falconetes se cargaban por la culata, se montaba sobre horquillas y tenían un largo semejante, doce calibres el primero y catorce el segundo la diferencia notable entre ambos era el calibre de media libra para el pedrero y tres libras para el falconete.

En el Siglo XVI aparece ya la artillería de bronce o hierro colado, que recibía muchas denominaciones según el peso del proyectil (expresado en libras) y su longitud (medida en calibres). Así aparecen los basiliscos y serpentines, como artillería de sitio, que disparaban bolaños de hasta l00 libras; las culebrinas, que disparaban bolaños de 18 a 40 libras; las medias culebrinas, cuyos bolaños pesaban de 8 a 18 libras, y los sacres para bolaños de 5 a 8 libras, y que equivalían a un cuarto de culebrina.

En lo que se refiere a los serpentines, eran semejantes a los cañones de mano pero de construcción más precisa, y fueron utilizados hasta el primer cuarto del Siglo XVI. Se diferenciaban esencialmente de estos en la unión del cañón con la recámara, que verificándose a rosca quedaba como formando una sola pieza de más ligereza y seguridad.

artillería verso

El verso, era una pieza de calibre reducido y con gran aumento de la longitud de su caña. Los sacabuches, eran piezas ligeras de bronce con un suplemento en la culata, que serviría posiblemente para sujetarlas a una especie de rabera de madera destinada a darles dirección. El calibre de los sacabuches se calcula que variaba entre 2 y 6 centímetros, su longitud era proporcionalmente muy grande, y pueden considerarse como los precursores del armamento portátil de hoy.

artilleria Cerbatana-de-fuego

Aunque menos conocida, existió otra pieza de este tipo de artillería denominada cerbatana de fuego, de unos 22 milímetros de calibre y de 25 a 40 calibres de longitud. Parece que su utilización comenzó en el Siglo XV, ya que existen noticias de haber sido fabricado cerbatanas en 1438. Se utilizó hasta principios del Siglo XVI. Es una pieza que se podía utilizar tanto en campaña como para la defensa de plazas, construyéndose después de dos clases o tamaños: las más grandes pasaron a formar parte más tarde de las piezas de artillería ligera, y las pequeñas se convirtieron en artillería menuda evolucionando hacia el arcabuz.

artillería mosquetes

El mosquete o mosquetón, conseguido gracias a los adelantos de la industria, que permitieron forjar de una sola pieza de hierro el cañón y la recámara, resultando mucho más ligero, más largo, y de más efecto, siendo su tiro de hasta 300 metros. Como los mosquetes no eran bastante manejables para servirse de ellos sin más auxilio que las manos, se portaba una horquilla que apoyada en tierra ayudaba a sostener el arma cuando se hacía fuego. El mosquete fue introducido por Carlos I en 1521, y en esta época la Infantería constaba de dos tercios de arcabuceros o mosqueteros y el resto de piqueros.

 

CARGA, POSICIONES, FUEGO Y RECARGA

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CARGA, POSICIONES DOTACIÓN, FUEGO Y RECARGA PARA LOS CAÑONES DE GRUESO CALIBRE:

La gran atención que se le prestó en los últimos años a todo lo que tenía relación con la Artillería Naval, condujo a útiles e importantes modificaciones, tanto en el modo de combatir como en el de manejar y cargar los cañones. Estas modificaciones se han hecho anticuadas, aunque de reciente fecha, el ejercicio publicado en 1834, el cual ha sido necesario arreglar de nuevo. Los principales adelantos en el modo de combatir son las alzas, llaves de percusión, fulminantes, cuñas de detención y tacos de anillo cortados. Las alzas han dado a las punterías una exactitud, facilidad y rapidez a que jamás se había llegado antes. Es verdad que en combates a corta distancia, cuando la visión está oscurecida por el humo, se disminuyen las ventajas del alza aunque todavía proporciona una buena indicación; pero todas aquellas ventajas se recobran cuando por la distancia al objeto el fuego es lento y el humo se disipa con la brisa.

La llave de percusión de construcción tan sólida y uso tan sencillo, y los fulminantes, han reemplazado con gran ventaja a las llaves de chispa y estopines ordinarios. Con dichas llaves y fulminantes ha desaparecido el uso del chifle que causaba tantos accidentes y dilataba la operación de cebar. El fuego es instantáneo, y las descomposiciones de la llave más raras y más fáciles de reparar. La mecha solo se usa por precaución. Las cuñas de detención, que se usan en las baterías de costa, son también un adelanto importante y se manejan con facilidad: también se ha abandonado casi enteramente el uso del pie de cabra que era tan engorroso, causaba heridas y destrozaba las cubiertas.

El taco de anillo, al cual se corta un pedazo de cerca de ocho décimos de pulgada, tiene la gran ventaja de facilitar la introducción simultánea de toda la carga y de ocupar abordo muy poco espacio. Sin embargo, no se ha abolido enteramente el uso de los tacos cilíndricos, pero solo se usan en casos excepcionales.

Estas alteraciones han producido otras en la carga, punterías y modo de hacer fuego. En el manejo de los cañones hay una tendencia a la demasiada rapidez que es muy vituperable, porque la precipitación conduce a la inexactitud. Debe tenerse presente que con dicho manejo hay dos fases distintas: la carga y la puntería.

Nunca será demasiado el cuidado y método para hacer la puntería; el cabo de cañón en este caso debe ser todo calma y atención. La carga, al contrario, debe hacerse con toda la rapidez posible para evitar accidentes al cañón y artilleros.

La puntería debe ser lenta, cuidadosa y melódica. Es indudable que en igualdad de circunstancias en un combate, la ventaja estará de parte del que cargue más pronto: y si por la proximidad de los buques la puntería es solamente una parte accesoria, la victoria será del que tenga su gente adiestrada en cargar con más prontitud. Por consiguiente:

La puntería debe ser lenta, cuidadosa y metódica.

La carga debe hacerse con toda la rapidez posible.

Con este objeto empleamos dos cargadores y la introducción simultánea de toda la carga. La asistencia de los dos cargadores para pasar la lanada, cargar y atacar, hace estas operaciones prontas y seguras. La forma del cartucho ordinario no permite hacer uso de la carga simultánea en los cañones recamarados; pero esta dificultad ha sido vencida dándoles una nueva figura, que permite hacer uso con esta clase de cañones, del mismo método de carga que con los demás.

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ZAFARRANCHO DE COMBATE:

Al toque de esta voz indica que se hagan todos los preparativos necesarios para combate, tanto en la maniobra como en el servicio de la artillería. Al momento que se oiga este toque las tripulaciones cubren sus piezas de la banda que se indique, las destrincan y traen los pertrechos según indica la siguiente tabla:

carga numero-en-el-cañon

A LA VOZ DE CUBRIR UNA SOLA BANDA:

Debe observarse un silencio absoluto. Se prohíbe toda conversación inútil frente del enemigo. Los cabos de cañón dan frente a las portas, los sirvientes al cañón, y se alinean por los del costado guardando su vista fija sobre el cabo, los pies unidos y los brazos caídos a los costados.

carga Posiciones-Cañon

DESTRINQUEN LA ARTILLERÍA Y QUITEN LOS TAPABOCAS.-

El primer sirviente de la derecha saca el tapaboca y lo coloca a su espalda; el cabo de cañón ayudado por los otros sirvientes, lo destrinca y lo aguanta en batería pasando por encima del cascabel las tiras de los palanquines que son aguantadas por los segundos sirvientes de derecha e izquierda, quita después la planchada y la coloca detrás de los sirvientes, y levanta el martillo de la llave.

ACLAREN EL OÍDO Y CEBEN.-

El cabo de cañón toma la aguja con su mano derecha, la introduce con fuerza en el oído, se asegura de que el cartucho está en su lugar y lo rompe, abre la cacerina, toma un fulminante, lo introduce en el oído apretando la cabeza sobre el campo del fogón y vuelve a cerrar aquella

carga cebado-oido-canon

Es muy esencial oprimir la cabeza del fulminante sobre el campo del fogón, para que el golpe del martillo sea eficaz y no falte el tiro. Si no hubiese a mano fulminantes, o se rompiese la llave, se ceba con la pólvora del chifle que el cabo debe tener colgado al hombro de izquierda á derecha, en dicho caso lo toma con esta mano, carga el dedo chico sobre el gatillo e introduce pólvora en el oído con la aguja, y después que aquel está lleno forma un pequeño reguero y lo pulveriza para asegurar que se inflame al aplicarle la mecha.

APUNTEN.-

El comandante del buque da la distancia al blanco. Si el cabo de cañón no ha recibido orden ninguna,  su inteligencia debe suplir esta falta. Para dar una elevación a propósito debe saber la clase de carga que contiene el cañón. Cuando el cabo necesita elevar la culata coloca su mano izquierda sobre la faja, y mientras que sus dedos estén levantados, los sirvientes la elevan, cuando baja los dedos debe arriarse la culata, pero poco a poco y con regularidad, de suerte que el cabo pueda seguir con facilidad la línea de mira y forzar la cuña cuando tiene la elevación necesaria.

Primer tiempo. El cabo de cañón eleva el alza hasta el grado indicado por el oficial y según la carga que contiene el cañón; se coloca a la derecha del palanquín de retirada con el pie izquierdo adelantado y doblando la rodilla; la pierna derecha extendida, la mano izquierda sobre la faja de la culata y la derecha agarrando la cuña. Los terceros sirvientes de cada banda, ayudados por los cuartos en las piezas de grueso calibre (de á 24 para arriba) toman los espeques, los colocan en las escaletas, y elevan o bajan la culata según las órdenes del cabo, hasta que el cañón esté en la dirección oportuna, esto es, hasta que la línea de mira coincida todo lo posible con el objeto, cuando está el buque en la mitad de su balance (cuando durante el balance la línea de mira pasa a una distancia igual hacia arriba y hacia abajo del objeto).

Si la puntería es muy oblicua, el cabo comienza por hacer ronzar hacia proa o hacia popa hasta que se halle casi en la dirección requerida; entonces corrige la elevación y espera al segundo tiempo para rectificar la puntería.

Segundo tiempo. Los mismos números colocan sus espeques debajo de los pezones para ronzar el cañón a derecha o izquierda según las órdenes del cabo; éste se endereza y zafa del cascabel las tiras de los palanquines; ordena a los que no están ocupados en apuntar que aguantan el cañón contra la porta, y se retira con rapidez a toda la extensión de la piola que agarra con su mano derecha; rectifica la visual inclinándose y conservando en una misma línea su ojo, la parte alta del alza, la pínula y el objeto.

Tercer tiempo. Tan pronto como está hecha la puntería el cabo da la voz de listo; se retiran los espeques de los pezones y vuelven a su posición los sirvientes que los manejan, colocándose en línea con los otros y dejando descansar en la cubierta las uñas de aquellos, zafas de los pezones de los ejes.

Hay diferentes modos de apuntar:

Horizontal.- Conservando el cañón en esta posición y al centro de la porta.

Directo.- El cañón al centro de la porta, pero el eje fuera de la horizontal, según la distancia.

Oblicuo.- Cuando al apuntar es necesario ronzar hacia proa o popa, lo cual se da a entender con la voz de “punterías de caza” o retirada para expresar que los cañones deben ronzarse todo lo posible.

De lleno.- Cuando se apunta como para dar en el casco del enemigo cerca del palo mayor.

A la línea de agua.- Apuntando como para dar en ella. En este modo de hacer fuego puede sacarse ventaja del balance del enemigo hacia la parte opuesta.

A desarbolar.- Pero esta es una práctica muy incierta que hace que se pierdan casi todas las balas, siendo de los más graves errores que se cometieron y ahora está casi enteramente abandonada. Solamente debe hacerse por orden expresa del Comandante del buque, y en tal caso se apuntará principalmente a las jaretas del trinquete.

El tiro  directo.- Cuando la bala hiere al objeto sin haber tocado antes en ninguna parte.

De rebote.- Cuando la bala toca en el agua antes de herir al objeto. Este método, que algunas veces es muy ventajoso, debe usarse principalmente cuando la mar está llana.

De enfilada o de flanco.- Cuando la bala atraviesa de popa a proa o al contrario, y diagonal, cuando la bala lleva la dirección de serviola a aleta, o en sentido inverso.

FUEGO.-

El cabo de cañón jamás debe disparar si no tiene enfilado el objeto o si no están claras las batas de los palanquines. El disparar al azar solo sirve para gastar municiones, calentar el cañón, fatigar a la gente,  hacer humo y perder tiempo inútilmente. Solo se debe hacer fuego cuando se está seguro de la puntería.

Para que el fulminante se inflame es preciso que el martillo caiga de lleno sobre su cabeza, para asegurar que suceda esto, el cabo tendrá la piola extendida, su mano en línea con el martillo y dará un tirón fuerte y sin sacudida.

Primer tiempo. El cabo de cañón espera hasta que el movimiento del buque hace coincidir el objeto con su línea de mira: cuando este momento está próximo hace una seña y dispara, tirando con fuerza de la piola. A la señal del cabo, los sirvientes que aguantan los palanquines los largan, dejándolos zafos de los ejes; los de los espeques apoyan estos en la cubierta; los demás sirvientes, excepto los cargadores que son los que están más próximos a la amurada, corren a la tira del palanquín de retenida y halan de él hasta tesar el braguero.

Los primeros sirvientes (cargadores) de derecha e izquierda toman las cuñas de detención y tan pronto como la cureña está zafa de la porta las introducen debajo de las ruedas: el cabo de cañón recoge la piola y medio monta la llave. El último sirviente de la izquierda muerde la beta del palanquín de retenida y los otros pasan a sus puestos. Cuando después de disparar no hay peligro de que el cañón se corra y entre otra vez en batería, pueden los segundos sirvientes atender a las cuñas; entonces los primeros pasan inmediatamente el pie por encima del braguero para pasar la lanada, y el segundo de la derecha está más pronto listo para entregarla.

Segundo tiempo. Los terceros sirvientes de derecha e izquierda, ayudados por los cuartos en los cañones de grueso calibre, toman los espeques y elevan o bajan la culata para que el cabo coloque el cañón en la mejor posición para la carga: los otros sirvientes adujan las tiras de los palanquines; se retiran los espeques y todos reasumen su primera posición.

TAPEN EL OÍDO, PASEN LA LANADA Y DEN EL ATACADOR.-

Es muy importante tapar bien el oído para extinguir bien cualquier fuego que pueda haber quedado en el ánima e incendiar el cartucho inopinadamente. Esto es de la mayor importancia y, por muy rápido que sea el fuego, jamás el cabo de cañón debe dejar de taparlo,  mientras que los cargadores están delante de la boca.

Primer tiempo. El cabo de cañón toma la aguja con su mano derecha y la introduce con fuerza en el oído asegurándose de que este está claro: entonces lo tapa con el dedo pulgar de la mano izquierda hasta que el cañón esté cargado, no descubriéndolo para ver si el cartucho ha llegado a su lugar, hasta que los cargadores están zafos de la boca. Los primeros sirvientes (cargadores) pasan el pie por encima del palanquín y braguero; el segundo sirviente de la derecha entrega la lanada al primero, que la introduce con fuerza en la pieza, y entonces se coloca el atacador entre los dos cargadores, descansando el asta en el batiporte y la cabeza en la cubierta tocando al eje delantero.

Segundo tiempo. Los dos cargadores dan vueltas a la lanada en el fondo del ánima, de modo que se haga también uso del sacatrapos que está colocado en el centro de la feminela; después la retiran dándole vueltas y le dan algunos golpes en la parte inferior de la joya, para que suelte el polvo, etc. El cargador de la derecha la entrega al segundo sirviente y toma el atacador con su mano izquierda. El cabo de cañón introduce una aguja en el oído, y si no está claro, da la voz de lanada y se vuelve a pasar esta del mismo modo. El cabo aclara el oído. El último sirviente de la derecha limpia el martillo de la llave é inspecciona las cabezas del atacador y lanada; las tiras de los palanquines se pasan a los dos últimos sirvientes, que las tienden en la cubierta.

CARGUEN.-

El cargador de la izquierda da media vuelta hacia este lado recibe el cartucho del proveedor y lo introduce con el culillo hacia dentro; introduce después sucesivamente la bala y el taco que le son entregados por el segundo sirviente, que enseguida vuelve a su puesto. Durante esto, el cargador de la derecha cuida si es necesario de que la carga no se salga del cañón, colocando para esto su mano derecha delante de la boca.

Carga atacador-en-anima

Tan pronto como se ha introducido la carga, los dos cargadores la llevan con fuerza hasta el fondo del ánima con movimientos sucesivos del atacador a toda la extensión del brazo, oprimiéndola fuertemente al llegar al fondo. El cargador de la derecha se asegura de que ha llegado por una señal hecha en el asta del atacador y lo anuncia al cabo dando un golpe sobre la pieza, coloca su mano izquierda sobre la joya y extiende el brazo izquierdo listo para atacar: el de la izquierda se coloca en una posición semejante.

Así que el proveedor ha entregado el cartucho, va a buscar otro llevando el guarda-cartucho debajo del brazo izquierdo y la mano derecha puesta sobre la tapa.

Si el cartucho se rompe dentro del ánima, se hace uso de un taco cilíndrico para apretar la pólvora. El culillo se introduce hacia el fondo porque de otro modo el moño de la ligadura podría hacer que el cartucho no llegase al fondo del ánima, ó dejase pedazos encendidos.

Nunca debe hacerse uso de más de una bala, si se hace uso de bala y metralla, esta debe introducirse la última, y en este caso se usa un taco cilíndrico. El taco es siempre el último a introducirse, sean  cuantos quieran los proyectiles solamente se usa un taco, y  nunca sobre el cartucho, porque esto disminuye el alcance, aumenta el retroceso y hace más larga la carga.

ATAQUEN.-

Los cargadores dan dos golpes de atacador; el de la izquierda vuelve a su puesto el de la derecha retira el atacador y lo entrega al segundo sirviente que lo coloca en la cubierta: el cargador vuelve a su puesto.

carga agujereado-cartucho

Hecho esto, el cabo rompe el cartucho con la aguja; si este no ha llegado da la voz de ataquen y se repite esta operación. Al mismo tiempo el último sirviente de la izquierda, coloca el espeque en la argolla de guía listo para que el cabo conserve el cañón al medio de la porta al entrar en batería, corre en seguida al palanquín de retenida, desmuerde la beta y la aguanta en su mano para arriarla cuando sea necesario.

El último sirviente de la derecha y el más inmediato al de la izquierda dan a los demás las tiras de los palanquines y los cargadores cuidan de que las cuñas de detención no presenten dificultad para retirarlas. Si el combate continua, empieza de nuevo desde la segunda voz después de romper el cartucho.

No se debe atacar con demasiada fuerza porque la pólvora pulverizada arde con más lentitud que en grano, y produce menos alcance, y porque es más fácil que el culillo del cartucho quede en el fondo, lo cual es peligroso para el cartucho subsiguiente.

EN BATERÍA.-

Primer tiempo. El cabo de cañón toma con su mano izquierda el espeque, cuidando de guiar el cañón al centro de la porta. Los cargadores retiran las cuñas de detención y las colocan a su espalda y suspenden el braguero para mantenerlo claro.

Segundo tiempo. El cabo hace una señal para meter en batería el cañón y los sirvientes halan de los palanquines. Hecho esto el cuarto sirviente de la izquierda desarma el espeque y lo coloca en la cubierta. El cabo ceba y aguanta el cañón en batería pasando por encima del cascabel las tiras de los palanquines que son aguantadas por los segundos sirvientes de ambas bandas. Se ganará tiempo colocando el fulminante en el oído en el momento de romper el cartucho: pero en combate debe dejarse a la inteligencia del cabo de cañón que cebe a cualquier tiempo conveniente antes de que el cañón entre en batería.

PONGAN LOS TAPABOCAS Y TRINQUEN LA ARTILLERÍA.-

Primer tiempo. El tercer sirviente de la derecha entrega la planchada al cabo de cañón que la coloca sobre la culata y hace que el último sirviente aguante las tiras de los palanquines; aboza el seno del braguero entre los pezones del eje y palanquines, y a los últimos se les da vuelta redonda al cascabel.

Segundo tiempo. El cargador de la derecha pone el tapaboca, los otros sirvientes adujan las vetas de los palanquines, y el último de la izquierda desengancha el de retenida y le pone a un lado; todos los efectos que se han traído de los pañoles, y que no deben estar en la cubierta, son llevados a su lugar por los mismos que los han traído.

A LA VOZ DE CUBRIR AMBAS BANDAS:

Estando cubierta una banda cubrir la otra.

Los cabos de los cañones que se desalojan, que son los pares si está cubierta la banda de estribor y los nones si es la de babor, dejan la cacerina sobre el cascabel, el último sirviente deja también la  Planchada y demás efectos.

“Los cañones se empiezan a numerar desde proa”.

FLANCO DERECHO E IZQUIERDO.-

Los sirvientes de derecha e izquierda de los cañones que se desalojan, se preparan para pasar al cañón correspondiente de la banda opuesta. Los tres primeros sirvientes de la derecha de los cañones restantes giran a la izquierda y el primero de la izquierda a la derecha.

MARCHEN.-

Los cabos de los cañones que se desalojan, que han dado media vuelta, pasan con su gente al cañón correspondiente de la otra banda y se separan, pasando los tres primeros sirvientes de la derecha al cañón de su derecha, haciendo el primero las veces de cabo, el segundo de cargador de la derecha, y el tercero de la izquierda. Los cabos que quedaron en sus cañones dejan la planchada con los efectos portátiles y envían al cañón de su derecha ahora vacante a los tres primeros sirvientes de su derecha, haciendo el primero las veces de cabo, el segundo de cargador de la derecha y el tercero de la izquierda.

Los cargadores de la derecha, que hacen ahora las veces de cabos, toman la denominación de cabos provisionales y los que son efectivos la de cabos titulares. En cada uno de los cañones en donde hay un cabo titular, el primer sirviente de la izquierda queda de cargador de la derecha, y el segundo de cargador de la izquierda.

Cada cabo al llegar a su cañón toma la cacerina, dedal o tapa-fogón y la planchada. Las lanadas y atacadores se pasan a la izquierda de los cañones en toda la batería. El cabo quita la planchada y hace sacar los tapabocas.

PRIMERA PARTE:

CABOS TITULARES…. ACLAREN EL OÍDO Y CEBEN.-

Solamente ceban los cabos titulares después de meter en batería sus cañones, si ya no lo estuviesen.

CABOS TITULARES….. APUNTEN.-

Los cabos titulares hacen todos los movimientos marcados para apuntar.

CABOS TITULARES….. FUEGO.-

Los cabos titulares esperan el momento favorable y disparan; sacan el cañón de batería ayudados de los otros sirvientes, y muerden ellos mismos la beta del palanquin de retenida.

NÚMEROS VOLANTES….. CAMBIAR DE PUESTO.-

Los cabos que acaban de disparar conservan solamente consigo a los dos cargadores y al proveedor. Todos los demás sirvientes, que se llaman números volantes, pasan al cañón de su derecha ocupando en él los mismos puestos que tienen en el otro, si el cañón está dentro, el último sirviente de la izquierda atiende al palanquín de retenida para meterlo en batería.

SEGUNDA PARTE:

CABOS TITULARES….. TAPEN EL OÍDO Y PASEN LA LANADA.-

El cabo tapa el oído, el cargador de la izquierda da al de la derecha, que se acerca a la boca, la lanada de la cual hace uso el último. Mientras tanto el de la izquierda coloca el atacador al alcance del de la derecha, con el asta sobre el batiporte y la cabeza tocando al eje delantero. El cargador de la derecha vuelve la lanada al de la izquierda, que la coloca en la cubierta antes de pasar a ayudar al de la derecha.

CABOS PROVISIONALES………… EN BATERÍA, ACLAREN OÍDO Y  CEBEN.-

Los cabos meten en batería y ceban.

CABOS TITULARES….. CARGUEN.-

El cargador de la izquierda recibe del proveedor el cartucho que introduce en el ánima, el dela derecha, que ha tomado el atacador desde el momento que dejó la lanada, aguanta el cartucho para que no se caiga al agua. Después de entregar el cartucho, el proveedor tercia a la espalda el guarda-cartucho y desempeña las funciones de segundo sirviente de la izquierda. Después lo toma debajo del brazo y se va á buscar pólvora llevándola al cañón que se ha disparado. Los cargadores introducen la carga, ven si ha llegado al fondo y se  disponen para atacar.

CABOS PROVISIONALES….. APUNTEN.-

Los cabos provisionales hacen todos los movimientos que se han indicado para apuntar.

CABOS TITULARES…..  ATAQUEN.-

Los cargadores atacan.

CABOS PROVISIONALES…. FUEGO.-

El cabo dispara y muerde la beta del palanquin de retenida.

NÚMEROS VOLANTES……….. CAMBIAR DE PUESTOS.-

Los números volantes vuelven, como ya se ha explicado, a los cañones de los cabos titulares.  Para continuar el ejercicio se  aplicarán alternativamente las mismas voces a los cabos titulares y provisionales.

PARA FINALIZAR.-

Si hubiese un número de cañones impar, en el último se maniobrará como si el opuesto fuese el de su derecha. Todas las lanadas y atacadores se pasan a la vez del lado derecho al izquierdo de los cañones, observándose todos por el de popa.

Cuando en combate se da la voz de cubrir ambas bandas, los cabos dan a los demás sirvientes la orden de marchar, pero ellos no se mueven hasta que son relevados. Los cabos de cañón que quedan en sus puestos envían inmediatamente los tres sirvientes al cañón de su derecha para continuar cargándolo.

Se hace cesar el fuego, se cargan los cañones que no lo estén y se meten en batería, excepto los de la primera que se dejan dentro. Los números volantes se reúnen inmediatamente en los cañones de los cabos titulares, para evitar confusión en el caso de que haya que cubrir la otra banda. Si durante el fuego a discreción se diese la voz de cubrir Ia batería de babor o estribor, los cabos que desalojan sus cañones los cargan y meten en batería, si es en las cubiertas superiores, pero si fuese en la primera batería, los dejan dentro y en seguida pasan al cañón opuesto sin esperar más orden.

Los cabos que quedan en sus cañones continúan el fuego, y los cabos provisionales no se reúnen a sus titulares hasta que son relevados por los cabos de la otra banda.

CAÑÓN NAVAL

Cañon-7

CAÑÓN NAVAL: DEFINICIÓN, PARTES Y UTENSILIOS.-

Un cañón naval es una pieza de artillería, que consiste en un tubo metálico largo y hueco habilitado sobre una base generalmente móvil, que utiliza pólvora o cualquier otra sustancia y en cuyo interior se produce una explosión rápida o controlada, expandiéndose los gases para así descargar o disparar proyectiles a alta velocidad por la boca o extremo delantero abierto.

 

PARTES DEL CAÑÓN NAVAL:

 

partescañon-2

Cascabel.-

Lugar para unir cuerdas de detención para hacer frente al retroceso de disparar el cañón.

El cascabel de un cañón generalmente comprende la perilla (A) y el cuello (B), con modelos particulares que también presentan un filete (C). Según algunas definiciones, el cascabel también incluye la base de la recámara (D).

cañón Cascabel

Oído o Fogón.-

El oído o fogón es un fino agujero que comunica la recámara con la cazoleta y que se utilizaba para comunicar el fuego a la pólvora del ánima, y al accionar el mecanismo de disparo de la llave, produciendo el sílex de la misma la ignición en la pólvora del oído del cañón para expulsar al exterior el proyectil.

Filete.-

Ranura donde encaja la llave de percusión.

cañón Oido33

Cazoleta.-

Receptáculo contiguo a la recamara y centrado en el orificio del oído, en el que se deposita la pólvora de ignición de la carga principal, llamada polvorín.

Ánima.-

Interior de la caña, que va desde la culata hasta la boca de fuego. Puede ser rayada o lisa.

Recamara.-

Espacio ensanchada e inmediata a la culata del interior de un cañón o arma de fuego, opuesta a la boca, en que se coloca la carga, cartucho o bala que se va a disparar.

cañón Partes-cañon

Brocal.-

Remate del borde exterior de la boca de fuego.

Boca de Fuego.-

Terminación del ánima del cañón.

Caña o Tercer Cuerpo.-

La caña es el tubo de una pieza de artillería, abierto por los dos extremos, que sirve para dar dirección al proyectil. También se denominaba trompa. En ella se enchufaba la recámara o servidor, que contenía la carga de pólvora.

Muñón.-

Se llama muñón cada uno de los apéndices cilíndricos que salen en dirección transversal del cuerpo de una pieza de artillería, y por medio de los cuales descansa esta sobre su montaje. Los muñones le sirven, además, de eje para la puntería en elevación.

 Culata.-

La culata es la parte posterior de un arma de fuego que obtura la parte posterior del ánima del cañón en los cañones de avancarga, dentro de la cual se detona el explosivo contenido dentro del cartucho que impulsa a la bala.

Escocia o Media Caña.-

Es una arco de 60 grados que se describe formando un triángulo equilátero con la distancia de los dos puntos que deben contener la moldura ; pero de forma que el vértice del triángulo o centro del arco, quede á la parte de afuera, para que la curvidad de la moldura esté hacia adentro.

Faja Alta o Platabanda.-

También llamado friso o refuerzo de la culata, es la que tiene mayor diámetro  y se utilizaba para dirigir la puntería junto con la faja del brocal.

 

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Cuña de puntería.-

La Cuña de puntería es una media cuña cortada paralelamente a su altura, pero con mayor inclinación en su plano superior. Esta sirve para elevar más o menos la culata del cañón sobre la Almohada.

Almohada.-

Es un trozo de madera fuerte, cuya figura es de una media cuña, con inclinación poco sensible, cortada por un plano paralelo á su altura. Esta pieza descansa sobre la Banqueta, y sobre ella se colocan las Cuñas , por cuyo medio se arreglan las punterías.

Banqueta o Solera.-

Banqueta se compone de un pedazo de tablón, en cuyo principio  se asegura un zoquete (Trozo de madera corto y grueso que queda al cortarlo de una pieza mayor) ó trozo de quarton (que es una cuarta parte del cuarto), y en el otro extremo se clavan dos listones,  o se hace un rebaje en el mismo quarton, donde debe entrar la llave trasera ; y el zoquete descansa sobre el eje trasero.

Gualdera.-

Las gualderas son dos pedazos gruesos de tablón de roble, que se colocan verticalmente en la Cureña sobre los cuales apoyan los muñones del cañón a cuyo efecto tiene cada uno en el canto superior un rebaje circular llamado muñonera.

Sobremuñoras.-

Banda semicilíndrica de hierro, que firme en el canto de las gualderas de la cureña ya abrazando el muñón del cañón, impida que este se salga a la hora de efectuar el disparo.

Chaveta.-

Pasadores metálicos cilíndrico o rectangulares, con los que se sujeta el cañón a la cureña.

Volver a Descripción del cañón.

MODOS DE TRINCAR LA ARTILLERÍA A BORDO DE LOS BUQUES:

Trincar la artillería a bordo no es otra cosa más que sujetar a la vez la cureña y el cañón en términos que queden sin el menor movimiento posible, a pesar de los muchos que procuran darles los balances, cabezadas y elevaciones y descensos verticales de los buques.

La artillería de todos los puentes y cubiertas suele trincarse de dos modos generales, atendiendo a la posición que puede darse a las cureñas con respecto a los costados del buque. Si la longitud de aquellas y de los cañones quedan perpendiculares a los costados, siéndolo también las ruedas, como cuando están en batería, se trincan de un modo los cañones de la batería del entrepuentes en los navíos y de otro los de los otros parages.

INSTRUMENTOS Y HERRAMIENTAS PARA USO DE LOS CAÑONES:

Para el manejo de las cureñas y servicios de cañones son necesarios varios instrumentos:

Para el servicio de cada Pieza los utensilios que se utilizaban eran los  siguientes:

Dos o tres cuñas de puntería, dos espeques, un pie de cabra, una planchada, tacos, balas, palanquetas, saquillos de metralla, mechas con su mechera, un juego de armas compuesto de cuchara, atacador, lanada, y un sacatrapos por cada cuatro (4) Cañones, montados todos en sus astas, un chifle para cebar, y un juego de agujas de fogón, con las seis (6) especies que se llaman : punta de diamante, rampiñete, gubia, sacafilásticas, barrena de caracolillo, y espingueta.

Punta de diamante.-

La aguja de punta de diamante tiene su punta de 3 esquinas, y sirve para romper el cartucho, afin de que se comunique, la pólvora del cebo con Ia de la carga.

Rampiñete.-

El rampiñete tiene doblada, su punta, y sirve para reconocer el espesor de metal que tiene la Pieza en la parte del fogón.

Gubia.-

La gubia o gurbia es de la figura de una media caña  y sirve para reconocer por el fogón, si la pólvora  de la carga, está húmeda.

Sacafilásticas.-

La sacafilásticas es á modo de un sacatrapos , y sirve para sanar la clavellina, cuando se hunde en el fogón.

Barrena de caracolillo.-

La barrena de caracolillo es con figura de una barrena y sirve para aclarar el fogón , cuando se halla tapado con tierra, u otro leve impedimento

Espingueta.-

La espingueta es seguida y más delgada que las otras, y tiene su punta roma, sirve, para recalcar la pólvora del cebo, y hacer que se comunique con la carga, para lo cual, se introduce en el fogón al tiempo de cebar.

Espeques y pies de cabra.-

Son unas barras largas, cuyo grueso va disminuyendo hasta el extremo por donde se manejan. El primer tercio de su longitud tiene, con alguna imperfección,  la figura de una porción de pirámide cuadrada, y los dos tercios restantes forman un cono truncado cuyo diámetro mayor es el menor de la parte piramidal.

cañón Espeque

Unos y otros forman en su extremo más grueso una especie de cuña. Los pies de cabra tienen esta parte dividida, de cuya circunstancia toman el nombre de tales. Los Espeques se hacen de madera fuerte, como el álamo negro, encina o alcornoque, y los pies de cabra son de hierro. Estos instrumentos de palancas se utilizan  para suspender el Cañón, y manejar la Cureña.

Juego de Armas.-

Para el servicio de los Cañones son necesarios varios instrumentos, denominándose “Juego de armas”. Cada uno de estos juegos se compone de Cuchara,  Atacador,  Lanada, y Sacatrapos montados en sus astas de madera. Sin embargo el Rascador no es un instrumento, que se incluye en el juego de armas, y que se utiliza con menos frecuencia que los que se enumeran.

Cuchara.-

La Cuchara se hace de una hoja de cobre, enrollada en un zoquete cilíndrico de madera, y este montado en su correspondiente asta. Su forma es la de un cilindro abierto por la parte superior,  terminando á manera de un arcaduz, a cuya parte llaman chaflán ó boca de la Cuchara.

canón Cuchara1

El uso de este instrumento es para introducir la carga en la Pieza , quando la pólvora no se halla encartuchada; y para sacar la bala y la pólvora (si está suelta) cuando se descarga la Pieza sin dispararla. Sirve también para sacar los pedazos del cartucho, que suelen quedarse pegados á las paredes del ánima.

Atacador.-

El Atacador es un zoquete de madera casi cilíndrico, montado en su correspondiente asta. Sirve este instrumento para atacar Ia pólvora y la bala, cuando se cargan los cañones.

cañón Atacador

Este zoquete tendrá el mismo largo que el de la Cuchara y su grueso, por la boca , será como el diámetro de la bala . El asta de madera tendrá las mismas proporciones que la de la Cuchara.

Lanada.-

La Lanada es igualmente un cilindro de madera, a que llaman “feminela”, montado en su asta, y cubierto con un trozo de piel de carnero, que tenga la lana de proporcionada longitud, porque cuando es con exceso larga, se apolilla y si es demasiado corta, no sirve para el intento, procurando que quede ajustada al ánima de la Pieza de Artillería. Sirve este instrumento para limpiar y refrescar el ánima del cañón antes de cargar y después de disparar.

cañón Lanada

Sacatrapos.-

El Sacatrapos es una especie de tornillo hueco, formado de una ó dos ramas o alambres de hierro, el qual se fija en la extremidad de un asta de madera por medio de un cubo. 

cañón Sacatrapos

Sirve para sacar los tacos , los cartuchos y los extremos de estos, que muchas veces suelen quedarse en el fondo del ánima, y cuando se dispara mucho, pueden acumularse tantos, que impidan llegue hasta el fogón el cartucho que de nuevo se carga en la Pieza. Esto  podrá suplirse montando en la cabeza de la feminela un pequeño sacatrapos de resorte.

Rascador.-

El Rascador se compone de dos barretas de hierro, en cuya extremidad tiene cada una un semicírculo del mismo metal, perpendicular á las mismas barretas, con sus cantos acerados. Este instrumento se fija por medio de su cubo en un asta de madera, como el Sacatrapos.

cañón Rascador

Su uso es para quitar las costras que cría el hierro por su naturaleza en el ánima de la Pieza, a cuyo efecto se separan las barretas más o menos, por medio de una cuña que se coloca entre ellas. El diámetro del Rascador será el mismo que él de la bala.

MECANISMOS DE IGNICIÓN DE LOS CAÑONES.-

Botafuego.-

Consistente en un asta de madera o hierro que sostiene una larga mecha lenta encendida en un extremo que terminaba en una ranura, por la que pasaba la mecha y se aplicaba al oído del cañón, que estaba lleno de pólvora fina suelta. Esto era peligroso e imposibilitaba disparar con precisión porque se corría el riesgo de que se apagara por diferentes causas desde un barco en movimiento, ya que se debía disparar el cañón desde sus lados para evitar su retroceso y había una considerable demora entre el acercamiento del botafuego y el disparo del cañón, con la imprecisión y problemas que podía acarrear esto en pleno combate. Existía un modelo anterior como modelo original, y ya sobre 1756 y el más conocido como se ve en la figura de abajo.

cañón botafuego

Llave de cañón, fuego o de artillería.-

Una llave de cañón era una llave de chispa que disparaba un cañón. Fueron una importante innovación en la artillería naval, siendo empleadas por vez primera por la Royal Navy en 1745. Su empleo se extendió lentamente, ya que no podían adaptarse a viejos cañones. La llave de cañón era accionada al jalar un tirafrictor (cuerda o acollador).

cañón llave-artilleria

 

https://www.todoababor.es/historia/canon-recamarado-artilleria-navio-soberano/

El Condestable podía estar detrás del cañón, a resguardo del alcance de su retroceso y apuntarlo, disparándolo cuando el balanceo del barco alineaba el cañón con el barco enemigo. La recarga del cañón era más rápida y segura, ya que la llave de cañón no usaba pólvora fina suelta. La carga propulsora era encendida por un canuto lleno de pólvora fina que era insertado en el oído del cañón durante la recarga y perforaba el saquete de la carga propulsora.

Tras la introducción de las llaves de cañón, los botafuegos fueron conservados solamente como apoyo para disparar los cañones.  Este sistema precedió al botafuego.

En nuestra Armada se ideó una llave que parecía aventajarse a la que utilizaban otras marinas extranjeras, por lo que fueron aceptadas y aprobadas para que se generalizase su uso en los buques. Hasta finales de 1804  no se ordenó su construcción y en cantidades masivas, pero no dio tiempo a hacer tal cantidad de llaves necesarias para armar tantos buques en tan poco tiempo para la flota que participó en la Batalla del cabo Finisterre en 1805 y sólo pudieron prepararse varios navíos con este tipo de llave.

cañón llave-artilleria-1804

El resto de la flota tuvo que llevar llaves de pistola o fusil montadas sobre tacos de madera,  pero incluso así con estos tipos de llaves eran preferibles a tener que disparar mediante el botafuego.

cañón llave-artilleria-canon-naval

OTROS INSTRUMENTOS O HERRAMIENTAS QUE SE UTILIZABAN A BORDO DE LOS BUQUES:

Maquina llamada “Gato”.-

Era frecuente en el servicio de la Artillería, principalmente a bordo, el uso de una máquina llamada Gato, con que se suspende el Cañón, o solo, o montado en su Cureña.

El Gato  es una máquina, que se compone de una rueda A , y dos piñones B y C, uno de estos se mueve por medio de la manivela D, y sus dientes se engranan en los de la rueda A , que tiene igualmente su piñón C concéntrico a ella. Los dientes de este segundo piñón entran en los de una barra E F que por este medio se levanta  perpendicularmente, suspendiendo consigo el peso que se le aplica en uno de sus extremos  á cuyo efecto, la parte superior F forma un rebaje o mortaja, y en la inferior E está doblada para presentar semejante figura que la antecedente, y en estos sitios, se aplican los cuerpos que se pretenden suspender.

cañón Gato

Esta máquina,  así dispuesta, se encierra en una excavación o rebaje que a este propósito se hace en el grueso de un tablón de la figura de la derecha, cubriendo con planchas de hierro sus extremos, y la  parte donde corresponde la rueda de la máquina. En la plancha superior se hace una abertura, por donde sale libremente la barra, y la manivela D corresponde por detrás del armazón.

Artilugios para el reconocimiento del ánima:

cañón Anima

Las figuras 62 y 63  de la figura superior son crucetas para la comprobación del cilindro del ánima.

Para reconocer si el ánima es cilíndrica en toda su extensión, se le introduce el  asta de madera de la fig. 64, en cuya extremidad está  fija perpendicularmente, por medio de un tornillo, a una Cruz o Estrella de hierro figs. 62 y 63), cuyo diámetro debe ajustarse cuanto sea posible con el calibre o diámetro del ánima.

Para reconocer el ánima se introducirán en el ánima una o dos Candelillas encendidas  puesta en un asta  fig. 65, para dar claridad de sus imperfecciones.

El reconocimiento de los escarabajos, se hace mejor con un instrumento llamado Gato. Este se compone de dos o más ramas ó varillas de acero con sus puntas hacia fuera. El Gato de solo dos puntas (fig. 66) tiene entre estas un resorte, que está del ánima, haciendo fuerza á una de las varillas para separarla de la otra. El que normalmente se utilizaba, se compone regularmente de 8 ramas o varillas de acero con sus puntas (fig. 67). Para entrar este  instrumento en el ánima de la Pieza, se introduce el hasta A por un anillo C, montado igualmente en su hasta B, por cuyo medio se unen las ramas, y tirando luego del asta del anillo, quedan las puntas en libertad, y por la elasticidad de las varillas hacen fuerza contra la superficie del ánima.

Conocido el sitio donde se halla el escarabajo, se pasa á examinar sus dimensiones por medio de otra especie de Gato llamado Sonda (fig, 68), el cual para este efecto , tiene una sola punta montada perpendicularmente en el extremo de un asta.

Para reconocer las desigualdades del ánima, tales como, los hoyos , resaltes, desconchaduras,  así como otros defectos semejantes que pudiera tener el ánima, se hará uso de un instrumento llamado Topo que se reduce a una regla AB fig. 71, cuyo largo  es poco más que él del ánima de la Pieza y su ancho AC algo menos de medio calibre, en el canto superior tiene un rebaje o mortaja, en la cual entra libremente una barra de hierro del ancho de la mortaja, de igual grueso que su profundidad, y algo más larga que la regla, y el extremo DE forma una rosca o tornillo.

La Probeta.-

La Probeta es como especie de una pistola, con su llave y cazoleta, montada en una pequeña casa de madera, cuyo cañón A que es de hierro , y de una pulgada de largo, está situado verticalmente para recibir una corta porción de la pólvora que se debe probar. Este cañón está cubierto con una tapadera de hierro B, que proviene de una rueda C , situada verticalmente, y con su circunferencia en forma de dientes, á los que detiene un resorte D , que se halla al fin del armazón, o caja de la Probeta. Cuando se enciende el cebo, comunica el fuego al cañoncito A , y levantando la tapa B violentamente, hace correr a la rodaja G un cierto número de dientes , que son los grados por donde se conoce su potencia. Se utilizaban para probar las pólvoras

cañón Probeta

Este instrumento es muy falible para formar concepto de la verdadera potencia de la pólvora , porque la rueda corre con más ó menos facilidad según las mudanzas del tiempo, y según se halla más o menos limpia, y más ó menos caliente, y además de esto, debe entenderse que esta prueba es referente á una misma Probeta.

TIPOS DE MASAS QUE DISPARABAN LOS CAÑONES:

Las masas que se disparan en la Marina con los Cañones , se reducen á tres especies , que son bala, palanqueta y metralla.

Bala.-

La bala es un globo macizo de hierro colado.

cañón Bala

Palanqueta.-

La palanqueta pueden ser: Española,  Francesa o Inglesa.

La palanqueta Española es una masa compuesta de dos balas colocadas en los extremos de una barra cuadrada de hierro batido.

cañón Palanqueta-española

La palanqueta Francesa tiene dos medias balas, en lugar de balas enteras.

cañón Palanqueta-francesa

La palanqueta Inglesa es una masa de hierro batido o colado, que puede considerarse compuesta de dos pirámides hexagonales truncadas iguales , y de un prisma también hexágono, que las une por sus bases menores. Las bases mayores de las pirámides no son unos hexágonos sino los círculos que las circunscriben.

cañón Palanqueta-inglesa

La metralla es un conjunto de balas pequeñas, arregladas unas sobre otras en un zoquete o platillo circular de madera o hierro alrededor de un arbolete de lo mismo, que se levanta perpendicularmente sobre el centro del platillo, y se sujetan por medio de un saquillo de lona.

cañón Metralla

ETIMOLOGÍA DE ARTILLERÍA

etimologia11
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ETIMOLOGÍA DE ARTILLERÍA:

INTRODUCCIÓN.-

ETIMOLOGÍA china

Saber con exactitud la época en que se puede hablar de la “Artillería”, si no somos capaces de definir exactamente este concepto, han sido muy diversas, algunos investigadores consideran a los antiguos chinos como los más viejos “artilleros”, otros colocan los principios de este arte en épocas más recientes. Si entendemos “artillería” como un simple lanzamiento de un proyectil, no habría más remedio que darle el título de primer “artillero”, al también primer hondero de los tiempos de Caín y Abel, teniendo en cuenta que el calificado arte balístico del presente tiene su origen en el lanzamiento de piedras. Su desarrollo no pudo seguir más camino que el perfeccionamiento de los equipos lanzadores, o de la fuerza impulsiva por una parte y por la otra el “proyectil”. La aplicación de la fuerza centrífuga de la honda, de la fuerza de tensión de las cuerdas retorcidas, de la fuerza elástica de las maderas y metales y de la fuerza de gravedad, son los hitos que señalan las distintas etapas de la evolución de la artillería.

Los chinos poseían ya armas de fuego, mucho antes que la era cristiana, y también se tiene conocimiento del denominado “fuego griego”, en la época de las guerras persas. Aunque de las descripciones que se tienen constancia, son más bien pirotécnicas que balísticas, dando más importancia al efecto incendiario que al lanzamiento.

ETIMOLOGÍA Berthold-Schwarz

El proyectil al igual que el aparato lanzador, experimentaron una gran evolución que parte de la piedra, la flecha y la lanza, pasando por la bala, hasta llegar a obtenerse su forma actual. Pero la invención de la pólvora que según se cree fue en el siglo XIII y otros en el siglo XIV a Berthold Schwarz, pudo dar a las armas el florecimiento que nos hace hablar de la “artillería” en su sentido actual. Al llegarse al conocimiento de la fuerza impulsiva de la pólvora, se empezó a utilizar esta para arrojar proyectiles macizos; la pólvora metida dentro de un bote e inflamada en él, lanzaba la piedra puesta encima de la boca de éste. Más tarde por cortos tubos llamados “bumhart” en alemán y “canna” en italiano, añadidos a los botes, resultaron las bombardas y los cañones.

Debido al efecto reciproco de la invención, tanto de armas cada vez más poderosas, como medios de defensa, la evolución de la pieza de pólvora tuvo que pasar por distintas fases en el transcurso del tiempo. Habiendo noticias de culebrinas, mosquetes y piezas gruesas, de las serpentinas y pedreros de los esfuerzos para aumentar su velocidad de tiro mediante cañones dobles y múltiples, es decir, por medio de los denominados “órganos” y piezas semejantes.

ETIMOLOGÍA.-

La voz “artillería”, común hoy a todos los idiomas de los pueblos civilizados, surge por primera vez en el siglo XVII, siendo muy discutido su origen. Es probable que las formas medievales “Arkeley”, “Arkoley”, “Archeley”, que ya antes de la invención de la pólvora eran conocidas como términos que designaban toda la maquinaria de guerra, se deriven “arcus” (arco) y “telum” (proyectil).

Pero es menos verosímil que las posteriores como “Artollerei”, “Artellarey”, “Artelerei” y “Artillerie” representan la evolución ulterior de los términos anteriores y tampoco parece muy acertado el relacionar las formas más moderna con las expresiones latinas “ars Tollendi”, “ars” y “tirare”, que pueden traducirse, aproximadamente, como arte de lanzar o tirar.

ETIMOLOGÍA niccolo-tartaglia
Niccolo Tartaglia

Se cree que es más acertado poner la palabra “artillería”, se derive de la voz “artiller” o “attillement”, del francés antiguo, que significa “equipar” o “equipo” y de la palabra “atellier” que significa “arreglar”, que tiene su origen en la provenzal “artilha” (obra de fortificación). Desde el siglo XIII un “artillier” refirió a un constructor de cualquier equipo de la guerra, y durante los siguientes 250 años, el sentido de la palabra «artillería» abarcaba todas las formas de armas de guerra. Por lo tanto el nombramiento de la Honorable Compañía de Artillería una unidad esencialmente de infantería hasta el siglo XIX. Otra sugerencia es que viene del italiano Arte de “tirare” acuñado por uno de los primeros teóricos sobre el uso de la artillería, Niccolo Tartaglia.

Las derivaciones del “artilla” español (diminutivo de arte) y del “ars” latino y su forma diminutiva “articula” son poco persuasivas, aunque tengan cierta afinidad con el “artiller” francés, voz que tiene las mayores probabilidades de ser la primitiva.

Entre las más destacadas de estas posibles explicaciones, se cuenta aquella que atribuye la palabra a la obra de un fraile llamado Juan Tillery, y que con el transcurso del tiempo, el «arte de Tillery», se habría transformado, en la expresión «artillería». Otra hipótesis, sostiene que específicamente, el término «artillero», era utilizado para designar a aquella persona que «artillaba» o «armaba» un castillo o fortaleza, basándose en una antigua ordenanza del Rey Eduardo II de Inglaterra, la cual decía: Item, ordinatum est quod sit unus Artillator, qui faciat balistas, carellos, arcos, sagittas, lanceas, spículas et alia necesaria pro garnizionibus castrorum, que traducido al castellano significa lo siguiente: Otrosí, estatuye que un solo artillero (maestre de la artillería) se encargue de la construcción de balistas, cuadriellos, arcos, flechas, lanzas, dardos y otras armas para abastecer al ejército.

Yanguas en su Diccionario de antigüedades de Navarra, Tomo I, apoyándose en documentos, demuestra que hacia 1329 la voz artillería era genérica, no solo de armas o máquinas, sino de artefactos civiles.

Textualmente dice así: 

ARTILLERÍA. Llamávase así, por los años de 1329, lo perteneciente á toda arma, aunque no fuese de fuego, y tambien los artefactos ú obras mecánicas. El señor del castillo de Agramont, haciendo homenage por él al rey de Navarra, decia que entregaria el castillo con todas sus guarniciones, armaduras, artillerias é vituallas, todas las veces que fuese requerido: caj. 9, n. 53. En 1355 el infante D. Luis, gobernador de Navarra, mandaba guarnecer los castillos, de la parte de Tudela, con ballestas, artillerias y otras armas necesarias. En 1360 decia el rey D. Cárlos, 2.º que, necesitando de la fabricacion de saetas, habia hecho venir á Miguel Perez de Badostain, para que trabajase en la dicha artillería : caj. 14, n. 73. En 1367, el moro Leot Audali era maestro de las guarniciones de artillería de los castillos del rey, y este mandaba que continuadamente fuese á ver. e visitar las ballestas de sus castillos, é que las reparase de lo necesario: caj. 22, n. 13. En 1369 mandaba el rey pagar 746 libras gastadas con los armeros que el infante D. Luis hizo venir, desde Burdeos á Olite, para fabricar armas: caj, 25, n. 21. En 1412 Semeno Chabarri, vecino de Estella, vendió al rey D. Cárlos 3.º unas ruedas farineras (molinos) con toda la artillería, y cosas necesarias á ellas, en el rio Egua: caj. 100, n. 35. La artillería de fuego, ó cañones, no se usó en Navarra – hasta los años 1378: en este tiempo mandaba el rey D. Cárlos 2.º que se pagasen á la villa de Olite 100 florines por un cañon de los tres que había mandado poner para guarnecer dicho pueblo: caj. 35, n. 29. – Tambien mandaba dar á la villa de Falces 80 florines para comprar ballestas y cañones: caj.35, n. 50. Que no se precisase á la villa de Losarcos á pagar los cuarteles que debia porque, con su importe, estaba encargada de poner un cañon. Que se entregasen 70 florines para comprar un cañon y colocarlo en el castillo de Caparroso: 74 florines para poner otro en Puente la Reina; y 100 florines para otro cañon que deberia colocarse en San Vicente de la Sonsierra: caj. 35, n. 41, 57, 63 y 67. La pólvora para los ca ñones se traia de Bayona: caj.36, n. 22. En 1379 – mandó el rey que se pagasen 80 florines por un cañon que compró el maestro de su moneda en Pamplona, echant (que cargaba) trece libras de piedra. Que se pagase tambien lo gastado en las planchas, cubillas y ligament para el cañon y para cuatro cañones y doce plomadores de ferro que fizo facer en Tudela. Otro cañon pequeño costó 50 florines echant 7 libras de piedra: á dos canteros se les pagó por labrar las piedras, ó pelotas para los cañones, 5 sueldos y 6 dineros por dia á cada uno: se ocuparon 32 dias y labraron 300 piedras: caj. 39, n. 25. En el mismo año mandó pagar el rey 40 florines de oro á Machin el ferrero por dos cañones tomados de el y enviados á la villa de Laguardia. Al concejo de este pueblo se le pagaron 30 libras para ayuda de la compra de un quintal de polvos de canones, para contrarrestar á sus enemigos. Se compraron tambien dos quintales de sal nitre y un quintal, y arroba y media de azufre, en Barcelona, con otros polcos de caínon para la guarni cion de Pamplona y para los cañones del castillo de Monreal. La villa de Estella hizo fabricar varios caño nes para su defensa y por este servicio, y otros, la libertó el rey de peages, leztas, pontages, pesos, barrages y barcages. Los vecinos de Artajona hicieron fabricar, tambien, dos cañones, que costaron 430 florines cada uno. El rey D. Cárlos 2.º, en consideracion á los buenos servicios hechos por Perrin de Bordeaus maestro de facer cainones, con especialidad en la guerra que habia tenido con el rey de Castilla, en la cual voluntariamente vino al reino desde su tierra por servirle, é hizo muchos cañones con los cuales se de fendieron los pueblos, le asignó en 1379, 25 cahices de trigo y 30 libras anuales, por el tiempo de su voluntad para que se quedase en el reino é hiciese cañones: caj 39, n. 22, 36 y 37: caj. 40, n. 12 y 46. Cuando Juan de Bearn, capitan de Lorda, tomó posesion del castillo de Caparroso en 21 de setiembre de 1386 consta que habia, entre otras armas, dos arcaces (arcas) plenos, el uno de artillería gruesa y el otro de menuda: una ballesta de trueno y un gran cañon: caj. 53, n. 6. En 1393 el rey D. Cárlos 3.º envió á la guarnicion de Cherebourg, en Normandía, siete cañones y un costal de azufre y carbon, tres costales de salinitres, 177 ballestas, y artillería de saetas, cinco arcaces, 180 paveses, cintos para armar las ballestas, dos cargas de dardos y otras cosas: caj. 66, n. 15. En 1396 se fabricaba salitre en Tudela: el rey mandó pagar 41 libras 49 sueldos y 6 dineros por 48 docenas y 7 libras de salnitre, hecho en Tudela, para enviar al castillo de Cherebourg; caj. 72, n. 3. Los arcos de ballesta solian fabricarse con el tejo que se criaba en los montes de Amescoa y Burunda: caj. 74, n. 43. Parece que el príncipe D. Cárlos de Viana hizo uso de la artillería de campaña en 1456, en que mandaba pagar el sebo por untar los carros que llevaban la artillería, al tiempo que Nos (decia) salimos sobre los campos: caj. 157, n. 44.

En todas las épocas, el inventor de una maquina o de un aparato ha sido también, en la mayoría de los casos, su primer constructor y el primer maestro en su manejo. Los armeros fueron inventores, constructores de cañones, pirotécnicos y tiradores, a la vez que formaban con sus oficiales un gremio secreto. El que necesitaba cañones debía valerse de sus servicios.

En el siglo XVI es cuando se produce, por primera vez, una subdivisión. Los príncipes y ciudades sostienen su propia artillería, con fundiciones, molinos de pólvora y arsenales propios. El armero “maestro de arcoli” es consejero técnico e inspector de artillería al mismo tiempo. El servicio de las piezas está a cargo de los arcabuceros y de sus mozos.

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