La artillería naval es el conjunto de armas de guerra de un buque pensadas para disparar a largas distancias empleando una carga explosiva impulsora.
TRATADO DE ARTILLERÍA DE MARINA POR DON FRANCISCO CISCAR, BRIGADIER DE LA REAL ARMADA, EDITADO EN 1.829.
INTRODUCCIÓN.-
Apenas hay autor de Artillería que en la introducción a su obra no trate de la invención de la pólvora, y de la determinada época en que se comenzó a hacer uso de los cañones en las acciones de guerra. Esto se reduce a que por los años de 1.350 un religioso de la Orden de San Francisco, llamado Berthold Schwartz, de nación alemana, machacando dos mixtos en un mortero, notó con pasmo la repentina inflamación de la mixtura y su fuerte explosión.
También advierten que este descubrimiento se debe a principios de siglo XIII a otro religioso franciscano inglés Rogero Bacon. Y el Sr. De Montucla supone que la pólvora y su modo de obrar fue conocido de cierto autor griego de nombre Marco, que lo describe en una obra titulada “DE COMPOSITIONE IGNIUM”. En las Memorias de la Real Academia de la Historia: 1805 (XXXVIII, [2], 63, VIII, 85, 84, 34, 73 p.): Volumen 4. dice: «Algunos autores creen que la pólvora es mas antigua, y que lo que Rogero Bacon refiere de ella lo tomó de un griego anterior llamado Marco, autor de una obra intitulada de Compositione ignium. En efecto, en ninguna parte se puede hallar, dice el señor de Montucla, una descripción mas circunstanciada de la pólvora, que en la obra del citado griego: en ella se encuentra señalada, con la misma exáctitud que en nuestras recetas, la dosis de cada uno de los ingredientes de que se compone la pólvora, con la qual fabricaban entonces voladores y petardos; cuya descripcion se encuentra tambien en la expresada obra con una claridad que no dexa duda. La noticia de esta obra, de su autor y del que la poseia en manuscrito, la anunció al público el señor de Plot, en el nuevo suplemento al diccionario de Bayle; pero mientras no consten con evidencia las circunstancias del expresado manuscrito, las de su autor, la edad en que escribió, y el tiempo á que se debe referir el uso de la pólvora en los voladores y petardos que describe, parece que no hay fundamento decisivo para despojará los árabes de la preferencia y primacía en el uso, y, conocimiento de la pólvora, de que hacen repetida mencion en sus historias: lo que se aclarará é ilustrará enteramente, luego que se dé á la prensa el segundo tomo de la Biblioteca Arabigo-Española, donde se debe publicar un tratado sobre la antigüedad, y uso de la Artillería y pólvora entre los árabes, que existe manuscrito en la librería del Escorial». D. Vicente de los Ríos dice que no consta el año de publicación de la citada obra de Marco, y por lo mismo queda en duda si sus conocimientos fueron anteriores o posteriores a los de los religiosos franciscanos antes citados.
En cuanto al uso de la Artillería afirma Diego Ufano en su Tratado de Artillería, que se empleó por primera vez en el año 1.366, en una guerra entre genoveses y venecianos en el sitio de Claudia Fosa, que los venecianos trataban de reconquistar, y los alemanes prestaron dos cañones en el acto del sitio. El transcurso de solo dieciséis (16) años desde la invención de la pólvora por el alemán Bertoldo Schwartz, y su aplicación a la Artillería por personas de su misma nación, hace muy verosímil esta opinión de Ufano. Otros no obstante aseguran que en el año 1.312 Albaluadid, Rey moro de Granad, llevó ya Artillería al sitio de Baza, y que según Zurita en sus Anales de Aragón, también el Rey de Granada condujo cañones para sitiar a Alicante en 1.331, y que los moros de España defendieron con Artillería la plaza de Algeciras, sitiándola el Rey D. Alfonso Onceno en 1.343.
Con estas noticias anteriores del uso de la Artillería entre los árabes españoles, que se leen en Zurita y el Padre Mariana, célebres historiadores españoles, no han dudado en opinar que la pólvora y su uso, con aplicación a la Artillería, tuvieron lugar entre los árabes, muchos años antes que aquellos en que florecieron los religiosos franciscanos.
El Sr. Montucla que cita la obra del griego Marco acerca de la “COMPOSICIÓN DE LOS FUEGOS” (“DE COMPOSITIONE IGNIUM”), llama la atención de cualquier persona versada en Historia antigua y de la Edad media, que pueda hablar del prodigioso fuego griego, que para lanzarlo a tal distancia, se valían de tubos o cañones arrojándolos a soplos o mediante aire empujado. Con este fuego incendiaron los griegos una numerosa flota de los árabes, cuya quema frustró los esfuerzos de estos conquistadores del mundo entonces conocido en aquella parte del Imperio romano de oriente, y prolongó dilatados años en Constantinopla el cetro de los sucesores de Constantino su fundador. Consecuentemente pudo muy bien pasar a manos árabes, este fuego griego, averiguada ya su composición, debiendo su origen al mixto de la pólvora.
En orden a su antiguo uso entre los chinos son de parecer también los más de los autores que asciende a la más remota antigüedad. Refiriéndose Diego Ufano en su Tratado de Artillería a una relación de fray Andrés de Aguirre, Provincial de los Agustinos en las Islas Filipinas, dice que la invención de la pólvora y uso de la artillería tuvieron principio en el Imperio Chino, por los años ochenta y cinco (85) de nuestra Era cristiana, habiendo sido su inventor el Emperador o Rey Vitey, quien primero la empleó contra los tártaros y en la conquista de las Indias Orientales. Para recurrir Ufano a esto, de que siendo tan antiguo el uso de la Artillería entre los chinos no hubiesen tenido conocimiento alguno, sus vecinos en toda Asia, África y Europa, acude a la ley gubernativa del Emperador o Rey Tesineson, en la que prohibió, bajo pena de la vida y confiscación de bienes, que dejaran su patria, y menos aun poner los pies en los Reinos y Provincias circunvecinas.
El alto grado de crédito que da el agustino fray Andrés de Aguirre, de la perfección a que han llevado los chinos la Pirotecnia para la vistosa formación de fuegos artificiales, puede considerarse respecto a las demás operaciones que se hacen con la pólvora y artillería, concluyendo con el alto grado de perfección en que están siglos en la China los fuegos de artificio, la antigüedad que tendrá en aquel Imperio el uso de la pólvora y de la artillería.
Como quiera sea de la época de la invención de la pólvora y artillería, lo cierto es que de varios siglos a esta parte son las armas de fuego, y con especialidad los cañones y morteros, los instrumentos principales que deciden la suerte de la guerra; y por eso acostumbraban con razón varios fundidores poner en el cuerpo exterior de tales piezas, además de las armas Reales el mote de la última razón o alegato de los Reyes, y también el de Rayos de los Reyes ofendidos.